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Jacksonville Jaguars

El golpe de humildad que la vida enseñó a Doug Marrone

El entrenador de los Jacksonville Jaguars ha tenido una inesperada oportunidad de oro tras haber malogrado su periplo en los Buffalo Bills.

Actualizado a
PITTSBURGH, PA - JANUARY 14: Head coach Doug Marrone of the Jacksonville Jaguars looks on against the Pittsburgh Steelers during the first half of the AFC Divisional Playoff game at Heinz Field on January 14, 2018 in Pittsburgh, Pennsylvania.   Rob Carr/Getty Images/AFP
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Rob CarrAFP

Doug Marrone, entrenador de los Jacksonville Jaguars, ha tenido algo que no todo el mundo tiene en la vida: una segunda oportunidad. Y hablo del máximo nivel, no de una salida digna a un fracaso, un caer de pie tras un trompazo. Hablo de fastidiarla a lo grande y, sólo tres años después, tener la opción de alcanzar la cima de la misma profesión en la que la pifiaste.

Decir que Marrone salió por la puerta de atrás de los Buffalo Bills en el año 2014 es quedarse muy corto. Tras sólo un par de temporadas en la franquicia se le puso a tiro un puesto de trabajo diferente, el de los New York Jets, y decidió dejar tirados a todos los que confiaron en él para irse al enemigo de enfrente. Tal cual.

Tan burdo fue su movimiento que los propios Jets, que le tenían apalabrado, sufrieron el síndrome del comprador arrepentido y acabaron en los brazos de Todd Bowles. Marrone, que había ofendido a toda la franquicia de los Bills, se quedó compuesto y sin novia.

Desde ese momento, comenzaron a salir informaciones del entorno de Buffalo que ensuciaron su nombre. Algunas anónimas y no pocas con nombres y apellidos. Un arrogante, un chulo, un creído, un imposible en el trato. Que sus jugadores le detestaban porque no asumía ninguna crítica, que los trataba como a niños.

Uno de los que estampó su firma en esos comentarios fue Marcell Dareus. Era una de las estrellas de la defensa de los Bills y no se calló. No ocultó que le alegró su marcha y sólo le deseo que tanta paz llevara como descanso dejaba.

No cabe duda que tras una salida tan abrupta podría esperarse reacciones de este tipo. Sin embargo, algo de verdad habría debajo de esas acusaciones porque el propio Marrone cambió de actitud. Viniendo de la Universidad de Syracuse había tropezado tanto en la NFL que se quedó, con perdón, con una mano delante y una detrás. Eso curte. Y si, encima, tu personalidad es puesta en entre dicho, es de lo más normal que haya una reflexión interna sobre uno mismo. Nos pasaría a cualquiera.

Marrone llegó a los Jaguars poco después como coordinador de los hombres de línea. Llegó incluso con una recomendación personal de Bill Belichick, que siempre creyó en él. Bajar de entrenador jefe a preparador de una unidad, ni siquiera a coordinador principal, es una pastilla de ego difícil de tragar.

Y Doug Marrone la tragó. Tanto, que cuando su jefe, Gus Bradley, fue despedido tuvo la oportunidad de ir a la entrevista de trabajo. Es difícil imaginar la forma en la que vendió su proyecto para ganar en ese despacho, porque los Jaguars, como es lógico, tenían intención de ir en una dirección muy diferente a la que llevaban, así que firmar a un miembro del actual staff, más teniendo en cuenta el pasado de Marrone, era ir contra corriente.

En esta segunda oportunidad, en esta recuperación, tiene que ver que cierto grado de humildad ha llegado a su carácter. A la fuerza ahorcan. Y el que lo confirma es el mismo protagonista de Buffalo: Marcell Dareus.

Este año, y cuando la defensa contra la carrera de los Jaguars hacía agua, desde la franquicia llamaron a los Bills para preguntar por el defensive tackle. Se encontraron que en Buffalo querían quitárselo de encima como fuera; incluso por una sexta ronda condicional. Podría pensarse que la relación personal entre ambos sería un impedimento para hacer el traspaso, pero nada más lejos de la realidad.

Marrone no tenía ninguna nada de recordar el pasado, y Dareus se encontró, declara él mismo, a un hombre cambiado, sin rencor, con muchas más ganas de escuchar a sus hombres, a sus jugadores, y con un trato mucho más humano.

Es así como los Jacksonville Jaguars han recuperado a un entrenador jefe para la élite, y como Doug Marrone ha sacado su talento como organizador táctico, tamizado por la lección de humildad que le dio la vida, para convertir a un talentoso grupo en un equipo fantástico. Segundas oportunidades para todos en Jacksonville.