Ewa Swoboda dio positivo en el test a la llegada a Torun y también en la posterior prueba. Confinamiento en un hotel preparado para ello y adiós a la defensa del título continental indoor de 60 metros. La atleta polaca fue víctima del estricto control al que el Campeonato de Europa esige a todos aquellos que van a formar parte de él... y es la única forma de que un evento con más de 700 atletas y 150 periodistas pueda llevarse a cabo en tiempos de pandemia de Covid-19.

Mientras la mayoría de eventos deportivos de máximo nivel en el que se unen deportistas llegados de muchos países se cancela, aplaza o suspende, el atletismo sigue adelante. El Europeo de Polonia parecía una utopía a principios de año y sin embargo todo ha seguido adelante. PCR de todos los participantes antes de llegar, grupos burbuja, hoteles separados, test de antígenos a la llegada antes de recoger la acreditación, sin público, prohibición de relacionarse entre atletas de diferentes países... Un sinfín de normativas que hacen de este campeonato algo diferente a lo habitual.

El aeropuerto de Varsovia era testigo de la llegada de todos los equipos que iban repartiéndose en autobuses para viajar a Torun y pasar la primera selección: superar el test de antígenos que daba autorización para formar parte de la burbuja general. En ese trayecto largo de casi cuatro horas los atletas estiraban, descansaban en el suelo o repetían rutinas a horas de saltar al tartán del Arena. Una vez en Torun, larga espera para superar la prueba anti-Covid19 y ya poder ir al hotel asignado a ducharse y descansar.

Tocarse en la pista, no usar la mascarilla en todo momento salvo el momento de la competición o no respetar las estrictas normas está apercibido como motivo inmediato de expulsión. La ilusión de colgarse una medalla, en este caso literalmente porque los ganadores las cogen y se las ponen ellos sin la intermediación de ninguna otra persona, es el gran sueño. Torun 2021 es ya una realidad y ha derrotado a la Covid-21... salvo en el caso de Swodoba.