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Call of Duty: Modern Warfare Reflex

Call of Duty: Modern Warfare Reflex

  • PlataformaWii9
  • GéneroAcción
  • DesarrolladorInfinity Ward
  • Lanzamiento10/11/2009
  • TextoEspañol
  • VocesEspañol
  • EditorActivision

War is Over

La guerra del futuro daba comienzo hace dos años en uno de los lanzamientos que han cambiado por y para siempre la forma de comprender los videojuegos. Fue considerado uno de los iconos de la nueva generación por su puesta en escena, amén de contar con un motor gráfico que pocos habían logrado en los últimos tiempos. Hoy, más de 600 días después, aparece el homónimo de Wii para demostrar que Infinity Ward se equivocó al no contar con la consola de Nintendo para expandir aún más la leyenda del Modern Warfare original.

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Los tapados, las grandes sorpresas que hemos disfrutado en esta generación cuentan en su gran mayoría con un denominador común: han venido acompañadas de otro gran lanzamiento, una aparición estelar que eclipsa su calidad. Pocas veces se vio tan claro como en el caso de Modern Warfare en Wii, dos años después de la aparición del original en X360, PS3 y PC, convirtiéndose en el juego del año para una docena de publicaciones, así como en el título más jugado a través de Internet por miles de aficionados. Todavía hoy cuenta con una comunidad que ya quisieran otros FPS para sí, algo que, a juzgar por la ingente cantidad de videojuegos destinados a explotar la vertiente Online, es seña de un mérito doblemente aplaudible.

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Su anuncio en Wii fue tomado (como veíamos esta misma semana en otro caso reciente) como una burla para los usuarios de la consola, una tomadura de pelo imposible de justificar, ahora que ha pasado tanto tiempo echando en falta este gran título en el catálogo de Wii. Con World at War ofreciendo un resultado bastante aceptable, nadie entendía qué interés podía tener Treyarch o Infinity Ward (un pequeño grupo desarrollador encargado de llevar a buen puerto esta tarea) en volver a trabajar con este producto cuando su continuación es en estos momentos uno de los juegos más deseados de la industria. No importaba la calidad que supuestamente iba a aportar o lo bien que adaptasen el sistema de control, puntos en los que se incidió durante la presentación; sencillamente parecía una tomadura de pelo que no sentó bien entre los aficionados.

Son los inconvenientes del hype: unas veces sirve para incrementar el deseo de adquirir un juego, mientras que otras se consigue todo lo contrario. Ha pasado con algunos videojuegos de reciente aparición en el mercado y este Modern Warfare parece estar llamado a seguir la tradición, aunque lo hará como uno de los grandes tapados de la temporada. Ante la enorme sorpresa que se produce cuando introducimos el DVD por primera vez en la consola y, sin saber muy bien qué vamos a encontrar, observamos cómo técnicamente se ha logrado uno de los mejores motores gráficos que hemos tenido oportunidad de conocer en Wii, todavía atónitos ante la inexplicable falta de apoyo publicitario que ha acusado Modern Warfare en esta consola desde que fuese anunciado por primera vez.

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De vuelta a la guerra
Los propios lectores son los que se encargan de dictar sentencia en casos como estos, en los que asistimos a un despliegue tan notable de calidad, de potencia técnica en una consola que ha recibido innumerables críticas precisamente por este motivo. No entraremos en los entresijos del lanzamiento, ni tampoco es menester profundizar en los motivos por los que Activision ha salido corriendo de su cueva para borrar todos los vídeos e imágenes que se iban haciendo públicos del juego. Unas veces se peca de ofrecer más información de la necesaria en estos casos, mientras que en otras, como sucede ahora, se comete el craso error de omitir toda clase de detalles sobre la capacidad del motor gráfico. Siendo francos, a pocos usuarios les interesa el sistema de juego: la polémica reside única y exclusivamente en ver cómo una consola teóricamente inferior e injustamente menospreciada se las arregla para salir del paso.

Las declaraciones que hizo Treyarch al respecto no fueron de demasiada ayuda. En primer lugar, se afirmó rotundamente que el trabajo realizado para portar Modern Warfare ha sido uno de los más difíciles de su carrera. La exigencia, el corto plazo de desarrollo (apenas un año, justo al terminar World at War en la sobremesa de Nintendo) o la nula expectativa que se había formado en torno al juego fueron algunos de los motivos por los que el estudio decidió mantenerse en silencio. En segundo, recrear con toda clase de detalles el motor gráfico original se veía como una utopía hasta que finalmente se puso a prueba la capacidad de esta consola. Curiosas declaraciones teniendo en cuenta que fue Treyarch la que puse de relieve que un Call of Duty era perfectamente posible en Wii.

Tampoco se puede hacer demasiado caso a las idas y venidas de Treyarch, especialmente después de los pleitos que tuvo que resolver la temporada pasada al considerarse un renglón por debajo de Infinity Ward en lo que al cariño y aprecio de las altas esferas de Microsoft se refiere. No les hizo gracia tener que pasar el tiempo desarrollando una versión que ha acabado por volver a poner de actualidad el nombre del estudio por el loable trabajo que se ha realizado en todos los sentidos. Hay que partir de una base muy clara: a todos los niveles se ha tomado como referencia World at War para recrear tanto el motor gráfico como la física, así como el comportamiento de la IA. El resto del producto es 100 % Modern Warfare, un downgrade, que dirían los anglosajones, de la edición original a nivel tecnológico.

Reducir la carga gráfica llevaba trabajo y dedicación. A Treyarch no le preocupó en ningún momento el argumento ni el sentido global de la aventura en sí, principalmente porque habían firmado un contrato donde se especificaba que en todo momento se debía conservar el aspecto original de Modern Warfare. Uno de los máximos responsables del producto llegó a explicar esta situación de forma elocuente; 'Lo que quieren [Activision] es que dos años más tarde se haga un port a Wii sin cambiar absolutamente nada del juego, lo que ya de por sí conlleva bastante esfuerzo teniendo en cuenta el trabajo que hemos de hacer a nivel tecnológico. Hay una gran diferencia entre Wii y el resto de consolas del mercado…'

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Deberíamos tener en cuenta esta afirmación como un ardid de la suprema inteligencia. No, Wii no es como ninguna otra de las consolas del mercado, por suerte para los usuarios que desean pasar las horas al frente de una plataforma diferente. Pero dejando al margen estas poco afortunadas declaraciones, lo cierto es que el aspecto de Modern Warfare Reflex es exactamente el mismo que el que disfrutamos en su momento en la competencia. Al menos lo es a nivel de menús, con una interfaz calcada, así como en lo que respecta al argumento y a los modos de juego. No hay ni una sola novedad en lo que se refiere al contenido salvo la posibilidad de jugar en cooperativo con un compañero en cualquier momento de la aventura, en una de las pocas facetas que se habían confirmado para este lanzamiento.

Hora de batallar
Como venimos diciendo, el argumento, así como la puesta en escena, se mantienen inalterables con respecto a las ediciones originales. Esto lleva al jugador a ponerse una vez más a los mandos del Sargento Soap MacTavish, miembro del Servicio Aéreo Especial, las S.A.S británicas, como personaje principal. El sargento Paul Jackson también tiene su parte especial dentro de la trama como Marine de los Estados Unidos, aunque a grandes rasgos el verdadero protagonista es el novato al que controlamos desde el primer minuto de juego. Luego toca descubrir cómo Imran Zakhaev plantea una nueva guerra civil, al tiempo que amenaza a la gran mayoría de naciones con una guerra nuclear en caso de no ceder ante sus demandas. La clásica forma de actuar de los jefes de Estado, vamos.

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La introducción es paso a paso exactamente igual a la que conocimos en su día, lo mismo que sucede con el resto del desarrollo del argumento. Así pues, podemos dar por seguro volver a vivir la mítica escena de introducción en la que el ex presidente de una de las naciones de Oriente Medio, Yasir Al-Fulani, es ejecutado en una plazoleta pública ante la atenta mirada de los espectadores, que asisten al show desde la tranquilidad hogareña que le concede su hogar. A medida que avanza el coche en el que Al-Fulani va preso, al tiempo que observamos la acción desde sus asustadizos ojos, tenemos ocasión de echar un vistazo a los alrededores, en los que se reflejan todos esos detalles tan característicos de las obras maestras de la actualidad. La ambientación se ha respectado hasta límites insospechados, pero quizás la mayor sorpresa viene impuesta no tanto por tratarse del mismo juego, sino por la espectacularidad con la que Wii mueve el motor gráfico en situaciones comprometidas.

Las novedades a nivel técnico son las que más interesan (o deberían interesar) al lector en el caso particular de Modern Warfare. La única diferencia que podemos experimentar en primera persona en relación a la jugabilidad pasa por la posibilidad de jugar en cooperativo, o lo que es lo mismo, de tener a un compañero apuntando y disparando con el segundo mando en casi cualquier momento del desarrollo del juego. Hay declaraciones de Treyarch al respecto, que también queremos plasmar para que el lector despeje cualquier clase de duda sobre esta novedad: 'Queríamos implementar un sistema de ayuda similar al visto en Mario Galaxy, apoyándonos en la figura de un segundo jugador que sólo interviene en momentos señalados y que puede pasar la aventura ayudando al jugador principal'. Una vez más, es la elocuencia de la propia compañía la que mejor explica su propio trabajo.

Dejando al margen esta novedad, los primeros compases de juego, inmersos en el asalto al barco ruso anclado en mitad del mar Bering (después de la prueba inicial en la que debemos calibrar la dificultad de la partida), sirven a modo de prueba para calibrar nuestra reacción ante el sistema de control, guiado íntegramente desde el nunchuk y el wiimote. De nuevo, nos amparamos en declaraciones para explicar el amplio margen de maniobra que ha querido implementar la compañía en este aspecto; 'Después de The Conduit, los jugadores de Wii quieren tener siempre el mismo sistema de juego e innumerables opciones para configurar sus mandos'. Este es el motivo por el cual en el menú principal contamos con una cantidad considerable de opciones que van desde la sensibilidad del mando hasta el margen de curvatura (cuánto hemos de girar el mando, cómo se registra en pantalla, la velocidad del personaje al mirar hacia izquierda y derecha…), sin olvidar la denominada 'Zona Muerta'.

Mejorando lo presente
Nuestra experiencia no fue tan grata con el control como cabría esperar, al menos durante los primeros compases de juego. La sensibilidad estaba mal calibrada; era prácticamente imposible combinar la vista con el movimiento del arma a medida que caminamos sin perder la vista de la retícula. No se puede considerar tampoco un sistema especialmente intuitivo porque, francamente, no lo es. Hay distintas formas de configurar los periféricos, pero el resultado que viene por defecto nos invita a realizar los movimientos del personaje con el nunchuk y el cambio de posición de arma. Hay que pasar un rato con él para acostumbrarnos a su uso, a disparar a la cabeza tan pronto como aparece el enemigo en pantalla, o a realizar giros bruscos sin perder el norte de la acción (algo que particularmente nos sucedía con demasiada frecuencia).

Tarde o temprano acabamos por tomarle la medida a la sensibilidad, siempre y cuando no sepamos configurar el sistema (con el complicado ADS) a nuestro antojo. La configuración no depende del nivel de dificultad que hayamos elegido, otro punto a tener en cuenta a la hora de utilizar el auto-apunte o cualquier otra habilidad similar. No obstante no ha acabado de convencernos la disposición de los botones, poco cómoda en los momentos de mayor tensión, viéndonos obligados a recargar el arma sacudiendo el wiimote (un acierto), mientras que para lanzar una granada cegadora o una de fuego hemos de apretar el signo positivo o negativo respectivamente según la situación así lo requiera. Saltar, por otro lado, queda relegado al pad digital del wiimote, por lo que la comodidad es más bien relativa en este caso.

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Es cuestión de acostumbrarnos al sistema de juego. Diferente, peculiar, habrá quien lo prefiera al original y quien lo deteste, pero no cabe duda que apuntar directamente a la pantalla ofrece un plus de agilidad para lidiar con las situaciones más comprometidas antes que el stick analógico que teníamos por mira en PS3 o X360, sin comparación posible con el ratón, que sigue siendo la mejor opción en este caso. En la modalidad Online, calcada a la de las versiones homónimas de Modern Warfare que acabamos de mentar, cuenta con su particular sistema de rangos, los mismos escenarios y modalidades en las que competir con otros jugadores. Salvo algún que otro error de conexión puntual, no hemos sufrido problema alguno para comenzar a jugar una partida en tiempo récord, sin sufrir ralentizaciones ni otros problemas derivados por el downgrade (de lo que, por cierto, Treyarch había avisado hace unos meses ante la supuesta falta de capacidad de Wii).

Lo venimos repitiendo hasta la saciedad a lo largo del análisis: el trabajo que Treyarch ha realizado con el plano gráfico es poco menos que loable en todos los sentidos. Ya sabemos que los menús y la representación es exactamente la misma que la de las versiones homónimas, pero, ¿hasta qué punto se consigue la tan deseada paridad entre todas las ediciones que hay en el mercado? En primer lugar, utilizando una versión mejorada del motor que tuvimos ocasión de conocer en World at War, una base de trabajo que ha servido a Treyarch para tomarse el trabajo con menos presión de la que se suponía en un principio. A nivel técnico, WaW era mejorable, pero nadie sabía exactamente hasta qué punto, más aún cuando fue la propia compañía la que aseguró en su día que este juego llevaba la potencia de Wii hasta un nivel que pocas veces se había visto en el pasado.

Partiendo de esta base, y sin confianza alguna en el resultado que íbamos a encontrar, sólo es posible elogiar el aspecto que luce finalmente el juego. Entendiendo que los escenarios siguen siendo los mismos, que las escenas de acción no han variado, que la cantidad de explosiones que vemos en pantalla en momentos de tensión siguen siendo incontables, no se explican los motivos por los que nadie pensó en adaptar esta aventura en su día, cuando la novedad todavía se cernía a sus espaldas, sin otros dos Call of Duty por delante que le han superado (al menos la última edición, como hemos tenido ocasión de ver) en prácticamente todos los aspectos.

¿Cómo se ha conseguido este efecto tan logrado? Para empezar, se respetan los detalles que dan otro aspecto al motor gráfico. El reflejo en la mira en primera persona, el humo que rodea las habitaciones cuando lanzamos una granada, la posibilidad de contemplar la acción a varios metros de distancia sin perderse en un mar de pixeles… A nivel técnico sólo rivaliza con The Conduit, especialmente en el campo de los FPS, aunque tanto por la puesta en escena como por la propia apariencia de los personajes, este Modern Warfare es un título mucho más completo en todos los sentidos que la obra de Sega, que puede no obstante presumir de contar con un sistema de control mucho más intuitivo (durante las primeras partidas) que el que finalmente hemos conocido en Modern Warfare Reflex.

Los 30 fps
Mucho se había hablado de la idea de jugar, como en el recién mentado The Conduit, a 30 frames estables, sin tener necesidad de sufrir ralentizaciones ni otros hándicaps derivados de una conversión. Los 30 fps son, en efecto, la moneda de cambio en este Reflex, mostrando escenas de acción frenéticas en las que las idas y venidas de los enemigos son incesantes (lógicamente, no se han corregido los problemas de la IA en lo que respecta al comportamiento de los soldados, que siguen apareciendo sin cesar de la misma puerta en tropel). Se ha cuidado hasta el más mínimo detalle de las armas, con mención especial para las escenas que se encargar de narrar el argumento. Si teníamos dudas sobre el rendimiento del juego a nivel gráfico respecto a la cantidad de enemigos o al ritmo de la acción, podemos despejarlas de un plumazo.

El motor no es perfecto. Las escenas de mayor exigencia muestran un pequeño bajón en la cantidad de frames, aunque sin ralentizaciones visibles en pantalla (salvo en contadísimas ocasiones). Los enemigos que aparecen en la parte más lejana de nuestra visual se muestran con un notable exceso de jaggies, un mal menor que en cualquier caso no empaña la imagen general del juego. Para hacer posible la fluidez en la consola se ha prescindido de gran parte de los reflejos lumínicos, sombras y excesivo detalle en las texturas, pero una vez más insistimos en que el resultado merece ser visto en primera persona para demostrar la solvencia con la que es capaz de representar la guerra que ha estallado. Modern Warfare se antoja la mejor demostración de la capacidad técnica de una consola que no deja de sorprendernos por mucho que pasen los años.

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9

Excelente

Un título referente en su género, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutarás de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en clásico con el paso de los años. Cómpralo sin pestañear.