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ZONA ROJA NFL

Así los veo: no todo se arregla en San Francisco con un Garoppolo

Los Niners tienen un entrenador de fantasía y un quarterback que apunta a gran estrella, pero todo lo demás siguen siendo incógnitas pese a Sherman y Reuben Foster.
Steelers vs Patriots en vivo y directo: NFL, Semana 1

MadridActualizado a
December 24, 2017; Santa Clara, CA, USA; San Francisco 49ers quarterback Jimmy Garoppolo (10) celebrates after the game against the Jacksonville Jaguars at Levi's Stadium. The 49ers defeated the Jaguars 44-33. Mandatory Credit: Kyle Terada-USA TODAY Sports
Kyle TeradaUSA TODAY Sports

Antes de empezar, no puedo menos que desearles garoppolos días a todos los aficionados de los Niners. Sí, todos esos que llevan todo el siglo XXI agarrándose al Kaepernick de turno y que ahora, de repente, sonríen sin saber por qué mientras se comen la magdalena en el desayuno, silban entre dientes mientras viajan al trabajo en transporte público e incluso le han encontrado el gustillo de delicatesen al sándwich envasado de máquina del almuerzo. Y es que cuando pones un quarterback en tu vida, pero uno de verdad de la buena, los días son más luminosos, los problemas se vuelven oportunidades, las verrugas se transforman en bonitos lunares y las noches de insomnio se deben a las juergas.

Siempre habrá aguafiestas que digan que estamos haciendo un mito de un tipo que solo ha jugado siete partidos como titular en la NFL. Vale, sí, es verdad, pero el tío no conoce la derrota. En los dos que jugó con New England se nos cayeron los palos del sombrajo y en los cinco que dirigió a los Niners el equipo consiguió sumar cinco de las seis victorias de la pasada temporada. Las primeras por los pelos contra rivales asequibles, pero las dos últimas contra las imponentes defensas de Jaguars y Rams, que recibieron sin vaselina la friolera de 44 y 34 puntos respectivamente. Así que, mientras nadie diga lo contrario y Belichick siga con acidez de estómago por haber tenido que traspasarlo, Jimmy Garoppolo es el mesías y punto. Tiempo habrá para flagelarlo si a la hora de la verdad no sabe multiplicar panes y peces.

En pleno subidón, John Lynch, general manager del equipo, se lio la manta a la cabeza para fichar a Richard Sherman, durante muchos años gran estrella defensiva de los Seahawks, rivales divisionales. El movimiento no solo mejora exponencialmente la secundaria; que un veterano de 30 años como Sherman eligiera la Bahía sonó como la confirmación de que dentro de la liga el run-run es que este proyecto puede empezar a aspirar a cosas serias en muy poco tiempo. ¡La pera!

Toda esa felicidad que inundaba el corazón de los seguidores de San Francisco recibió un terrible jarro de agua fría cuando durante la offseason saltó un escándalo que parecía augurar un abrupto final para la carrera de Reuben Foster como jugador de la NFL: “Ahora que tenemos ataque nos vamos a quedar sin defensa”. Durante algunas semanas, la nación Niner, en un sube y baja de emociones, dejó de darse los garoppolos días y se puso a llorar en todas las equinas. Pero cuando el viento sopla de cara las cosas se arreglan solas. Y John Lynch pasó de cerrarle la puerta a Foster si había algo de verdad en su denuncia por maltrato a recibirle con los brazos abiertos cuando se supo que todo era falso. Y Foster, que debe aprender de la experiencia porque lleva mucho tiempo viviendo en el alambre en su vida personal, solo se perderá los dos primeros partidos de la temporada en una sanción que parece una broma comparada con las habituales en casos similares para el gatillo fácil de Goodell.

Por tanto, que nadie me hable de expectativas excesivas, locura mediática ni milongas. Garoppolo ha llegado a San Francisco para convertirse en un arma de destrucción masiva en manos de Kyle Shanahan, la mente ofensiva más retorcida, imaginativa y de moda de la NFL actual. Y chico, qué quieres que te diga, el año que viene no me voy a perder un partido de San Francisco en las primeras jornadas. Y luego Dios dirá. Que en el fondo, muy en el fondo, los que empezamos a ver NFL en los ’80 tenemos un trocito de corazón de los 49ers y la pócima que se está cocinando en la Bahía tiene una pinta deliciosa, espectacular. Ya solo falta por saber el tiempo de cocción que le falta a la mezcla para volverse explosiva.

ATAQUE: centrados en reforzar línea ofensiva.

Una vez lanzados todos los fuegos artificiales, sorprende que los 49ers, que a día de hoy siguen estando sobrados contra el cap, tuvieran una agencia libre tan poco agresiva en ataque. Por supuesto, su prioridad fue hacerle un contratazo a Garoppolo, pero la llegada de estrellas veteranas ha brillado por su ausencia. Han fichado poco y, sobre todo, tipos que necesitan reivindicarse después de un inicio de carrera decepcionante o marcado por la lesiones. Dejar marchar a Carlos Hyde como corredor titular quizá tenga sentido si, como dicen, no tiene el perfil de corredor que le gusta a Kyle Shanahan, pero Matt Breida no parece llegarle a las suelas de los zapatos y Jerick McKinnon, por mucho que ahora lo estén comparando en la bahía con Devonta Freeman, es una incógnita y una apuesta muy atrevida. Por si acaso, yo lo intentaré fichar en mis ligas fantasy, pero sin poner en duda su capacidad para salir a recibir, se me hace complicado creer que pueda rendir mejor que Hyde corriendo con el balón. Como siempre, Shanahan seguirá apostando por jugar mucho con full back y tendrá a su disposición a Kyle Juszczyk, uno de los mejores de la NFL.

También sorprende que su único refuerzo en el grupo de receptores haya sido la elección de Dante Pettis en segunda ronda del draft. Y más con la cantidad de estrellas que había en la agencia libre. Si hacemos caso a lo que explican los analistas de San Francisco, Shanahan quiere en su plantilla jugadores muy obedientes, capaces de correr muchas rutas y de adoptar en cada momento papeles diferentes. Por eso ha huido de las grandes estrellas del mercado. Garcon, Goodwin, Trent Taylor y el novato Pettis quizá formen un grupo muy al gusto del entrenador, pero al que le falta algo de empaque por mucho que Garcon vuelva en plena forma después de una lesión que le hizo perderse toda la segunda mitad de la temporada 2017. No se puede decir lo mismo de los Tight ends, una posición que Shanahan adora y con la que hace diabluras. George Kittle tuvo una magnífica temporada de rookie y este año podría empezar a tener también valor fantasy, así que no hay que perderle de vista. Y hasta Garrett Celek parece mejor en esta nueva etapa.

La mayor preocupación de Lynch ha sido reforzar la línea ofensiva y, aunque el mayor agujero parecía estar dentro, lo cubrió con veteranos que no ofrecen demasiadas garantías mientras que eligió al tackle Mike McGlinchey en primera ronda, una posición que parecía perfectamente cubierta por Joe Staley en la izquierda y Trent Brown en la derecha. Nada más elegir a McGlinchey, traspasaron a Brown a los Patriots, que se encontraron con un regalazo inesperado por un pick de 3ª ronda. A priori no se entiende muy bien el movimiento. Staley tiene 34 años y los Niners tendrán que encontrarle relevo en muy poco tiempo mientras que Brown tenía futuro y estaba jugando de lujo. Al menos se han librado de Daniel Kilgore, el peor jugador de esa línea en 2017, que será sustituido por Weston Richburg, un buen center con un peligroso historial de conmociones. Laken Tomlinson y Josh Garnett repetirán como guards, aunque han fichado a Jonathan Cooper que peleará con ellos por el puesto de titular en una línea que por dentro sigue pareciendo bastante frágil.

DEFENSA:

El fichaje de Richard Sherman marca una offseason en la que los Niners no han terminado de arreglar todos sus problemas defensivos, que les lastró con uno de los bloques menos fiables de la pasada temporada. A sus 30 años, el antiguo miembro de la ‘Legion of Boom’ formará un buen trío de cornerbacks con Ahkello Witherspoon, que tuvo un buen debut en 2017, y el resucitado K´waun Williams, que jugó en el nickel a un gran nivel la pasada temporada tras estar al borde de la retirada en 2016 por una gravísima lesión de rodilla. Los Safeties serán Adrian Colbert y Jaquiski Tartt, aunque Tarvarius Moore, elegido en tercera ronda, competirá con Colbert por el puesto que deja libre Eric Reid. El caso de Reid es peculiar. Es un safety bastante bueno cuyo corte parece inexplicable. Sorprende todavía más que no lo haya fichado ningún equipo. Los últimos interesados fueron los Titans, que según parece prefirieron a Vaccaro después de que Reid no pudiera llegar a la entrevista a Nashville tras la cancelación de varios vuelos. La realidad es que Reid fue uno de los jugadores más comprometidos con las protestas de Kaepernick, y siguió arrodillándose tras la marcha del quarterback. Que cada uno piense lo que quiera, pero Reid ha denunciado a la NFL.

Ahora que la vuelta de Reuben Foster es segura, parecen solucionarse gran parte de los problemas del grupo de linebackers que, sin embargo, queda cojo con Eli Harold y Malcolm Smith por fuera, que son muy poquita cosa. Han fichado a Jerry Attaochu en la agencia libre y eligieron a Fred Warner en el draft, y parece que de entrada habrá muchísimos relevos por fuera una vez que tienen bien anclado el middle linebacker con Foster.

Los Niners fueron en 2017 uno de los equipos que menos presionó a los quarterbacks rivales. Solo consiguió 30 sacks, con Dumervil, que además ha sido cortado, como mejor man-eater con 6,5. Solomon Thomas, su elección de primera ronda en 2017 (pick 3 global), solo consiguió tres y no jugó como se esperaba. Será clave para ellos que mejore una barbaridad para no convertirse en un fracaso. Arik Armstead, el otro end, también fue una elección de primera ronda que lleva en la NFL tres temporadas sufriendo lesiones que no le han permitido jugar nunca como se esperaba. DeForest Buckner, uno de los dos tackles, es el tercer jugador de primera ronda de esta línea, aunque él sí que está jugando fenomenal. Earl Mitchell, que no es gran cosa, completa una línea que debería ser temible pero que por ahora es un misterio.

CONCLUSIÓN:

Los Niners tienen un entrenador revolucionario y un quarterback que podría ser el gran referente de la posición en la próxima década. Todo lo demás son promesas, proyectos y esperanzas. ¿Puede salir bien? Sí, pero también horriblemente. Con ellos entramos en el territorio de los ‘ysis’. ¿Y si todas las elecciones de primera ronda juegan como se esperaba? ¿Y si McKinnon es de verdad como Freeman? ¿Y si un grupo de receptores sin garantías se convierte en imparable? La experiencia nos dice que tantos ‘ysis’ no son un buen augurio. Incluso creo que aun harán algún fichaje que cambie algo el mapa que he dibujado en esta previa. El mejor termómetro de sus opciones será el mes de septiembre, en el que tienen que jugar tres partidos como visitantes, en Minnesota, Kansas City y LA (Chargers) y recibir a los Lions. Si ganan dos o tres de ellos habrá que mirarlos con lupa, porque habrán abierto la puerta a la lucha por los playoffs. Si pierden la mayoría, pelearán por un record equilibrado para acabar de cimentar el proyecto en la próxima offseason. Dicho lo cual, les deseo a todos ustedes unas garoppolas noches.