Nace el Robin Hood español: ¡Andrés Temiño, dos oros mundiales en 24 horas!

Y tras siglos de historia, de la noche a la mañana, aunque tras picar mucha piedra, España es la gran dominadora del tiro con arco. Así, como suena. El enésimo milagro del deporte patrio. Este miércoles, Elia Canales y Andrés Temiño se colgaron el oro en la prueba mixta de arco recurvo de los Mundiales de Gwangju (Corea del Sur), un éxito nunca visto. Este jueves, 24 horas después, el aragonés dobló la ración de historia: tras superar al brasileño Marcus D’Almeida en la final (6-5), repitió en lo más alto del podio a título individual. No va más. Bicampeón del mundo a los 21 años y en una disciplina que, hasta el momento, no había aportado grandes alegrías nacionales. El nacimiento de una estrella. Un tsunami de ilusión para iniciar el ciclo olímpico a Los Ángeles 2028.

Tras hacer sonar el himno de España en Corea del Sur, a la que Canales y Temiño vencieron para poner fin a un imperio indestructible (el país anfitrión, que ganó todos los oros olímpicos en los Juegos de París, había acaparado todos los oros mundiales mixtos hasta el momento), el ‘Maracanazo’ se repitió. Andrés, que se clasificó para las rondas finales con la segunda mejor puntuación, volvió a superar a un tirador local, Kim Je Deok, en su camino al título. Fue en semifinales y en un duelo dramático, en el que el español remontó (6-4) con un 10 en sus últimos tres lanzamientos. La perfección. Lo que se necesita para superar a un triple campeón olímpico y triple campeón mundial.

Para empezar, Temiño arrolló al cubano Hugo Franco (7-1). Luego, en los dos casos con un 6-4 final, se deshizo de Su Yu-Yang, de China Taipéi, y del mexicano Matías Grande. Ya en la final, volvió a mostrar sangre fría para llevarse otro duelo ajustadísimo. D’Almeida también fue un pionero para Brasil. En 2021, logró la primera medalla mundial en arco recurvo para su país (una plata) y, desde entonces, siempre ha estado instalado en la élite, llegando a liderar el ranking mundial (ahora, es el número tres). Otro currículum al que Andrés, con el descaro de la juventud, no hizo mucho caso. La final llegó a la flecha de desempate y, en el terreno de los elegidos, no falló. Clavó el 10, la flecha brasileña se quedó en el 9 y estalló de emoción. Otra vez.

Su historia es la de Robin Hood, aunque sea el tópico sencillo. El ascenso de un deportista que, luchando contra países en los que el tiro con arco acapara muchos más recursos, ha alcanzado la cima mundial. No hay mejor ejemplo que el siguiente: tras los últimos Juegos Olímpicos, Estados Unidos fichó a Elías Cuesta, el técnico que, en las últimas temporadas, había multiplicado los resultados internacionales del arco nacional. La Federación Española, que no pudo igualar la oferta, decidió seguir con los entrenadores que ya tenía, a los que dio más galones. El método ya está instalado y, además, pule talentos como el de Temiño, que no acudió a París 2024 por decisión técnica. El aragonés, formado en el Club de Tiro Zaragoza, sorprendió con un tramo final de ciclo excelente, pero se optó por no precipitar su proceso de maduración. Su momento es ahora.

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