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La ISFE anuncia el nuevo sistema de calificación de videojuegos
Sustituirá a la ELSPA que lleva desde 1994 promoviendo la clasificación de los contenidos en los videojuegos a partir de primeros de año.
Ante la incesante insistencia de los diferentes medios de comunicación por culpar a los videojuegos de los males de la sociedad actual, no es de extrañar que se siga intentando perfeccionar el sistema de catalogación de los videojuegos para advertir de su adquisición por según que público.
Hasta la fecha era la ELSPA la encargada de revisar y anunciar las limitaciones de los videojuegos en Europa (es ADESE la que los cataloga en España), mediante un sello que indicaba a partir de que edad era recomendable jugar a un videojuego determinado. Sin embargo, con el tiempo se ha demostrado que los diferentes estándares culturales de Europa solicitaban la revisión del sistema para mejorarlo. Y es que desde 1994 que nació el proyecto mucho ha llovido. Sobre todo desde el escaso seguimiento que obtuvo el proyecto hasta la implantación del sistema en más del 95% del mercado.
Ahora la ISFE (Interactive Software Federation of Europe) ha anunciado el nuevo sistema que se introducirá a primeros de año. Para empezar los juegos se catalogarán por edades en cinco grupos: para mayores de 3 años en adelante, de 7 en adelante, de 12 en adelante, 16 en adelante y por encima de 18. El nuevo sistema no cataloga en ningún momento la dificultad del juego sino las escenas de violencia, sexo, discriminación, drogas y lenguaje soez que aparecen el videojuego.
La novedad más importante la presenta un conjunto de seis símbolos gráficos que de forma conjunta a la catalogación por edades informaran de los aspectos más polémicos del videojuego. (Ver imagen adjunta). Independientemente de lo acertado o no en cuanto a la elección de los mismos, ya hay numerosas críticas en la red, no cabe duda de que unificaran las diferencias culturales en Europa, al anunciar el contenido polémico que incluye el videojuego siempre que se utilice de forma constructiva.
El sistema, de entrada, ya cuenta con la aprobación de la mayoría de los países europeos con la excepción de Alemania, que mantendrá su propio rígido sistema de calificación por imposición de su gobierno. Los únicos países que se han mostrado algo reticentes a adoptar de entrada la medida ha sido Finlandia y Portugal, que han optado por hacer de espectadores y observar la evolución del sistema.
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