Tanto monta, monta tanto, Fátima Gálvez como Alberto Fernández

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Tanto monta, monta tanto, Fátima Gálvez como Alberto Fernández

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Tanto monta, monta tanto, Fátima Gálvez como Alberto Fernández

La pareja mixta española se apuntó el primer y último oro (por ahora) de la historia en esta prueba, firmando el récord olímpico: 148 platos de 150 tiros en la final

Han trabajado juntos durante cinco años, desde que se supo que en Tokio habría una prueba mixta de tiro al plato. Alberto Fernández (38 años, Madrid) y Fátima Gálvez (34, Córdoba) han completado su palmarés con el oro olímpico, porque ambos por separado ya habían sido campeones de Europa y del Mundo.

-¿Cómo se decidió que ustedes formasen pareja?

-(Alberto Fernández) Fue cosa de la Federación, que vio las posibilidades de clasificarnos, y como era una prueba más, estaba bien. Fátima y yo nos conocemos de toda la vida en los equipos nacionales.

-(Fátima Gálvez) Para mí ha sido un descubrimiento el tirar con Alberto, porque nos conocíamos, no teníamos problemas, pero con el anterior seleccionador se me hacía el vacío. Hemos hablado mucho, nos hemos animado y tenemos una gran relación. Para tirar en pareja tienes que tener una tremenda complicidad.

-De ustedes dos se esperaba, por lo menos, una medalla, juntos o separados.

-(Fátima) Dos veces me había quedado a las puertas. En Londres fui quinta y tardé cinco años en cobrar el premio; en Río me dio más rabia, no por el premio en sí, sino porque fui cuarta, a las puertas del podio. En Tokio quería sacarme la espina. No pudo ser en la prueba individual, porque a la postre cada día es diferente, pero sí lo hicimos como pareja. Además, es que Alberto tiró de manera excepcional.

-(Alberto) El éxito es de los dos. Hice una buena prueba, 75 platos de 75 tiros, un pleno que ya había hecho varias veces este año, por ejemplo. Y Fátima no empezó bien, pero se recompuso y ahí dejó un 73 de 75 para que pudiésemos subir al primer puesto.

-Vamos, unas tiradas de récord.

-(Fátima) La puntuación es la plusmarca de los Juegos Olímpicos, y también la dejamos así cuando ganamos el Campeonato de Europa. Como en estos años nos han cambiado tanto los sistemas de competición tuve que convencer a Alberto de que el último nos venía mejor a nuestra forma de tirar.

-(Alberto) Es que a dos meses de la competición nos cambiaron el sistema. No es que yo dudase, es que me parecía necesario adaptarse, y si habías competido de una manera y ahora iba a ser diferente, pues te inquietas.

-Tienen en común que los dos llegaron al tiro empujados por la afición de sus padres

-(Fátima) Creo que en el tiro español la mayoría hemos tenido influencia familiar. Iba con mi padre de niña, y una vez me dejó tirar, y otra, y así. Total, que a los once años fui campeona de Andalucía, y el presidente me decía que si me preguntaban dijese que tenía catorce años, que con menos de catorce no se podía tener licencia. Pues bueno, desde los once hasta ahora, 23 años dedicándome al tiro.

-(Alberto) Es que el tiro cuando eres niño siempre se hace alguna trampa. Yo acompañaba a mi padre, y con ocho años me dejó la escopeta y rompí un plato. Aquello me enganchó. Sí, he tirado en fiestas y esas cosas, pero como era muy malo no llamaba la atención. Eso sí, a los catorce me saque una licencia, y he convertido mi pasión en mi profesión. Le prometí a mi padre que si alguna vez ganaba una medalla olímpica se la regalaba como reconocimiento, y ahí la tiene y la disfruta, aunque ahora para algunos actos que tengo que llevarla se la pido prestada.

-¿De qué les ha servido esta medalla de oro?

-(Alberto) Lo más importante para mí era ganar para darle visibilidad al tiro español, pero si lo preguntas por si ha tenido consecuencias en que algún patrocinador se haya interesado en mí, tengo que ser franco: sólo me patrocinan las marcas específicas del tiro, de munición, de arma, de ropa. Nada más. Ninguna nueva.

-(Fátima) Es que con eso de que es un deporte con armas tengo la impresión de que está mal visto, cuando en realidad somos deportistas como cualquier otro, de élite, claro.

-Defíname cómo se ve en comparación con otros deportistas de élite.

-(Fátima) En igualdad. Hago preparación técnica a diario entre tres campos de tiro distintos, y luego le doy mucha importancia a la preparación física y la alimentación para mantener el peso y no tener que estar pendiente del cambio de posición con la culata. Y, además, le concedo valor a la preparación psicológica, que no es lo normal en mi deporte, pero hay que evolucionar.

-(Alberto) Mi caso es parecido, y hasta tengo un pequeño gimnasio en mi casa. No disponía de psicólogo, pero en Río de Janeiro, donde tenía muchas expectativas que no cumplí, pensé en que a lo mejor me hacía falta ese tipo de ayuda. Han sido cinco años trabajando con él y se ha demostrado que tenía razón, que era un valor añadido importante, y ahí están los resultados.

-De Córdoba y de Madrid, y cada uno vive en provincias diferentes lejos de casa.

-(Alberto) Soy gato por los cuatro costados, pero desde hace unos años vivo en Illescas, que está cerca de Madrid pero en Toledo. Para ser honesto debo contar que me fui allí cuando me compré el piso en el que vivo. No me llegaba para pagar los precios de Madrid.

-(Fátima) Yo estoy en la UCAM, en la facultad que tienen en Granada. Estoy estudiando psicología, porque me interesa mucho esa disciplina desde el punto de vista deportivo y por eso también lo pongo en valor.

-El tiro por parejas mixtas nació para Tokio y murió tras Tokio. ¿Les duele?

-(Fátima) Ha sido una experiencia muy bonita y gratificante para mí, pero ya sabíamos que para París cambian esta modalidad por otra, el skeet, de la Federación Internacional.

-(Alberto) Habrá que volver al tiro tradicional, aunque a lo mejor regresa para Los Ángeles, Visto desde otra perspectiva siempre podemos decir que somos los únicos campeones olímpicos de una prueba y que tendremos para siempre y por los siglos la plusmarca olímpica. Ahora bien, con sinceridad, una competición por parejas tiene un gran realce.

-¿Se puede decir que es un equipo o una suma de dos individualidades?

-(Fátima) Eso es lo que parece a simple vista, que tira él, tiro yo, se suma y hay un resultado. Pero hay táctica, ayuda y colaboración. Competir por parejas no es tan simple.

-(Alberto) Como nos conocemos tanto y desde hace tanto tiempo hemos desarrollado nuestro propio sistema de comunicación. Sólo con vernos, con la postura de la escopeta, a lo mejor le estamos diciendo al compañero que tire más despacio, o que cambie alguna cosa. Las palabras son para animarnos, para restar dramatismo a la situación y para darnos seguridad. Sí, tiene una importancia la compenetración, más de lo que pudiera parecer.

-¿Cómo ha sido el final de años para ustedes? ¿Han sentido el calor y el reconocimiento de los aficionados?

-(Fátima) A mí no me da la vida para todo. Entre los estudios, los entrenamientos y algunos actos obligatorios de la Federación Andaluza no tengo tiempo ni para novios... ¡Si casi no veo a mi familia! Están en Córdoba y yo vivo en Granada, que es una distancia. Ya ves, hasta para una entrevista como esta me tengo que programar y buscarle tiempo.

-(Alberto) Están siendo unos meses más ajetreados de lo normal, pero estoy agradecido a que cuenten conmigo, porque creo que de esa manera también sirvo a mi deporte. Me he tomado un mes de vacaciones para volver a la carga, así que estoy teniendo una vida social más recargada. Eso sí, siempre saco tiempo para disfrutar con mi grupo, tocando y luego tomándonos unas cervezas al terminar.

-¿Les quedan objetivos después de haberlo ganado todo?

-(Fátima) Mientras haya ilusión y se disfrute con la escopeta hay objetivos. Metas nuevas no faltan nunca.

-(Alberto) Soy un profesional de tiro, y como tal el objetivo ahora, a largo plazo, es París. Sin Fátima, pero seguiremos viéndonos en los viajes de la Selección.

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