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GOLF

Así es una jornada junto a Rahm en un campo de golf

Un redactor de As acompañó al crack vizcaíno en el recorrido por Larrabea (Álava), donde se formó desde crío, en la final del XVI Circuito Benéfico de la Fundación Síndrome de West.

VitoriaActualizado a
Rahm, en Larrabea
PAULINO URIBEDIARIO AS

"No me gusta perder ni a las chapas ¿eh?". Con esa advertencia se desayuna Jon Rahm desde temprano ante sus cuatro primeros rivales en el comienzo de la final del XVI Circuito Benéfico de la Fundación Síndrome de West, una epilepsia infantil considerada como una enfermedad rara. Se trata de un circuito que ha albergado seis pruebas en el entorno de Madrid y que no ha desaprovechado la ocasión con la tradicional presencia de Rahm en su tierra en época navideña para montar un torneo en el club de Larrabea, cerca de Vitoria, donde se formó el fenómeno de Barrika. Participan amateurs de España y patrocinadores que hacen donaciones a la fundación, entre ellos Francisco Hortigüela, director de marketing corporativo de Samsung; el televisivo Carlos García Hirschfeld; y el exfutbolista del Zaragoza, Jesús García Sanjuán. Rahm es uno de los premiados al mérito por la organización, y se une a una larga lista en la que están Miguel Ángel Martín, Ballesteros, Olazabal, Miguel Ángel Jiménez, Sergio García y Marta Figueras Dotti, "los que han hecho grande este deporte", sostienen los promotores del colectivo.

"Vamos, sígueme, pero en silencio", acepta el golfista al redactor de As en su recorrido por los 18 hoyos del cuidado campo. Le esperan seis partidos con cuatro participantes en tandas de tres hoyos y uno extra, con otros cuatro elegidos por sorteo. Es decir, 24 afortunados dentro de un colectivo de 84 jugadores. "¡Vaya subidón!", exclama Fernanda, una de las afortunadas. Los primeros hoyos son casi de calentamiento. "¡Vaya fresquito! Como tengo un golpe cada quince minutos es difícil mantener el calor y la concentración", advierte Rahm, que cuenta con un caddie para la primera parte del recorrido y otra para la segunda, amigos de toda la vida vinculados al club alavés. El resto arrastra el carrito. La bolsa de Jon es sagrada. Rebosa con 14 palos, entre ellos dos hierros cuatro porque le gusta tenerlo duplicado, y una funda para el putter en la que se lee 'Rahmbo' y por el otro lado se advierten unas bandas rojiblancas en honor a su equipo del alma, el Athletic, al que pudo animar y dar suerte el lunes en el crucial compromiso ante el Girona. "No podré ir a Vitoria este lunes, contra el Alavés, pero espero estar en el siguiente", avanza. La empuñadura de ese putter característico rojo es del equipo europeo de la Ryder. Además, se decanta por el Driver M2, ajustado 10.5º.

La mañana no permite alegrías en lo climatológico y Rahm, vestido de negro y muy centrado en su tarea, la resuelve con -3 en los seis primeros hoyos, bajando el par en el uno (de cuatro golpes), cinco (de tres) y ocho (de cuatro). Cada golpe es un toque de genialidad que provoca admiración en sus contrincantes y la legión de aficionados que se van acercando para hacerse fotos con él o pedirle autógrafos. "¿Para esta mierda aplaudís y con el golpe que ha pegado él, nada?", cuestiona en broma a la concurrencia. "Te toca sufrir", le expone un osado rival. "Cuidado en ese recodo, ahí es difícil dejarla", advierte el campeón de la Ryder en el hoyo 11, que abarca 350 metros. Es un par 4 muy largo pero accesible de coger en dos golpes. "La mayor dificultad estriba en el fuera de límites que tenemos a la izquierda en la caída del golpe de driver y en la masa boscosa que tiene el hoyo en su parte derecha para el segundo golpe". En cada viaje al tee de salida, el sexto jugador del mundo arranca desde las barras blancas, las más alejadas, y deja al resto acercarse un poco, situarse en las amarillas. "Este es exigente, cuando conoces el campo es más fácil. Aquí hay que tirarla plana pero cuidado con el rough", expone. En el 13 invita a los responsables del campo a abrir la calle "quitando ese pino" y también repara los piques de la bola en cada green para dejarlo como una alfombra. Cada gesto es una oda a la perfección. "¡Madre mía las deja perfectas! Con un soplido las metes luego", coinciden los contrincantes que van pasando a su lado. "Ahí dale cien, no es un pitch, que conozco el terreno, hay un pequeño río y se te puede ir", revisa en el 14, un par cinco en el que previamente ha sacado el medidor láser para controlar mejor las distancias. "Está bien que haya para cinco golpes, siempre añade emoción e interés", proclama.

Rahm, durante su recorrido
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Rahm, durante su recorridoPAULINO URIBEDIARIO AS

Va cubriendo el resto del recorrido par a par, con flexionando las piernas en el tramo último para no quedarse frío. El final le inspira para lanzar sus últimas bromas. "Sientes la presencia de la gente en Estados Unidos e Inglaterra a tu lado, esperando el momento. Pero aquí también hay presión, me va a poder". No duda con cada palo que debe elegir, ni mira un solo apunte. Lo tiene en la cabeza. Entre hoyo y hoy, tiene tiempo para recordar el partido del Athletic del lunes: "¡Vaya actuación de Iraizoz! Contra el Madrid ya le vi una vez algo parecido con nosotros", refleja antes de despedirse de otro cuarteto en un hoyo en el que el lago causó estragos: "Me voy, ya no tenéis excusa", les suelta ante las reiteradas quejas por lo que les impresiona la figura del jugador de Barrika.

"Este golpe me recuerda a uno con Spieth hace meses. Al no haber viento, debes darla plana y que bote limpia", rememora. El último hoyo entraña mucha más nostalgia. "No te despistes, para dónde le doy? Bah, déjalo creo que ya sé", suelta en tono de broma. "Apunta a tu excasa y cerrado", le ríen en alusión al club y las casas que se apiñan al fondo. "Voy de 'segurola'. Llega fácil a green en dos golpes en el par cuatro de 374 metros, pero se le va por poco el putt. Aplausos de los 50 aficionados que han acabado siendo su séquito en este final del recorrido. La comitiva acaba en el restaurante del club almorzando algo ligero. Cerca de ese punto, un gran póster del fenómeno vizcaíno se rotula con las palabras: "Jon Rahm, uno de los nuestros, gutako bat". En el tablón de ganadores de la orden de mérito no figura su nombre. "Falto ahí", lanza como última broma a su padre Edorta y su hermano Eriz. Son las tres y media. Casi cinco horas después de recorrido, está derrengado. Un campeón de la humildad.

El vizcaíno, en el tramo final
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El vizcaíno, en el tramo finalPAULINO URIBEDIARIO AS

"Me veo con juego de sobra para ganar un 'major"

Un buen gesto con una fundación benéfica.

Se trata de dar más importancia a lo que es una gran causa, una fundación que lucha contra una enfermedad mala. Es importante dar una voz a los que no la tienen y ese punto extra en los medios. Se trata de gente que lucha por muy buena causa. 

¿Creará su propia fundación?

Lo tengo pensado, pero hay que pulir los detalles

¿Qué tal a ido volver a este campo de Larrabea?

Me viene bien volver a casa y pasarlo bien, es un gran campo y tiene un gran diseño.

¿Qué importancia ha tenido en su carrera?

Aquí crecí como jugador me saqué el hándicap y pasé la mayor parte de mi carrera hasta que me fui a Estados Unidos. Me crié aquí, es una pena que no haya más juventud, aunque el tiempo es duro en Gasteiz. Ojalá con mi llegada al mundo del golf se vaya creando una base.

Estuvo el lunes en San Mamés. ¿Qué tal vio a 'su' Athletic?

Bien, veo lo que puedo, cuando estoy en casa si coincide con que el partido es en San Mamés, voy. La mayoría de las veces estoy en ello con la aplicación.

Gran temporada la suya.

Muy buena, no esperaba jugar tan bien después de lo que hice el año pasado, con el momento estrella esta vez al ganar el Open de España.

¿Volverá a esa cita?

La idea es que sí, veremos cómo cambia el PGA Tour y European Tour.

¿Se ve maduro para el asalto definitivo a un 'major'?

Eso siempre me lo he notado, desde que me he hecho profesional me he sentido capaz y mentalmente preparado y con juego de sobra, pero hay que hacerlo, no es fácil, todos juegan muy bien.

¿Serán unas Navidades diferentes?

Me reconocen más pero no cambia mucho con el año pasado, andando por Bilbao algunos dicen algo y otros, no.