No eres el coche que conduces...

En este mundo convulso y estresante en el que vivimos, hay pequeñas cosas que hacen que un hombre se aparte de la rutina. Lo importante no es que ganes, ni que pierdas, sino que te encuentres a ti mismo.

Estas son las premisas sobre las que se asentaban los combates de la excelente película protagonizada por Edward Norton y su alter ego Brad Pitt, en una cinta dirigida por David Fincher (La habitación del pánico, Alien 3). Y aunque en el filme, las peleas tenían un lugar secundario en el hilo argumental, su importancia visual era notable. Y esa parte es la que Vivendi ha querido aprovechar para desarrollar un juego de lucha que pasará sin pena ni gloria por las consolas de Sony y Microsoft.

Centrándonos en las apariciones en el ring, el resultado no desentona con lo que estamos acostumbrados en un título de lucha y nos resulta muy similar, aunque sin alcanzar su nivel, a Def Jam: Fight for NY. Las arenas donde se desarrollan los combates están inspiradas en la película: un callejón, un garaje, un patio detrás de un bar o un aeropuerto. Su plasmación en escena es bastante creíble y presentan un limitado grado de interacción. Podemos usar un muro o un vehículo para golpear a nuestro rival, por poner un ejemplo.

Gozan además de unos buenos efectos de luz así como de la implantación de condiciones climáticas, como el viento y la lluvia. Además, haciendo honor a la película, solemos combatir rodeados de otros miembros del club que nos animarán a salir victoriosos en los combates. Su realización es bastante consecuente con el espíritu de la película, aunque tal vez les falte un mayor grado de  detallismo, de objetos destructibles y una mayor inspiración en los fondos.

En cuanto a los personajes, auténtica salsa de la película, están bastante bien recreados en cuanto a su musculatura y expresiones faciales, pero no así en sus movimientos, que pecan de ser bastante lentos y descoordinados. Viendo la fluidez de obras como Dead or Alive, la falta de implementación de un buen motor de impactos en las peleas, hace que el resultado sea bastante negativo. Muchas veces, los luchadores no pueden impactar en el cuerpo del otro pese a estar juntos, por no hablar ya de los agarres, que la gran mayoría de las veces se lanzan al vacío aunque estemos rozando al rival.

Además, los 14 personajes incluidos en el juego se basan en los de la película. Pero no os hagáis la ilusión de poder controlar a Jack (Edward Norton) y Tyler (Brad Pitt), puesto que aunque aparecen en el juego, sus representaciones nada tienen que ver con ellos (sus derechos de imagen no deben ser nada asequibles). Las diferencias en los tres estilos de lucha disponibles son mínimas, por lo que seleccionar uno u otro no es significativo en el ring. Por consiguiente, las animaciones son prácticamente las mismas entre todos los luchadores, olvidando la variedad necesaria que todo buen beat'em up debe presentar.

En cuanto a las diferencias entre versiones, los caracteres son más claros y nítidos en Xbox, además de que la máquina de los de Seattle sufre de menor número de ralentizaciones que la nipona. Además, los escenarios tienen un mejor grado de texturización y mayor número de detalles, por lo que Xbox sale claramente ganadora en este apartado.

El modo principal o Historia, se aleja bastante de la temática de la cinta de Fincher, centrándose básicamente en unos combates descafeinados enlazados entre sí por unas de las peores presentaciones que hemos visto en años. Mientras que la película mostraba la lucha contra el hastío y la culpabilidad de las personas que viven en la sociedad moderna y que encontraban en un acto tan primitivo como las peleas entre iguales la redención de sus culpas, el videojuego se basa en combates y más combates que nos llevan en un sin sentido de una pantalla a otra.

En esto influye la sencillez de los mandos de control y la poca profundidad de los combos. Tenemos cuatro botones principales para realizar patadas y puñetazos, tanto fuertes como débiles. Sumémosle un botón para cubrirse y otro para bloquear, más los dos que se usan para los agarres (Tekken nuestro que estás en los cielos...). Los clásicos combos que se pueden utilizar son los vistos en cualquier juego de lucha en el que no haya "magias", pero bastante peor implementados. Los combates carecen de fluidez, de velocidad y de la suavidad necesaria para resultar divertidos.

Los personajes además carecen de la fuerte personalidad que tanto importa en los beat'em up. Cualquiera que quiera ver aquí a su particular Heihachi, Hitomi o Cervantes se puede dar con un canto en los dientes. Tanto las historias y motivaciones que los llevan al combate (en el caso de que te enteres de algo de la lengua de Shakespeare) como su personalidad en los combates está reducida a la más mínima expresión.

Durante las peleas, podemos dejar gravemente lesionado a nuestro rival, imposibilitándole el uso de alguna extremidad y poniendo el combate a nuestro favor. Pero lo más importante de esta característica está en el juego en línea, donde si nuestro luchador recibe demasiados daños y acaba bastante perjudicado, tendremos que gastar los puntos logrados en el campo online en cuidados médicos de urgencias para que restaure sus heridas. Este aspecto sí que es ciertamente novedoso y con un poquito más de cuidado, amén de un juego decente, bien podría ser exportado a futuros juegos de lucha que hagan uso de funciones online.

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