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Patinaje Artístico | Laura Barquero

Laura Barquero rompe su silencio: “La prueba del cabello demostró que no hubo dopaje”

La patinadora española, que acordó una sanción de seis años por dos positivos en clostebol, los mismos que Sinner, publicó un vídeo relatando su caso.

12/12/21 ESPECIAL SUPLEMENTO DE MADRID
PATINAJE SOBRE HIELO 
Laura Barquero y Marco Zandron
RFEDH | DiarioAS
Jesús Mariano Martín
Redactor en AS.com desde 2015 y licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en Ciclismo, Tenis y Polideportivo, vive con pasión las carreras de ciclismo y los partidos más emocionantes de los circuitos ATP y WTA para intentar acercarte cada día a sus protagonistas y sus historias más curiosas.
Actualizado a

La noticia del acuerdo de Jannik Sinner con la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) para aceptar tres meses de sanción tras su doble positivo por clostebol ha vuelto a sacar a la primera plana el caso de la patinadora española Laura Barquero, que también dio positivo en dos ocasiones por esta sustancia. Barquero, al igual que Sinner, defendió que sus positivos se debieron a una contaminación pero la AMA fue más inflexible con ella hasta el punto de acordar una sanción de seis años en vez de tres meses como sí hicieron con Sinner.

Las comparaciones de ambos casos han hecho que este lunes Barquero haya roto su silencio en un vídeo que publicó en su cuenta de Instagram junto a Hielo Español y donde quiso relatar toda la pesadilla que ha vivido desde que le notificaron el primer positivo tras los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022 “Todo comenzó al aterrizar en el aeropuerto de vuelta a casa. Era la persona más feliz del mundo y acababa de participar en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022. Conecté los datos del móvil y de repente recibo una notificación que decía: ‘resultado analítico adverso en test antidoping’. En ese momento me informan de que había dado positivo a una sustancia llamaba clostebol durante mi participación en Pekín. Al principio pensé que esto era un error y que esto no me podía estar pasando a mí. Que era imposible y que no sabía qué era esa sustancia ni cómo podría haber entrado en mi cuerpo. Fue como si el mundo se me cayese encima, estaba muerta de miedo y no sabía qué hacer”.

Una noticia de la que rápidamente se hicieron eco los medios y donde Barquero afirma que ella en ningún momento utilizó esa crema para tratarse alguna herida, además de relatar los entimientos encontrados en las redes sociales tras anunciarse su positivo. “La noticia se hizo pública y se dio a conocer en los periódicos y en los informativos y contaban que el positivo se debía al uso de Trofodermin para curar un corte en los dedos producido durante la competición. Yo nunca supe de dónde salió esa información que no se correspondía con la realidad porque yo nunca hice ninguna declaración ni hablé con nadie. Rápidamente empecé a recibir insultos por las redes sociales diciéndome que las personas como yo hacían mucho daño al deporte y que eran una vergüenza para el país. Pero también tengo que decir que durante todo este tiempo he recibido muchísimas muestras de apoyo y de cariño”.

El problema con el clostebol en Italia

Barquero, que en 2017 puso rumbo a Italia para seguir entrenando, también lamentó que la AMA sea tan inflexible con los positivos en clostebol, muy frecuentes en el país transalpino con el caso de Sinner como último gran ejemplo. “Esta sustancia clostebol se comercializa en Italia en una crema de uso común llamada Trofodermin que sirve para curar heridas en la piel y se vende sin receta médica y no está destinada a mejorar el rendimiento deportivo y ha sido la causante de decenas y decenas de desgracias en deportistas italianos. Espero de verdad que la WADA tome medidas ya de una vez”.

Un positivo que afectó mucho a Barquero, que perdió gran parte de su sueño. “Al principio del proceso siempre pensé que todo se aclararía porque yo no había hecho nada malo, pero estaba muy equivocada, la pesadilla no tenía fin. Me descalificaron de los Juegos Olímpicos, me retiraron las ayudas económicas, los premios y la posibilidad de entrenar en clubs y competir. Este proceso me ha afectado emocionalmente a mí y a mi familia y ha sido un proceso muy largo y muy farragoso realizado por las autoridades antidoping repleto de notificaciones, declaraciones, entrevistas, pruebas”

La patinadora española relataba así cómo se contaminó de clostebol. “Yo tuve la mala fortuna de contaminarme accidentalmente con una crema que había comprado una compañera y que habían utilizado personas cercanas a mí. Lo que no me podía imaginar es que para dar positivo basta con tocar a una persona que haya usado esa crema o tocar algún objeto que haya estado en contacto con la crema y me parece terrible que en Italia tantos deportistas vivimos expuestos a tener cerca esa sustancia que es de uso común y cualquier persona puede comprarla.

La prueba del cabello determinó que no hubo dopaje

Por esta razón Barquero contactó con un experto toxicólogo que le animó a hacerse la prueba del cabello y ésta determinó que su caso no era dopaje, sino una contaminación. “Para poder entender lo que había pasado nos pusimos en contacto con un experto en clostebol, un reconocido toxicólogo forense y experto en drogas y en dopaje, que me recomendó hacerme una prueba del cabello. A diferencia de las analíticas de orina y sangre, que solo detectan ingestas recientes, el estudio del pelo puede hacer un rastreo cronológico exhaustivo y puede distinguir entre el uso crónico o una exposición accidental a sustancias. Esto se debe a que el cabello es como un gran basurero en el que se depositan durante mucho tiempo las sustancias que consumimos y la sustancia se incorpora a la estructura del pelo y se fija resistiendo el crecimiento y permitiendo el rastreo cronológico. Los estudios científicos determinaron que no había signos de dopaje y que dicha cantidad era una contaminación y también explicaron que la exposición a cantidades tan bajas de clostebol no podían haber mejorado el rendimiento deportivo ni ser beneficioso para mí. Me gustaría explicar que la cantidad encontrada en la orina es de 0,5 nanogramos. Si cogemos un mililitro de agua y lo partimos mil millones de veces y de ahí cogemos la mitad, esa es la cantidad encontrada en mi orina”.

Finalmente Barquero logró que se rebajase su suspensión un año tras demostrar que se trató de una negligencia no significativa. “Tras meses de lucha e incertidumbre para demostrar mi inocencia finalmente la ISU (Federación Internacional de Patinaje) determinó que el periodo de suspensión sería de un año. La sentencia estableció un grado de culpa o negligencia no significativa, es decir, que la culpa estaba en el nivel más bajo. Aunque se reconoció que no hubo intencionalidad, se aplicó el principio de responsabilidad objetiva. Los deportistas somos siempre responsables de lo que entra en nuestro cuerpo independientemente de si ha sido una contaminación o un dopaje voluntario. De esta forma, aunque me tildaron de negligente, porque yo tengo que conocer con detalle todo lo que hay a mi alrededor y los medicamentos y productos que utilizan las personas cercanas a mí consideraron probada la presencia no intencional del componente y por eso me impusieron la mínima sanción posible de un año. Sin embargo la resolución fue recurrida por la Agencia Mundial Antidopaje. Siguiendo la normativa dos meses antes de cumplir la sanción de un año, hasta que no hubiese una nueva sentencia, Marco y y yo podíamos empezar a entrenar juntos de nuevo y a pesar del batacazo recibido comenzamos con toda la ilusión a preparar el campeonato del mundo que tendría lugar en Japón”.

El segundo positivo

Sin embargo, el calvario de Barquero no terminó ahí, ya que, en su vuelta a los entrenamientos, la patinadora española volvió a dar positivo en clostebol por laa misma cantidad que en 2022. “Pocos días después de retomar los entrenamientos me realizaron un nuevo control antidopaje y trajo una terrible sorpresa: nuevamente di positivo en clostebol en la misma ínfima cantidad de 0,5 nanogramos. No me lo podía creer. La confusión y el miedo se mezclaron con la incredulidad. Había tomado todas las precauciones, cambié mi rutina para evitar cualquier riesgo de contaminación. Prácticamente vivía en una urna de cristal. Tenía cuidado con todo y no podía ser posible. De nuevo pensaba que tenía que ser un error y rápidamente me puse en contacto con el científico y me dijo que me fuese inmediatamente al centro de toxicología para realizarme las pruebas pertinentes”.

Barquero afirma que los estudios científicos volvieron a demostrar que este positivo también se debía a una contaminación y volvió a denunciar la injusticia del sistema antidopaje con casos como el suyo. “No puedo dar mucha más información del segundo positivo que supuso un golpe aún más devastador, no solo emocionalmente sino también en el proceso deportivo y legal. Las instituciones antidopaje vieron este nuevo caso como una reincidencia a pesar de que las pruebas seguían apuntando a una contaminación no intencional. Los estudios científicos volvieron a demostrar que no había habido uso y que había sido una contaminación. Lo más doloroso fue enfrentarse a un sistema tan injusto. Las normativas antidopaje, aunque han sido creadas para garantizar el juego limpio, son rígidas e insensibles ante situaciones como esta. Ahora tendría que enfrentarme a dos juicios por el primer y por el segundo caso. Por la necesidad de dar fin a este proceso y retomar mi vida me veo obligada a aceptar un acuerdo de seis años basado en unas normas que son desproporcionadas e injustas, pero al cual no tuve otro remedio al que acogerme. Es una sanción desmedida que ha supuesto el fin de mi carrera deportiva pero también un ejemplo claro de los fallos del sistema”.

Por esta razón la patinadora española aboga porque la normativa antidopaje sea más flexible en los casos en los que se demuestre que los positivos se han producido por una contaminación, y Barquero espera que su caso ayude a estos cambios. “Puedo pensar muchas cosas pero realmente no sé lo que pasó. A veces pienso lo injusto de esta situación. Se sabe que el punto de partida fue una contaminación por una crema que no influye en el rendimiento deportivo y que he podido demostrar que no la utilicé. Sin embargo estos aspectos no parecen tener relevancia. Hay que asumir las consecuencias, cumplir con la normativa vigente y enfrentar sanciones que en ocasiones son extremadamente desproporcionadas y sin posibilidades de cambiar esta realidad. Creo en el deporte limpio y en la lucha antidopaje pero también considero que las normas deben ser lo suficientemente flexibles para poder aplicarse proporcionalmente a la gravedad de las infracciones que se hayan podido cometer, lo cual no ha sucedido en mi caso ni en muchos otros con otros deportistas”.

Su caso como ejemplo para cambiar el sistema

Barquero también quiso agradecer el apoyo que ha recibido durante estos tres años y destacó el gran apoyo que han sido sus padres en esta difícil travesía. “Llevo patinando desde los cinco años y he dado todo por el patinaje. Con 15 años me fui a otro país para cumplir un sueño y aunque he perdido lo que más amaba seguiré luchando y sobre todo espero que esta historia inspire un cambio en las normativas y sirva para construir un sistema más justo, y que ningún otro deportista tenga que sufrir lo que he sufrido yo. Quiero dar las gracias de todo corazón a todas las personas que me han apoyado durante estos tres años: a mi familia, a mis entrenadores, a mis compañeros, a mis amigos y a todos los que habéis creído en mí, incluso antes de saber lo que había pasado. Lo más desgarrador fue que todo ocurrió después de haber alcanzado el sueño más grande de mi vida: llegar a los Juegos Olímpicos. Ese logro, que debía haber sido el momento más feliz quedó aplastado por un sufrimiento insoportable que no parecía tener fin. Este dolor no solo fue mío, fue también de todos los que me rodeaban, sobre todo de mis padres, que son los que me han visto sufrir, verlos llorar conmigo y compartir mi dolor, sentir su amor incondicional mientras me ayudaban a levantarme estando ellos igual o peor que yo. Fue una de las cosas más difíciles pero al mismo tiempo la mayor prueba de apoyo y fortaleza que podría haber recibido. Durante mucho tiempo el dolor en mi pecho era insoportable. No podía respirar, no podía pensar en otra cosa, ni perdonar. Reconstruir mi vida ha sido una tarea titánica y todavía sigo en el proceso”.

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Por último la patinadora española mostró también el alivio que le ha supuesto romper su silencio tras unos años muy difíciles. “Hoy poder compartir esto es para mí una liberación. Durante demasiado tiempo no pude contarlo y ya no puedo ni quiero seguir cargando con este peso. Espero poder superar esto por completo algún día pero mientras tanto me aferro al amor y a la lucha que habéis compartido conmigo. Gracias por quererme y por creer en mí y por no soltarme la mano cuando más lo necesitaba. Mi vida es el deporte y espero que me acompañe siempre. Aunque he tenido que cambiar mi vida de raíz y estoy muy orgullosa de todo lo que estoy consiguiendo, el deporte siempre estará en mi corazón y es mi esencia. Muchísimas gracias a todos por escucharme”.

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