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Dynasty Warriors 7

Dynasty Warriors 7

Guerra total en China, una vez más...

Tecmo Koei está que no para y tras Trinity Souls of Zill O'll y Warrios: Legend of Troy, golpea por tercera vez con la saga que inspiró los anteriores: Dynasty Warriors. Esta séptima entrega nos devuelve a una China legendaria donde los señores de la guerra luchan para infundir el caos, expandir su territorio o, más noblemente, buscar la paz. Cuatro historias llenas de héroes, pérfidos antagonistas y sobre todo millones de soldados que prestarán su vida en la tarea de engrandecer nuestro contador de muertes.

Actualizado a

La saga por excelencia de Tecmo Koei continúa expandiéndose con la séptima entrega de Dynasty Warriors. Su peculiar fórmula que nos pone en la piel de guerreros extremadamente poderosos frente a hordas de enemigos sigue intacta, con todo lo que ello implica. Contenido ingente a lo largo de su larga campaña y multitud de personajes forman esta obra coral, quizá más que en anteriores juegos. Señores de la guerra dispuestos a defender sus territorios y conquistar regiones vecinas se enfrentan entre sí para deleite de los seguidores de la serie... y tedio de los que terminen cansándose de más de lo mismo. En definitiva, un Dynasty Warriors más, con los pros y los contras habituales.

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Esta vez el modo historia ha cambiado ligeramente frente a lo que ya estamos acostumbrados. En este caso nos encontramos con cuatro hilos argumentales que se sitúan en los reinos de Shu, Wu, Wei y Jin. Este último, según nos recomiendan los desarrolladores antes de iniciarlo, es mejor comenzarlo una vez hemos acabado con las otras tres líneas. Todos tienen en común tanto el espacio temporal como físico donde tienen lugar, con lo que diversos personajes secundarios cruzan las cuatro campañas a medida que recorremos la región que otrora estuviera dominada por el imperio Han. Dada la debilidad del emperador, que no es capaz de hacer frente a las revueltas, distintas dinastías intentan ganarse su favor y hacerse poderosas bajo su amparo.

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De nuevo nos situamos en la antigua China, en el periodo comprendido entre la caída del imperio Han y el surgimiento de los tres reinos, teniendo lugar la llegada de un nuevo poder, los Jin. Las cuatro campañas se dividen en capítulos y en cada una tomamos el rol de uno de los personajes de esa dinastía. El resto son controlados por la IA y resultan en aliados nuestros que, si bien no tienen la misma potencia de ataque que nosotros en esos momentos para darnos el papel protagonista en la batalla, sí que pueden resultar de cierta ayuda. Del mismo modo, en el bando opuesto hay igualmente guerreros destacados que dirigen numerosas tropas.

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Como es habitual, son precisamente esos generales y comandantes los únicos que pueden darnos algo de trabajo, ya que el resto de soldados menores apenas están ahí para que los liquidemos con sencillez y aumentemos nuestra puntuación. La mecánica es la conocida, es decir: entramos a un campo de batalla abierto y se nos van presentando objetivos que, generalmente, consisten en ir a un determinado punto del escenario y acabar con los enemigos que allí se encuentran. Mientras se desarrolla el combate pueden suceder eventos que nos hagan cambiar nuestro foco y, por ejemplo, obligarnos a regresar a la base a protegerla, pero al fin y al cabo sigue siendo lo mismo, ir a un cierto lugar y terminar con los oponentes que nos encontremos en él.

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Ese toque de estrategia que en parte demostraban los "Empires" no está presente aquí. Lo más que debemos de preocuparnos es que nuestros aliados no sean vencidos, de forma que seremos alertados cuando alguno de ellos esté en peligro. El minimapa en este caso es fundamental para desplazarnos rápido de un punto a otro y reconocer mediante indicadores dónde se espera que vayamos. Por otro lado, pese a que los escenarios normalmente nos permiten movernos con cierta libertad, lo cierto es que el desarrollo de las partidas es bastante lineal y muy delimitadas en cuanto a cuál es el camino a seguir en cada momento. Incluso nos toparemos con puertas que no se abrirán hasta que hayamos cumplido el objetivo en esa zona.

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El único aporte de variedad vendrá dado por el uso de armas de asedio como ballestas o catapultas. Primero deberemos hacernos con ellas y posteriormente utilizarlas para abrirnos camino o acabar con el enemigo. No es que realmente den mucho de sí, pues su uso es extremadamente sencillo y apenas nos dan margen para emplearlas imaginativamente. Por lo demás, estamos ante el mismo problema de siempre de los Dynasty Warriors. Todos los niveles son exactamente iguales entre sí, salvo por su morfología y si no logramos que nos enganche desde el principio, resulta demasiado pesado el llegar hasta el final sin demasiada recompensa por el esfuerzo.

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El sistema de combate no presenta ninguna sorpresa. Seguimos teniendo dos botones, uno para ataques débiles y otro para ataques fuertes. Por lo general el primero inicia los combos, que pueden desembocar en un "ataque brutal" si empleamos el segundo interrumpiendo la serie de golpes flojos. Junto a esos están el botón de salto, que aunque tiene su cierta utilidad en el aspecto ofensivo, lo emplearemos más para escapar o esquivar y contraatacar. Finalmente, no puede faltar el Musou, una técnica especial que podemos activar al rellenar una barra de energía, lo que conseguimos terminando con multitud de enemigos.

El arsenal completo del juego es bastante impresionante e iréis descubriendo las diferentes armas poco a poco según progreséis. Cada personaje puede llevar dos en cada momento, que puede cambiar cuando guste simplemente accediendo al menú. Siempre hay una en concreto por la que siente especial aprecio, con lo que es más efectivo con ella. De hecho, con una cierta combinación de golpes realiza un ataque "EX" que si bien no llega al nivel de un Musou, resulta casi igual de letal y sin el coste de una barra de energía. Suele tener un determinado efecto dependiendo del personaje, como atacar a varios enemigos de una vez, continuar un combo por más tiempo, congelar a varios adversarios o dar un golpe más fuerte en un oponente en concreto en frente nuestro. No tiene sentido, por tanto, quitarle dicha arma al personaje, pero la segunda sí que tenemos la opción de elegir cuál nos interesa más. Un cierto número de estrellas nos indican cómo de a gusto se siente con ella, de forma que nos es fácil elegir.

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El maestro armero, que se encuentra en nuestro cuartel general al inicio de cada nivel, es el encargado de mejorar las armas que ya hemos encontrado y darles una mayor potencia de ataque a cambio de algo de dinero. Elegir una u otra no es trivial, ya que los combos cambian y el alcance o velocidad de las mismas también. Así, las hachas gemelas pueden infligir daño en un mayor rango pero al ser más pesadas resultan más lentas, como le sucede al garrote, mientras que las espadas gemelas son extremadamente rápidas a la par que más debiluchas. Igualmente, encontramos el arco para mantener una distancia de seguridad o incluso una flauta que aturde a los que están a nuestro alrededor.

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Cambiar de arma es en sí mismo un combo, con lo que es interesante hacerlo con cierta frecuencia, aunque la predilección será casi siempre la principal. Las armas cuentan, por otro lado, con tres ranuras para sellos, que son potenciadores de distintas habilidades como defensa, ataque, resistencia ante daño recibido o recolección de más puntos de habilidades. Estos, a su vez, los empleamos para desbloquear precisamente eso, habilidades, colocadas en forma de árbol, que nos alargan los combos, nos dan mayor potencia de ataque, un alcance incrementado o una barra extra para el Musou, ciertamente útil.

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Sumado a todo esto están los potenciadores que los enemigos dejarán caer al ser derrotados. Los mismos, como podéis imaginar, incrementan los factores mencionados: ataque, defensa y velocidad. Sólo están activos durante un tiempo limitado y podremos verlo fácilmente tanto por un icono encima de la barra de vida como en el propio personaje. Otros objetos que hallaremos desperdigados nos servirán para rellenar una barra de Musou instantáneamente o subirnos un poco (o notablemente) el nivel de vida. Por cierto, si ésta desciende hasta niveles peligroso, tendremos una última oportunidad abusando de las técnicas Musou, pues mientras la barra de vida esté roja, la otra se irá rellenando sola automáticamente.

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Todo esto que os hemos comentado se muestra en los tutoriales, completos y casi imprescindibles para descubrir detalles como los ataques "EX". Lo malo es que al final casi todo se reduce a un machacabotones y no hay mucho que pensar salvo cubrirnos o esquivar y luego golpear. Los objetivos son prácticamente los mismos y apenas nos toparemos con algo mínimamente diferente, como tener que huir de un enemigo casi invencible, realizar una emboscada (que al final lo único que provoca es que los soldados del bando opuesto se queden paralizados unos segundos) o destruir unas vasijas que anulan poderes mágicos.

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No sólo contaremos con aliados humanos a nuestro lado, sino que nuestro fiel caballo nos seguirá casi a todas partes. Podremos llamarlo con un simple silbido, y montar en su grupa para esplazarnos a toda velocidad por el campo de batalla. Subidos en él el ataque Musuo se convierte en una embestida que se lleva por delante todo lo que encuentre y es relativamente fácil avanzar y atacar sin ser alcanzados. Eso sí, apenas tenemos opción de realizar combos de este modo, con lo que al final terminamos bajándonos si queremos acabar rápido con quien haya osado retarnos. Aun así es una herramienta a la que se le puede sacar un buen provecho.

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Aparte del modo historia, nos encontramos con uno más llamado Conquista. Comenzamos en un tablero lleno de casillas hexagonales, cada una de las cuales representa una misión. Algunas de ellas son ciudades de las que nos hemos de apoderar y de ahí el nombre del modo. Se ponen a nuestra disposición los personajes del modo historia para elegir y cambiar entre ellos cuando queramos. Además, podemos mejorar sus habilidades también aquí, conseguir sellos adicionales o desbloquear aún más armas, con lo que en ese sentido hay un aliciente que complementa la campaña.

La parte negativa es que los niveles al final no son más que lo visto una y otra vez en un Dynasty Warriors, ve de un lado a otro y acaba con todo lo que se te ponga por delante. Da igual que los disfracen de "batallas legendarias", que metan curiosidades como el "erudito" que nos hace preguntas sobre los tres reinos a cambio de recompensas, o que nos planteen que en ocasiones actuemos por dinero y otras por obtener nuevas armas. Es lo mismo de siempre. Sólo destaca el hecho de que hay opción para dos jugadores, tanto a pantalla partida como por Internet, con lo que el planteamiento varía tenuemente y se añade un nuevo Musou combinado.

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En el apartado visual seguimos estando ante un producto regular que, además, presenta fallos como la escasa distancia de visión que puede provocar que, de repente, aparezcan ante nosotros un centenar de soldados de la nada. Cuestiones como las texturas o las animaciones (tan repetitivas o más como la jugabilidad) parecen herederas directas de la anterior generación, y otros elementos como la iluminación o los modelados cumplen sin brillo alguno. Lo único quizá reseñable en sentido positivo son las numerosas cinemáticas, que sí se han cuidado y hasta nos ofrecerán, aparte de largos diálogos, alguno cara a cara entretenido.

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Quizá sin que sirva de precedente, por esta vez no nos tocará tragarnos el juego íntegramente en inglés, sino que como consuelo tendremos subtítulos en español. En realidad, todo el texto está traducido a nuestro idioma y con un nivel convincente. Por otro lado, los puristas no deberían enarbolar la bandera de que la versión original es la mejor, pues los actores sobreactúan y hacen una representación demasiado encorsetada de su personaje. Eso sí, le ponen interés y la historia resulta suficientemente entretenida.

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6.5

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.