La prodigiosa Battocletti desafía a África y roza la heroicidad en el 10.000

Los 10.000 metros son un coto vedado para la mayoría de países en los Mundiales de atletismo. Pensar que alguien del podio no haya nacido en algún país de África parece misión imposible. Más aún que a falta de 50 metros una europea pueda soñar con la medalla de oro. Pero hay pocas atletas en el mundo como Nadia Battocletti. En los Juegos de París ya rozó la heroicidad siendo plata y en Tokio ha repetido color del metal. Sólo derrotada en ambas ocasiones por la keniana Beatrice Chebet, el candado del orgullo del continente.

Las vueltas pasaban y la transalpina de 25 años era parte indivisible de un cuarteto junto a la mencionada Chebet, la etíope Tsegay y la compatriota de la campeona del mundo y olímpica, Ngetich. En los últimos 400 metros, el duelo únicamente era cosa de dos y aunque Battocletti apretó y apretó (batió el récord de Italia con 30:38.23) no pudo con la fastuosa fondista africana. Oro con 30:37.61.

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