Divertido, casi genial, pero bastante corto

Después de ver como se ha desenvuelto San Francisco Rush en Dreamcast y Nintendo 64, Midway prepara el desembarco de su Arcade automovilístico en Game Boy. Pisa el acelerador, y prepárate para volar...

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La serie Rush se ha convertido casi por derecho propio, a una de las sagas más a tener en cuenta respecto a lo que debe ser un buen título de velocidad arcade. Posiblemente porque durante su periplo particular ha encontrado pocos lastres, o quizás, porque la última de sus entregas es una auténtica pasada.

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En mayor medida se nos frunció el ceño cuando vimos que había escasamente 4 atajos en todos los circuitos juntos, elemento básico para el buen funcionamente de la recreativa de Atari, y que de tan buenos resultados ha dotado a sendas versiones para las domésticas. Además los rivales tienen un comportamiento idéntico; en las carreras más avanzadas te dejarán patidifuso en la parrilla de salida, sumido en la decimoprimera posición, y sin capacidad a remontar. Si como mínimo existieran caminos de díficil acceso pero que constituyan un progreso notorio, la cosa se vería apaciguada en cierta medida.

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Tampoco ayudan demasiado las pocas modalidades de las que dispones al inicio de la partida. Tan sólo el fugaz campenato engranado por 9 circuitos situados en la futurible ciudad pendiente, y Time Attack, donde gracias a Dios podrás prácticar las veces que quieras, sin rivales, sin estorbos, pero sin emoción, un recorrido que se te resista.

Igualmente, sería precavido no dejarse llevar por tan desoladores prolegómenos; Rush 2049 usa la misma fórmula que todas las versiones de Micromachines, adopta personificaciones en el control de un bólido, y sobretodo, es velocidad pura.

Poca presencia de colorido en una ciudad recargada de neón, parajes oscuros pero con fortificaciones inmensas y detalles austeros que consagran la desazón general del conjunto. Eso sí, nos agrada la velocidad a la que transcurre todo, aguantando el tipo hasta con 4 rivales en pantalla, y asumiendo la responsabilidad de no perder ni un ápice del Framerate al flanquear entre un edificio que tapa toda tu visibilidad.

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  m  ú  s  i  c  a

Partituras con claras semblanzas a temas Rock electrónico, pero que lamentablemente solo se dejan escuchar en los menús. De todas formas, en los juegos de conducción la música pasa a formar parte de un elemento casi banal, que apenas aporta riqueza, y que su función pasa por seguir tus pasos en cada uno de los indices que componen a Rush. Indudablemente, la calidad con que están recreadas, sumado a una variación de no más de 2 melodías, le hunden unos cuantos enteros de la nota final.

  s  o  n  i  d  o   f  x

Sin duda lo más certero de todo el sistema. Tanto las reproducciones del motor como el de los choques con las vallas laterales encajan perfectamente, aportando mucha más viveza a tus progresos. Otros samples como la recolección de un "nitro", saltos al aire y hasta algúna que otra vociferación del comentarista en forma de digitalización llenan de sobras todos los vacíos que deja la música.

  j  u  g  a  b  i  l  i  d  a  d

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Los tres niveles de dificultad ayudan como nadie a iniciarte con tan dura oposición, aspecto que recompensa el intrincado recorrido del arcén, pero que lamentablemente no consigue evitar la desesperación que supone el estar a remolque desde el principio.

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En cuanto a durabilidad, el juego adolece de las más que pobre impresión que causan tan solo 9 circuitos y 5 coches que poco atractivo tienen al carecer de la siempre agraciable opción para mejorar sus prestaciones. Una pena que no se hayan esmerado en aportar un garaje, posibilidad multiplayer y sobretodo, un leve incremento en cuanto a los números del cartucho.

  c  o  n  c  l  u  s  i  ó  n

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Divertido hasta que te lo terminas, cosa que con un poco de dedicación harás en menos de una semana. La versión portátil de la inefable saga de Midway aporta poquísimas cosas que no hayamos visto en los 8 Bits, además, su salida al mercado con el "grande" de la velocidad; Micromachines, le convierten en el segundo en discordía. Una lástima el no haber revalidado el buen hacer de la serie automovílistica más destartalada de la historia, en la consola más vendida de todos los tiempos.