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Las trampas más sonadas del deporte

Una de las trampas más famosas del deporte español fue en los Juegos Paralímpicos de Sidney en el 2000. La selección arrasó en todos sus partidos, sin embargo, se demostró que 10 de los 12 jugadores no sufría ninguna discapacidad intelectual.
Se informó posteriormente que muchos de los jugadores militaban en la Liga EBA y hasta había un periodista que luego justificó estar realizando un reportaje.
El esgrima sufrió un duro golpe con la historia de Boris Oinschenko. El pentatleta compitió en los JJOO de 1968, 1972 y 1976, sin embargo, tenía un interruptor que activaba los tocados. Una trampa con una sofisticación insuperable para la época.
Imagen de uno de los combates en los que Boris Onischenko utilizó su interruptor trucado. Los rivales no entendían que siempre sumara cuando ellos mismos no notaban el impacto...
Ben Johnson fue otro atleta que desprestigió el deporte. Ganó la medalla de oro en los 100 metros durante los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988 estableciendo un nuevo récord mundial. Sin embargo, tras dar un positivo en estanozolol fue despojado de la medalla y de su logro mundial.
En Indian Wells se enfrentaba la veterana Francesca Schiavone con Lin Zhu. Con un 5-3 a su favor, corrió hacia una dejada de Schiavone. Un grandísimo punto sino fuera porque la bola botó en el suelo antes de pasar al otro lado.
En Baloncesto rescatamos la hazaña de Pedro Ferrándiz con el Real Madrid. La famosa autocanasta en los octavos de final de la Copa de Europa ante el Varese. Ambos clubes empataban a 80 puntos, un expulsado y dos lesionados para los blancos. La autocanasta consiguió lo que el técnico quería, evitar la prórroga y ganar en el partido de vuelta por 18 puntos alcanzando su primera final continental. Pese a todo, la FIBA interpuso una multa contra él y su expulsión durante dos años además de prohibir la autocanasta desde aquella vez.
El accidente de Nelsinho Piquet a los mandos de su Renault en el premio de Singapur de 2008 fue impresionante, pero con una trampa detrás. Una maniobra del equipo para beneficiar a Fernando Alonso que al final ganó la carrera gracias al coche de seguridad. Briatore, entonces jefe de Renault acabó expulsado de la Fórmula 1.
El enfrentamiento entre Chile y Brasil en el Mundial de Maracaná era decisivo: era clasificatorio para el Mundial de Italia de 1990 y los chilenos necesitaban la victoria. Durante el encuentro, el portero chileno Roberto "Cóndor" Rojas sufrió un golpe tremendo por una bengala del público que le hizo sangrar tanto como para suspender el partido. Sin embargo, más tarde se descubrió que el portero llevaba una cuchilla entre los guantes, siendo suspendido por la FIFA para siempre y dejando sin los dos mundiales siguientes a su selección.
El ganador de los siete tours consecutivos también engañó enormemente al deporte. Después de que la USADA (Agencia Estadounidense Antidopaje) hiciera público la acusación de dopaje se descubrieron las tácticas del ciclista para no dar positivo: evitando los controles, con sustancias indetectables, un buen médico y soluciones salinas.
El rugby sufrió mucho con el engaño de Tom Williams. El jugador de los Harlequins simuló un chorro de sangre gracias a una cápsula oculta en su boca. Con este truco buscaba ser sustituido para que un compañero mejor entrara en el campo. Tom Williams acabó sancionado durante tres años y al entrenador del equipo se le castigó con uno.
Una de las más célebres historias de dopaje en el atletismo es la de Katrin Krabbe. Tras ser doble campeona del mundo en 1991, fue descubierta un año después en un control de orina cuando intentaba cambiar su muestra por otra que llevaba escondida en sus partes íntimas.
El fútbol es un caso muy especial en cuanto a las trampas. Muchas han sido las peripecias de los jugadores para engañar a los árbitros, pero nunca han podido con las cámaras. La más famosa, sin duda, la mano de Dios de Diego Armando Maradona en el Mundial de México de 1986. El argentino fue la pesadilla de Inglaterra, eran cuartos de final y Argentina logró ganar ese Mundial.
En la previa del British de 1985 David Robertson repetía su engaño hoyo tras hoyo sin ningún reparo. Su truco era llegar hasta el green y adelantar la bola unos cuantos metros. Después de 14 hoyos con la misma táctica fue descalificado con un sanción de 30 años sin jugar en torneos profesionales.
En el fútbol de Argentina tan sólo cuatro años después de la famosa Mano de Dios, su seleccionador, Carlos Bilardo ordenó echar somníferos a las botellas de agua de algunos jugadores de Brasil para que perdieran el encuentro que les enfrentaba a ellos. Lo consiguieron sin embargo, perdieron la final del Mundial contra Alemania. Incluso el propio Maradona reconoció la trampa...
Esta trampa fue la protagonizada por el ciclista Nibali. Fue expulsado de La Vuelta a España después de sujetarse de un coche mientras trataba de alcanzar a los favoritos.
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Una de las trampas más famosas del deporte español fue en los Juegos Paralímpicos de Sidney en el 2000. La selección arrasó en todos sus partidos, sin embargo, se demostró que 10 de los 12 jugadores no sufría ninguna discapacidad intelectual.

Foto:REGUEROSEFE

Se informó posteriormente que muchos de los jugadores militaban en la Liga EBA y hasta había un periodista que luego justificó estar realizando un reportaje.

Foto:REGUEROSEFE

El esgrima sufrió un duro golpe con la historia de Boris Oinschenko. El pentatleta compitió en los JJOO de 1968, 1972 y 1976, sin embargo, tenía un interruptor que activaba los tocados. Una trampa con una sofisticación insuperable para la época.

Imagen de uno de los combates en los que Boris Onischenko utilizó su interruptor trucado. Los rivales no entendían que siempre sumara cuando ellos mismos no notaban el impacto...

Ben Johnson fue otro atleta que desprestigió el deporte. Ganó la medalla de oro en los 100 metros durante los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988 estableciendo un nuevo récord mundial. Sin embargo, tras dar un positivo en estanozolol fue despojado de la medalla y de su logro mundial.

Foto:Mike PowellGetty Images

En Indian Wells se enfrentaba la veterana Francesca Schiavone con Lin Zhu. Con un 5-3 a su favor, corrió hacia una dejada de Schiavone. Un grandísimo punto sino fuera porque la bola botó en el suelo antes de pasar al otro lado.

En Baloncesto rescatamos la hazaña de Pedro Ferrándiz con el Real Madrid. La famosa autocanasta en los octavos de final de la Copa de Europa ante el Varese. Ambos clubes empataban a 80 puntos, un expulsado y dos lesionados para los blancos. La autocanasta consiguió lo que el técnico quería, evitar la prórroga y ganar en el partido de vuelta por 18 puntos alcanzando su primera final continental. Pese a todo, la FIBA interpuso una multa contra él y su expulsión durante dos años además de prohibir la autocanasta desde aquella vez.

El accidente de Nelsinho Piquet a los mandos de su Renault en el premio de Singapur de 2008 fue impresionante, pero con una trampa detrás. Una maniobra del equipo para beneficiar a Fernando Alonso que al final ganó la carrera gracias al coche de seguridad. Briatore, entonces jefe de Renault acabó expulsado de la Fórmula 1.

El enfrentamiento entre Chile y Brasil en el Mundial de Maracaná era decisivo: era clasificatorio para el Mundial de Italia de 1990 y los chilenos necesitaban la victoria. Durante el encuentro, el portero chileno Roberto "Cóndor" Rojas sufrió un golpe tremendo por una bengala del público que le hizo sangrar tanto como para suspender el partido. Sin embargo, más tarde se descubrió que el portero llevaba una cuchilla entre los guantes, siendo suspendido por la FIFA para siempre y dejando sin los dos mundiales siguientes a su selección.

El ganador de los siete tours consecutivos también engañó enormemente al deporte. Después de que la USADA (Agencia Estadounidense Antidopaje) hiciera público la acusación de dopaje se descubrieron las tácticas del ciclista para no dar positivo: evitando los controles, con sustancias indetectables, un buen médico y soluciones salinas.

Foto:Robert LabergeGetty Images

El rugby sufrió mucho con el engaño de Tom Williams. El jugador de los Harlequins simuló un chorro de sangre gracias a una cápsula oculta en su boca. Con este truco buscaba ser sustituido para que un compañero mejor entrara en el campo. Tom Williams acabó sancionado durante tres años y al entrenador del equipo se le castigó con uno.

Foto:Christopher LeeGetty Images

Una de las más célebres historias de dopaje en el atletismo es la de Katrin Krabbe. Tras ser doble campeona del mundo en 1991, fue descubierta un año después en un control de orina cuando intentaba cambiar su muestra por otra que llevaba escondida en sus partes íntimas.

El fútbol es un caso muy especial en cuanto a las trampas. Muchas han sido las peripecias de los jugadores para engañar a los árbitros, pero nunca han podido con las cámaras. La más famosa, sin duda, la mano de Dios de Diego Armando Maradona en el Mundial de México de 1986. El argentino fue la pesadilla de Inglaterra, eran cuartos de final y Argentina logró ganar ese Mundial.

En la previa del British de 1985 David Robertson repetía su engaño hoyo tras hoyo sin ningún reparo. Su truco era llegar hasta el green y adelantar la bola unos cuantos metros. Después de 14 hoyos con la misma táctica fue descalificado con un sanción de 30 años sin jugar en torneos profesionales.

Foto:Jan KrugerGetty Images

En el fútbol de Argentina tan sólo cuatro años después de la famosa Mano de Dios, su seleccionador, Carlos Bilardo ordenó echar somníferos a las botellas de agua de algunos jugadores de Brasil para que perdieran el encuentro que les enfrentaba a ellos. Lo consiguieron sin embargo, perdieron la final del Mundial contra Alemania. Incluso el propio Maradona reconoció la trampa...

Esta trampa fue la protagonizada por el ciclista Nibali. Fue expulsado de La Vuelta a España después de sujetarse de un coche mientras trataba de alcanzar a los favoritos.

Foto:ERIC FEFERBERGAFP