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BOXEO

Pacquiao, más leyenda: frena a Thurman y es campeón a los 40

Manny Pacquiao se impuso por decisión dividida a Keith Thurman para alzarse con el Mundial WBA del peso welter. Dio un auténtico recital de boxeo.

Actualizado a
Manny Pacquiao golpea a Keith Thurman durante su combate por el Mundial WBA del peso welter.
AFP

Con la música de Rocky salió al ring y cómo Rocky acabó vitoreado por el público. Manny Pacquiao quería el más difícil todavía en su carrera: ser campeón mundial absoluto (lo era interino) con más de 40 años. Retó a un monarca invicto que tenía la coraza de invencible y lo desarmó por completo para convertirse alzar el WBA del peso welter. "No ha sido fácil, Keith Thurman es un gran boxeador", aseguró tras su histórico triunfo. Fue cierto, pero la leyenda desempolvó su mejor boxeo para volver a maravillar al mundo. Triunfo por decisión dividida (115-112, 115-112 y 113-114) para entrar en el selecto club de campeones a los 40 junto con Bernard Hopkins, George Foreman, Archie Moore y Vitali Klitschko. De ellos, de momento, es el más joven en conseguirlo con 40 años, 7 meses y 3 días, pero avisa: "Mi próxima lucha será el año que viene". PacMan tiene cuerda para rato.

Thurman decidió plantear una guerra mental en la previa. Pacquiao le respondió siempre con una sonrisa y le emplazó al ring. Sobre la tarima, donde se muestran las personas de verdad, el filipino necesitó menos de tres minutos para ganarle esa batalla. El estadounidense dominaba en la distancia y PacMan recibió varios golpes cuando intentaba acortar distancia... hasta que ocurrió la genialidad. En un visto y no visto se echó encima de Thurman, que reculó. Mano adelantada abajo y la de atrás al mentón. El campeón se iba al suelo y su cerebro estallaba. No pensaba que el "dinosaurio", como el mismo le llamó, tuviese esa capacidad. Pacquiao sabía hasta dónde debía apretar y lo hizo. Le dejó respirar y continuó la pelea. La experiencia lo es todo. PaMan podía tener menos envergadura, potencia... pero había cazado su tiempo a la hora de ejecutar sus golpes y lo tenía en su mano.

El campeón tardó en reaccionar mentalmente hasta el cuarto asalto. No fue capaz de imponer su tamaño hasta entonces. En ese momento se vio la diferencia. Pacquiao encajó manos duras, pero apretaba los dientes y seguía para delante. El miedo a perder no existía, solo tenía hambre de victoria. Así, acabó de minar a Thurman, que fue alternando buenos momentos de boxeo con otros en los que se veía sorprendido por el veterano. La leyenda lograba comerle el espacio en un segundo, algo que bloqueaba al estadounidense, pues alguien con su movilidad era incapaz de salir de esa presión antes de tocar la cuerda con su espalda. Ahí, en el ensogado, precisamente es donde Manny mostró otra gran virtud. Thurman le encerraba, sacaba muchos golpes... pero no se achantaba. Replicaba con series rápidas y se movía. Estaba pletórico.

Thurman acabó cabizbajo por su derrota, pero pudo hacerlo todavía mas. En el décimo asalto, Pacquiao clavó su mano en el hígado del estadounidense. Le faltó poco para caer al suelo. De hecho llegó a doblarse de dolor. El filipino le dejó vivo porque sabía que línea roja no debía cruzar. Es consciente que no está para intercambiar golpes. Tuvo el KO, pero él quería ganar y disfrutar del camino, no importaba el modo de la victoria. Después tocaba hablar de futuro. Spence y Porter unificarán coronas (IBF y WBC) el 28 de septiembre, su rival potencial saldrá de ahí, pero no quiso darle más bombo. Cualquier declaración podía eclipsar lo que acababa de hacer. La leyenda volvió a demostrar su estatus. Manny Pacquiao, campeón a los 40.

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