Vuelve Sam Fisher; pequeño, portátil, y algo más soso de lo habitual.

Ninguna plataforma va a librarse del retorno de Splinter Cell, y Game Boy Advance no es una excepción. Del mismo modo que ocurrió con su primera incursión, el salto a las 2D respecto a las otras versiones no le ha sentado demasiado bien.

Splinter Cell es un nombre que está llamado a convertirse en leyenda, en saga, en algo que va más allá incluso de los videojuegos. Las novelas de Tom Clancy siempre han sido un éxito, y las historias de Sam Fisher muy probablemente lleguen más lejos, hasta la pequeña y gran pantalla.

Pero mientras, aquí está la segunda entrega de sus aventuras: Pandora Tomorrow. Desde luego éste no es el momento de comentar el motivo de dicho nombre, ya que es parte del argumento, y cada uno deberá descubrirlo por sí mismo, ya que esa es parte de la grandeza de Splinter Cell: la historia.

Y aunque Pandora Tomorrow tiene el mismo argumento en todas las plataformas, la versión de Game Boy Advance es diferente. El motivo es lógico, ya que la portátil de Nintendo no tiene la capacidad para mostrar los entornos tridimensionales que luce en otros soportes.

Del mismo modo que ocurrió con la primera entrega de Sam Fisher en GBA, se ha optado por un entorno gráfico en 2D, con una vista lateral similar a los juegos de plataformas. Y de hecho, hay bastantes plataformas, aunque desde luego, no es lo único que hay.

Se ha intentado dotar a esta versión portátil de Pandora Tomorrow de todos los elementos que hay en las otras versiones. Tanto los movimientos acrobáticos o de ocultación, así como las armas o las herramientas, se han introducido en el pequeño cartucho en el que viene el juego.

Es fácil pensar que no es lo mismo esconderse cuando la imagen sólo permite ver una pequeña parte del escenario, y cuando ésta ofrece una visión lateral de la acción. Pero a pesar de todo se puede. Sam puede esconderse tras ciertos objetos, y pasar desapercibido ante sus enemigos.

También puede esconderse en la oscuridad, coger a los enemigos desprevenidos, usar sus gafas de visión nocturna o térmica, usar sus ganzúas para abrir puertas o cajas fuertes… Sam puede hacer de todo, pero a pesar de todo su repertorio, no es lo mismo.

Entrando de lleno en el juego, hay que reconocer que no engancha como debería. Tiene sus puntos positivos, y sus detalles, que están muy bien, pero el problema viene a la hora de jugar. Pandora Tomorrow no es ni un juego de plataformas, ni un juego de acción, ni un juego de espionaje… intenta ser todo a la vez, y fracasa en todos esos intentos.

No se puede hablar tampoco de que sea un juego malo, porque no sería justo. Hasta cierto punto es divertido, y se deja jugar; pero ciertos aspectos de la jugabilidad y en general su carácter poco definido, le hacen perder bastantes enteros a la hora de entretener. Veamos punto por punto el porqué.

Al apartado visual no se le puede reprochar nada. Del mismo modo tampoco ofrece nada nuevo, por lo que lo más correcto sería decir que está en la media, con unos gráficos sencillos, pero muy funcionales y variados.

Sam Fisher la verdad es que pierde un poco en su salto a las 2D. Al margen de que por razones obvias se le ve más pequeño, también tiene un aspecto algo menos duro que en sus versiones mayores… como si le faltara entrenamiento.

Su animación no es prodigiosa, pero afortunadamente tiene muchos movimientos para cumplir con todas las acciones que puede realizar. Los movimientos como andar o correr dan la impresión de ser los menos trabajados, pero cuando hace ciertas acciones, como coger un prisionero por la espalda, la animación es mucho mejor.

Los decorados son simples, y un poco repetitivos. No tienen elementos móviles, y salvo algunos como puertas, o cajas fuertes, no se puede interactuar con nada. A su favor cuenta con algunas variaciones, como sitios oscuros donde pasar desapercibidos, o con el hecho de que los niveles no son demasiado largos, para evitar el aburrimiento.

Otro de los puntos positivos es la perfecta traducción de todos los textos al castellano, y la excelente idea de usar unos menús idénticos a los que pueden verse en las versiones más potentes de este juego.

La música del juego demuestra ser un quiero y no puedo. Por un lado, todas las melodías están compuestas con un buen hacer que ayuda al jugador a meterse más en la piel de Sam Fisher. El problema viene porque son excesivamente cortas y se repiten hasta la saciedad. En un primer momento parece no molestar, pero a medida que se desarrolla la partida, se vuelven cansinas.

Los efectos de sonido prácticamente pasan desapercibidos, escondidos por la música. Con un poco de oído se puede notar que todas las acciones tienen su correspondiente sonido, pero todos son un poco escasos en cuanto a calidad, y da la impresión de ser los mismos de muchos otros juegos de acción.

Es una lástima ver como una excelente idea, con un más excelente argumento es tristemente desaprovechada por no incluir en el título una jugabilidad a la altura. Y por otro lado es algo difícil encontrar una causa concreta, o un punto en el que flaquee especialmente este juego.

En su lugar, es más sencillo hablar de una impresión que queda después de jugar, una impresión que no es tan buena como debería. Y no es justo compararlo con las otras versiones, tampoco en la jugabilidad, pues éste es un título que intenta brillar por sí mismo, pero tal y como vemos, no lo consigue.

Dejando un poco de lado tanta filosofía, veamos la jugabilidad de Pandora Tomorrow. Por mucho que se intente en este juego meter elementos de sigilo o de acción, el juego es un título de plataformas. Tiene la perspectiva adecuada, hay plataformas por doquier, y hay un botón dedicado exclusivamente a la acción del salto.

Después, y por encima, hay elementos añadidos que amenizan y amplían la experiencia, y de los que hablaremos enseguida. El primer problema viene porque como plataformas, el juego es bastante malo. En muchas ocasiones, habrá que saltar una distancia medida, y fallar implica caer al vacío y volver a empezar la misión.

Morir es relativamente sencillo, y a pesar de que las vidas son infinitas, repetir una y otra vez la misma parte del nivel puede llegar a ser aburrido a partir de la tercera vez. A parte de que la animación de los saltos no es precisamente de lo mejor del juego.

Pero no todo es malo. De hecho, los elementos añadidos sobre la base es lo que ayuda de manera esencial a potenciar la diversión. En primer lugar la acción. Otro de los botones frontales de la consola está dedicado en exclusiva a la acción. Puede servir para agarrar a un enemigo por la espalda, arrastrarlo o disparar. Para disparar, primero hay que pulsar R para apuntar con el arma.

En el caso de los disparos, se ha optado por las balas lentas, de manera que pueda verse como se desplazan por la pantalla. Esto le quita un poco de realismo al juego, pero permite apuntar mejor en caso de fallar el tiro.

Además, Sam puede realizar todas sus acciones clásicas, como desplazarse por cornisas, descolgarse por cuerdas, subir y bajar escaleras, trepar por postes o desplazarse lateralmente por estos.

Hablando del sigilo, éste es más bien poco, pero está presente. En primer lugar, Sam puede pegarse a la pared del fondo, y desplazarse de este modo para esconderse detrás de algún elemento del escenario. El problema viene dado por la escasa utilidad de esto, al ser el escenario plano, y con un alcance de visión ciertamente limitado.

Para remendar un poco esa falta de visión está el botón L, pues si lo mantenemos pulsado podremos desplazar la cámara un poco para ver más lejos, pero aplicar esto a la vez que se juega es algo incómodo, y nos puede dejar vendidos.

Por último están las estancias oscuras, donde podremos esconder cuerpos para que no los vean otros enemigos, o para camuflarnos nosotros. Pero tampoco es que haya demasiadas, y su utilidad es ciertamente cuestionable.

Tampoco podríamos olvidar los minijuegos. En ciertos momentos habrá que forzar una ganzúa o abrir una caja fuerte. Aquí la perspectiva cambia, y el juego se transforma en una especie de puzzle con tiempo límite. Nada excepcionalmente complicado, pero que rompe con la rutina habitual del juego.

Al final, este juego es un cúmulo de buenas intenciones que no llegan a buen puerto por un apartado gráfico justito, pero sobre todo, por una jugabilidad muy limitada, demasiado limitada.

¿Y donde está la causa? Pues la verdad es que no parece haber una causa concreta, pero si hubiera que buscar alguna, podría ser el sistema de juego escogido. Es evidente que Sam Fisher no podía aparecer en GBA con los mismos atributos que en otras máquinas, y desde luego aquí no es lo que pedimos.

Pero que pasaría si se intentara hacer un juego similar a los primeros títulos de Metal Gear, con una perspectiva superior, y un componente de sigilo mucho más profundo. Quizás ese sería el rumbo correcto en una máquina como GBA.

Pero éste es el resultado y es lo que hay. No es un mal juego, como ha quedado claro a lo largo del análisis, pero desde luego todavía necesita mucho para ser un imprescindible, y más cuando hay otros títulos mucho mejores, tanto de plataformas como de acción… el sigilo no tiene grandes exponentes en GBA, pero tampoco hay mucho en esta nueva entrega de Splinter Cell.