Pikmin 3, Impresiones E3

Era una promesa y Shigeru Miyamoto no tardó en cumplir su palabra, esta vez sí. Después de muchos años preguntando por él y obtener el clásico “estamos en ello, paciencia”, la conferencia arrancó de lleno mostrando la que será la tercera entrega de los entrañables Pikmin. Curiosamente, vuelven los Pikmins, pero no Olimar, cuya ausencia es un misterio que seguramente estará ligado a la historia del juego. En su lugar tenemos lo que parece una familia de cuatro, que es también el máximo número de jugadores que podrán participar en los modos multijugador de esta nueva aventura que, por lo visto, apuesta por el “más y mejor” para dar sentido a su oferta.

Lo primero que destacaba del trailer de presentación es el estilo gráfico. El movimiento del agua, la belleza de los paisajes, la suavidad de los entornos... Pikmin siempre ha sido un juego que ha destacado por su entornos naturales, dominado por esa idea inicial de crear un mundo gigantesco a partir del jardín de una casa, un espíritu que se mantiene intacto en esta entrega. Pero, en pleno debate sobre la potencia y las supuestas características técnicas de Wii U, lo que resulta indiscutible es que Pikmin 3 es un juego muy agradable a la vista por los primeros minutos que hemos podido disfrutarlo. La alta resolución le sienta bien, el detalle extra en elementos como el agua o los diferentes elementos del escenario resultan convincentes y refuerzan el buscado realismo, sólo roto por los chillones colores e irreales formas de los pequeños Pikmin, que destacan más que nunca en este escenario. Ponerse a calibrar si es técnicamente más o menos avanzado es, por un lado, precipitado y por otro innecesario, lo que muestra Pikmin 3 parece en perfecta sintonía con el estilo que se busca.

En lo que es el juego en si, realmente parece que en lo esencial Pikmin sigue siendo Pikmin, aunque se va a tratar de dar más contenido a todo lo que envuelve al juego, más jugadores, más modos de juego y más posibilidades de extender un núcleo jugable que por otro lado permanece muy similar a los orígenes. La idea sigue siendo la misma, un capitán que lidera una horda de Pikmins que pueden ser dirigidos a voluntad y que harán acciones según el contexto -si se mandan a un enemigo, pelearán hasta la muerte, si se mandan hacia un objeto, tratarán de recogerlo si tienen la suficiente fuerza...-. La mayor novedad que se puede apreciar en el diseño básico es la inclusión de un nuevo tipo de Pikmin: el Pikmin Roca, una auténtica piedra andante con una superficie muy dura que puede usarse para romper estructuras sólidas, aunque tiene otros usos menos obvios.

Con un total de seis nuevos tipos de puzles, uno de los objetivos es aumentar la variedad de retos y alternativas a la hora de recorrer los escenarios, en parte para responder a la mayo variedad de modos de juego y a la inclusión de dos potenciales jugadores originales. Los pikmins originales pueden hacer las mismas funciones de antaño, pero han aumentado su gama de habilidades en la medida que ha aumentado el tipo de obstáculo y enemigos presentes en el juego. Los escenarios parecen más complejos e intrincados de lo que eran antes y se pueden ver nuevas ideas aplicadas tanto a puzles como a enemigos -en la demostración jugable se podía ver un monstruo gigante acorazado, para el que era imprescindible usar el Pikmin Roca para romper sus defensas antes de poder abordarlo con el resto de tu “ejército”.

La demo presente en el stand de Nintendo también ilustraba la clase de ideas que se quieren desarrollar en esta tercera entrega, con gran importancia en el aspecto cooperativo/competitivo que tanta importancia va a tener en Wii U. El modo de juego demostrado era una especie de competición a ver quién conseguía recoger más fruta, en la que cada pieza tenía cierto valor, desde las más básicas hasta las más raras. Los jugadores luchaban para conseguir llegar antes que los demás y acumular más puntos con un tiempo límite. También se han visto pequeñas muestras de cómo pueden funcionar modos más colaborativos, ya que entre los capitanes es posible ayudarse lanzando al compañero a zonas inaccesibles de otro modo.

Nintendo ha prometido una buena variedad de modos de juegos, lo que será clave para ver hasta qué punto consigue el estudio estirar y revitalizar la fórmula original -aunque en honor a la verdad, muy gastada no está-. El juego es compatible tanto con el Wiimote Plus, con un sistema parecido a las versiones Wii de Pikmin, como con el mando-tableta de Wii U, en el que la pantalla se utiliza como un mapa de la zona. Por encima de todo, es Pikmin, con su simpatía, su personalidad y su original mecánica de juego. La fórmula todavía puede dar mucho juego, especialmente si Nintendo se muestra inspirada a la hora de crear una buena campaña y la acompaña de modos de jugadores interesantes y divertidos. Es un juego ideal para estrenar Wii U y para demostrar la nueva filosofía hacía lo online y social que Nintendo parece querer abrazar, así que una gran oportunidad para consolidar definitivamente la serie después de su particular travesía por el desierto.