Un taconazo genial de Ferrao a falta de 21" da la Copa al Barça

Fue una final maravillosa. Con un Jaén magnífico y un Barça de menos a más que acabó haciendo un fútbol sala excelente... pero que sólo se pudo imponer gracias a una genialidad de su estrella, Ferrao. El pívot brasileño fue la diferencia en un encuentro donde los azulgrana levantaron su sexta Copa del Rey en un Quijote Arena de nuevo amarillo por la afición andaluza, que acabó rendida a quizá el mejor jugador del mundo en este momento.

Desde el primer minuto se notó la intensidad y que en cada choque iban a saltar chispas. El Barça tiró pronto de su estrella: balones a Ferrao. Una estrategia que Dani Rodríguez intentó frenar con un recurso trabajado: Rafa López era su sombra y, cada vez que recibía, un compañero llegaba raudo a la ayuda. Lo cierto es que con esa fórmula el Jaén pudo contener las primeras acometidas azulgranas.

Y una vez controlado el principal peligro de un Barça que ofrecía pocas alternativas más, se empezó a soltar en ataque, donde consiguió adelantarse con una jugada de estrategia que Carlitos puso en la escuadra. Un 1-0 que confirmaba que los andaluces estaban por el buen camino, algo que ratificó Campoy con una vaselina preciosa ante Dídac para hacer un sorprendente 2-0 que hizo que el Barça reaccionara. Un poste de Ferrao y una doble parada de Espíndola a Adolfo mantuvieron el resultado, que también pudo ampliar Carlitos con un disparo a la madera.

Pero cierto es que desde entonces se vio a otro Barça, más intenso y donde se vislubraban más recursos, como las internadas de un Dyego desaparecido hasta entonces. Y el brasileño marcó la diferencia con sus asistencias. Una a Boyis para acortar distancias (1-2) tras la reanudación, que el exJaén no celebró, y otra a Ferrao para que a falta de ocho minutos (2-2), empezara otro partido. Eso sí, con un Barça al alza y un Jaén más desgastado tras ver perdida su renta.

Sin embargo, el equipo andaluz se mantuvo en pie, firme y rozó el llegar vivo hasta la prórroga... hasta que apareció Ferrao con su tacón mágico. Marcenio vio que la pedía y le mandó un balón que, de no ser por la extraordinaria calidad del pívot, no hubiese sido decidivo. Pero Ferrao lo convirtió en un golazo que decidía la final y tumbaba a un Jaén que, ahora sí, bajó los brazos y llegó a encajar dos goles más, ya intrascendentes.