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NFC NORTE

¿Quién eres y qué hiciste con el verdadero Sam Bradford?

El quarterback de los Vikings gozó de una actuación que no encaja con el resto de su carrera en la NFL.

Ciudad de MéxicoActualizado a
MINNEAPOLIS, MN - SEPTEMBER 11: Sam Bradford #8 of the Minnesota Vikings passes the ball in the third quarter of the game against the New Orleans Saints on September 11, 2017 at U.S. Bank Stadium in Minneapolis, Minnesota.   Hannah Foslien/Getty Images/AFP
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Hannah FoslienAFP

La semana 1 es el momento en el que todo el mundo reacciona de manera desproporcionada. Y eso es precisamente lo que haremos.

Durante seis temporadas en distintos matices de gris, la tarde del lunes Sam Bradford finalmente ingresó a la era de la alta definición. Durante 60 minutos mágicos, Bradford dejó de ser un soldado para convertirse en general. No fue un vendedor de seguros.

Bienvenido a la nueva era Sam, ¿por qué habías tardado tanto?

En una época en la que las temporadas de 4,000 yardas son la norma y no la excepción, Bradford no había podido desprenderse de la etiqueta de jugador mediocre. Una etiqueta que te ganas cuando juegas en tres equipos en tus primeros seis años en la liga, no has conseguido una sola campaña ganadora y has construido una reputación como administrador del juego y no como un quarterback que justifique la primera selección colegial.

Ya no más.

Al menos durante una noche, Bradford demostró que hay más en ese brazo derecho que pases cortos y rápidos y lecturas seguras. Que puede hacer su progresión, que tiene el valor para hacer viajar más de 10 yardas el ovoide y la precisión para que éste llegue a destino seguro.

Lo del lunes no es solo una reacción desmedida. Es el mejor juego en la carrera de Bradford y tengo las pruebas. Lo que no tengo, sin embargo, son evidencias que respalden que no se trató de golondrina de un solo verano.

Su actuación ante los Saints, 27 de 32 (84.4%) para 346 yardas con tres touchdowns y sin intercepciones, es una línea destacada para un Rodgers o un Brady, pero en un Sam Bradford es superlativa. Es lo que nos ha enseñado la historia.

En sus 79 inicios previos en la NFL, Bradford apenas acumula 15 juegos con al menos 300 yardas por aire. Solo cinco de esos partidos fueron en triunfos, solo en cinco de ellos alcanzó las 300 yardas con menos de 40 pases lanzados y en solo seis de esos partidos no ha tenido una intercepción en contra.

En resumen, de sus 79 inicios, solo tiene 19 partidos con un rating de por lo menos 100 puntos, y su marca previa antes de los 143 puntos del lunes, habían sido 134.6 en 2013, en un partido en el que apenas lanzó 16 pases para 117 yardas.

La exhibición de Bradford contra New Orleans es solo eso, un partido. Un excelente partido, pero solo uno en una carrera que ya llega a la edad adulta. Sin embargo, hay demasiadas señales para ignorar el hecho de que Bradford comienza a ser más vertical.

En sus últimos tres juegos, Bradford ha completado 86 de 115 envíos (74.7%) para 978 yardas (326 por partido) con nueve pases de touchdown y solo una intercepción. Ya no es el viejo Sam de pases de alto porcentaje y bajo rendimiento. Nadie va a extrañar a ese Sam Bradford.

Tal vez sea una mejor adaptación al sistema de Pat Shurmur, tal vez sea una línea ofensiva que le da tiempo, una mentalidad más agresiva o un reparto más talentoso del que haya tenido jamás. Tal vez sea que la defensiva de los Saints apesta es REALMENTE mala.

Tal vez sea una combinación de todo ello. No importa, los Vikings estarán conformes si puede replicar sus resultados de manera consistentemente.

Bienvenido Sam. Te estábamos esperando.