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ZONA ROJA NFL

Así los veo: órdago de Saints con Brees, Ingram, Kamara y Thomas

Nueva Orleans ha conseguido un ataque que ahora sí juega con un guion claro, y una defensa que puede ganar partidos, para volver a aspirar a ganar la Super Bowl.

MadridActualizado a
NEW ORLEANS, LA - JANUARY 07: Alvin Kamara #41 of the New Orleans Saints and Mark Ingram #22 celebrate during the second half of the NFC Wild Card playoff game against the Carolina Panthers at the Mercedes-Benz Superdome on January 7, 2018 in New Orleans, Louisiana.   Jonathan Bachman/Getty Images/AFP
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Jonathan BachmanAFP

La historia del deporte está llena de pequeños detalles, instantes inolvidables, que ponen el mundo patas arriba, destruyen guiones y convierten lo imposible en realidad al mismo tiempo que fabrican leyendas que de inmediato entran en la eternidad. Ningún guionista, ningún escritor, ninguna película han conseguido nunca imitar ese segundo de incredulidad absoluta, sorpresa mayúscula, emoción intensa y felicidad o tristeza total que provocan esos momentos.

En la ronda divisional de 2017 lo Saints tenían ganados a los Vikings después de un partido maravilloso. A falta de 10 segundos, Keenum lanzó un pase desesperado desde su propia yarda 39 a Diggs para que, inexplicablemente, Marcus Williams fallara el placaje y se desatara la magia… o la pesadilla absoluta. Y ahí, en ese momento, cambió la historia. Así que nunca sabremos qué habría pasado si los Saints hubieran llegado a la final de conferencia. Lo que tengo muy claro es que, si alguien llega nuevo a la NFL y me pregunta qué hacer para enamorarse de este deporte para siempre, hoy le recomendaría sin dudarlo que viera seguidos, inyectados en vena, todos los partidos de los Saints del año pasado. Si no muere de sobredosis, será abducido por el football americano por el resto de su vida.

Porque los Saints de 2017 fueron por fin lo que llevábamos tres años esperando que fueran y nunca terminaba de aparecer. Una simbiosis perfecta de ataque letal y defensa eficiente. Un espectáculo de fuegos artificiales en cada jugada pero, esta vez sí, con un guion coherente. Brees dejó de sumar yardas como un caballo desbocado que al final no se plasmaban en victorias. El backfield dejó de ser un comité sin guion coherente para ser poblado por una pareja (Ingram-Kamara) que mereció el MVP compartido. Sean Payton dejó de parecer el director de una orquesta desafinada con grandes músicos y puso en marcha un plan de juego que recobró todo el sentido. Un lujo para nuestros ojos, un placer para los sentidos, una alineación de planetas irrepetible…

…¿Irrepetible? ¿Seguro?

A estas altura hablar de la edad de Drew Brees da hasta pereza. ¿Para qué vamos a preocuparnos del tiempo que le pueda quedar? ¿Qué sentido tiene? Es mucho mejor relajarse y disfrutar de un héroe griego teletransportado a nuestra era. Y el día que se quede sin pilas, pues qué le vamos a hacer. Mientras tanto ahí está lanzando rayos sobre la tierra desde su nube de infalibilidad. Que la fiesta no decaiga y por ahora no tiene pinta. El año pasado consiguió el mayor porcentaje de completados de su carrera, una de sus mejores cifras de yardas ganadas por pase y la menor cifra de intercepciones desde que está en los Saints para añadir a todas sus virtudes de siempre un mimo por el balón, un empeño por protegerlo y no ponerlo en riesgo, digno de una madre.

A ese Brees eternamente joven hay que unirle una plantilla que prácticamente no ha sufrido bajas importantes y que, por el contrario, se ha reforzado a conciencia. Los Saints de 2018 podrían acabar el trabajo iniciado hace doce meses porque, nombre por nombre, en teoría son mejores… aunque la historia nos demuestra que en el caso de Nuevas Orleans eso no es suficiente.

ATAQUE: Ingram y Kamara sembrando el pánico

La temporada empieza para ellos con un inconveniente importante. Mark Ingram se perderá los cuatro primeros partidos por sanción. En cuanto se supo la noticia ficharon a Shane Vereen como parche que pueda cubrir algo su ausencia. Ingram y Kamara formaron la pareja de moda en la NFL 2017. El primero sumó 1124 yardas de carrera (4,9 por intento) y 416 de pase además de 12 touchdowns. El segundo, 728 de carrera (6,1 por intento) y 826 de pase, y eso que en los tres primeros partidos aún se estaba rodando como rookie. Fueron literalmente imparables, cada balón que tocaba Ingram era primer down y cada uno de Kamara un big play. Una vez pasen el peaje de septiembre sin Ingram, no hay razón para que no siga la fiesta. Y los que decidan cerrarse para no dejarles pasar se toparán con un festival de pases que podrán destrozarles. Es complicadísimo defender a un ataque con tantas soluciones.

En el grupo de receptores ya no hay duda de que Michael Thomas puede ser el gran referente de la posición en la NFL de los próximos años junto a Odell Beckham. Si su primera temporada fue magnífica, en su segundo año ganó además el protagonismo reservado a los grandes jugadores. Siempre aparecía en los momentos clave para hacer una recepción de esas que solo están al alcance de los grandes extraterrestres. También seguirá Ted Ginn como número dos después de una temporada en que lo agarraba todo. Han fichado a Cameron Meredith, que puede ser un jugador importante si recupera el nivel anterior a la grave lesión que le hizo perderse toda la temporada pasada en Chicago. Por último, eligieron en el draft a Tre’Quan Smith en 3ª ronda, que para empezar seguramente forme en el slot. Lo que sigue algo flojo es el tight end. Han dejado ir a Coby Fleener, que ha decepcionado en Nueva Orleans, y sigue Josh Hill, más un bloqueador que receptor. Ha llegado Ben Watson para recibir, pero a sus 37 años es una solución de urgencia para ganar ya o ya.

Uno de los secretos del éxito de los Saints desde que ganó la Super Bowl en 2009 ha sido su línea ofensiva, siempre entre la élite de la NFL. El año pasado, una vez más, se salió. Solo permitió 20 sacks y también estuvo entre las mejores en el juego terrestre. Pueden echar de menos a Kelemete (G), que se ha marchado a Houston y era el sexto hombre de un grupo cuyo principal problema son las lesiones. Por lo demás, el quinteto titular se mantiene igual con Terron Armstead (LT), Andrus Peat (LG), Max Unger (C), Larry Warford (RG) y Ryan Ramczyk (RG), lo que siempre es una garantía.

DEFENSA: gran apuesta por Davenport

Los Saints echaron un órdago que ha dado mucho que hablar pagando su primera ronda, y la de 2019, para subir a por Marcus Davenport, un defensive end descomunal y rapidísimo al que, según dicen algunos especialistas, le falta un hervor. Davenport tiene la difícil misión de demostrar que puede hundir líneas ofensivas este mismo año y los Saints van a necesitar que lo haga. Con que solo se parezca un poco a Cameron Jordan, una bestia que el año pasado firmó 13 sacks, habrá merecido la pena. La elección se explica tras la rotura del tendón de Aquiles de Alex Okafor, el titular hasta ahora en la posición, que si vuelve totalmente recuperado se convertirá en relevo de lujo. El interior de la línea también es fantástico con Sheldon Rankins (1º ronda de 2016) y Tyeler Davison, y con David Onyemata como un tercer tackle que sería titular en muchos equipos.

El grupo de linebackers se ha reforzado magníficamente con la llegada de Demario Davis después de jugar en los Jets su mejor temporada como profesional. Logró nada menos que 135 placajes combinados y 5 sacks. Debería convertirse de inmediato en el líder de un grupo con muchísimos relevos en el que Alex Anzalone ganará protagonismo después de ser elegido en 3ª ronda en 2017 y perderse casi todo el año rookie por lesión. AJ Klein, Manti Te’o, Hau’oli Kikaha y Craig Robertson completan un grupo de comodines que Dennis Allen, coordinador defensivo, mueve garantizando eficacia en función de las necesidades de cada momento en el partido, pero al que le faltaba el líder que parecen haber encontrado con Davis.

Lo que resucitó globalmente a toda la defensa de un año para otro fue la secundaria. Cambió radicalmente tras la elección de Marshon Lattimore en primera ronda del draft de 2017. Con él todo el grupo dio un salto de calidad increíble, y pasó de ser la peor secundaria de la NFL en 2016 a acercarse a la élite. Pese a ello, no se han quedado parados y han traído de vuelta a Patrick Robinson tres años después de su marcha y ya convertido en uno de los mejores corners de la NFL. Junto a ellos estarán Ken Crawley, otra promesa emergente pese a ser no drafteado de 2016, y PJ Williams en el nickel. Los Saints son uno de esos equipos que se ha apuntado más rápido a la moda de jugar con tres safeties (quizá porque fueron de los primeros que lo intentaron en la etapa de Rob Ryan como coordinador defensivo) y usaron ese tipo de formaciones mucho el año pasado. En 2018 podrán seguir haciéndolo porque tienen un buen tridente en la posición. Marcus Williams tuvo un buenísimo debut como novato pese al clamoroso error en el famoso touchdown de Diggs, Von Bell también seguirá como titular y el puesto de Vaccaro, que se ha ido a Tennessee, será ocupado por Kurt Coleman, recién llegado de Carolina.

CONCLUSIÓN:

Creo que la batalla entre Saints y Falcons y Panthers por llevarse la NFC Sur va a ser uno de los mayores alicientes de la liga en 2018. Como dije en su previa, apuesto por los Falcons, pero la mayoría piensa que la ganarán los Saints. También son junto a Eagles y Packers los grandes favoritos para ganar la Conferencia Nacional en todas las casas de apuestas. Su calendario no arranca muy complicado, pero tienen el descanso algo pronto en la semana 6 y a partir de ahí prácticamente no hay un rival sencillo a priori. Pese a su calidad, los Saints acabaron en 2017 con un récord 3-3 en sus últimos partidos, cuando parecieron desinflarse un poco. Me da miedo que, pese a todas sus virtudes, les vuelva a suceder lo mismo que en 2014, 2015 y 2016, cuando su récord fue mucho peor que su juego. Su gran problema sigue siendo lo mucho que les cuesta cerrar partidos apretados, sobre todo esos días en los que Brees no logra calentar el brazo, que es su gran talón de Aquiles. Para mí sería una sorpresa que no entraran en postemporada, pero también que todo les vaya tan de cara como el año pasado.