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ENTREVISTA A ALEJANDRO VILLANUEVA (PARTE 2)

"Sufrí una conmoción, pero no fue seria y pude seguir jugando"

El jugador español de los Steelers cuenta para AS en una entrevista de 70 minutos todos los secretos de su primera temporada como jugador de la NFL.

Actualizado a
Alejandro Villanueva.
Instagram Steelers

Esta es la segunda parte de la entrevista telefónica que hemos mantenido con Alejandro Villanueva, el tackle español que ha sorprendido a la NFL con su rendimiento sobresaliente en su primera temporada en la liga.  En total ha sido una conversación de setenta minutos que podéis escuchar íntegra en el podcast especial ZonaRoja que tenéis enlazado al principio de este artículo. Sin embargo, para los que prefieran leer la transcripción de lo hablado, la publicaremos en tres entregas, de la cual esta es la segunda. Mañana podréis leer el capítulo final. Esperamos que disfrutéis escuchándola tanto como lo hemos hecho nosotros hablando con el gran Alejandro Villanueva.

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-Me hizo mucha gracia que en un partido te pitaron una salida falsa y te fuiste a hablar con el árbitro porque no había sido una penalización tuya. ¿Cómo es la relación entre árbitros y jugadores en la NFL?

-Lógicamente, a un árbitro de la NFL te diriges con mucho respeto. Yo me acuerdo de toda la vida ver a los árbitros del fútbol, que había una regla que no podías hablarle de su madre (risas), pero a un árbitro de la NFL hay que hablarle con mucho respeto. Son gente muy amigable, que entiende mucho del juego, y mucho de lo que está pasando y te avisan antes de que pase algo. El único motivo por el que le pregunté era porque no era consciente de haber cometido ninguna falta. Tenía que ser una cuestión de números: “Yo estaba quieto, yo no me he movido ¿Realmente era yo?”. Son penalizaciones que luego se anotan también, y que te las adjudican en el equipo, entonces “¿realmente me he movido yo? ¿He sido yo o ha sido un error de número o qué ha sido? Porque si he sido yo, no recuerdo haberme movido. ¿Me va a pasar otra vez? ¿Me va a señalar otra falta por no moverme?” Pero todo eso para aclarar. Porque si realmente te has movido piensas que tienes que cambiar algo, que has hecho algo y no lo sabías. Y si eso vuelve a pasar en el futuro, en el mismo partido, en la jugada siguiente, pues tengo que cambiar. Por que a lo mejor estoy tan concentrado en la defensa que no me entero de que estoy moviendo un pie o estoy moviendo la mano y eso está causando que tire la bandera. Por eso tenía que aclararlo con el árbitro para ver si tenía que hacer un cambio yo en el mismo partido.

-¿Te dijo algo el árbitro?

-Hablé con el árbitro y me dijo: “no, no ha sido el 78, sino el 53”. Y me dijo que había sido el 53 y ya está. Y me olvidé del tema.

-¿Te sirve tu experiencia militar en la NFL? ¿Te ayuda a no cometer penalizaciones?

-Eso me ha pasado alguna vez si me pitan, por ejemplo, un holding. Si yo estaba aguantando al tipo de forma ilegal, pues el me diría: “78, las manos tienes que ponerlas dentro y no fuera. Eso es lo que voy a pitar. Si pones las manos fuera, lo voy a pitar”. Y esa es una información que vale bastante para el resto del partido. Saber que ese árbitro te va a pitar si pones las manos fuera. Así que arreglarlo con los árbitros es una decisión bastante buena. Hay árbitros a los que les gusta más pitar las manos al facemask y tienes que explicarles que el rival está quitando las manos de su pecho y tirándolas para arriba, y están acabando en el facemask. Y si lo aclaras con él, se fija en eso y puede no penalizarte en la siguiente jugada. Yo tengo una buena relación. Tampoco es que hable mucho con ellos, pero si me pitan una falta me gusta aclararla para tener perspectiva y poder entender lo que van a pitar. Normalmente no miran a todo pero hay algunos árbitros que dicen “si las manos de un jugador están fuera de los números voy a pitar un holding y me da igual si está empujando y no está agarrando”. Esa es una buena información que hay que tener. Y a veces en los tackles, por ejemplo, a mí me gusta mover los dedos porque me pongo tanta cinta en las muñecas que no noto los dedos. Entonces los muevo para ver si los tengo todavía móviles. Y si muevo los dedos y me pitan la falta me gusta saber si los árbitros me dicen que no los mueva porque me van a penalizar. Es información importante para el partido.

-Cuéntanos las últimas dos jornadas de temporada regular, contra Ravens y Browns, que fueron surrealistas. ¿Durante el partido de Cleveland llegáis a saber que los Jets estaban perdiendo en Buffalo?

-El partido de Baltimore fue un partido que nos parecía el más fácil, estadísticamente. Pero los rivales divisionales no se pueden medir estadísticamente. Y sabíamos que para Baltimore era una oportunidad porque jugaban con muy poca presión. Les faltaban muchos titulares, incluido el quarterback, y era el escenario perfecto para llevarnos un mal rato. Una cosa que he aprendido de la NFL, y que es bastante interesante, es que es mucho más fácil venir de atrás que mantener un resultado. Juegas mucho peor en el tercer cuarto, cuando sales del vestuario, cuando vas ganando, que cuando vas perdiendo. Cuando vas perdiendo tienes que remontar y la presión de aguantar para el equipo que va delante es mucho mayor que la que tiene el que quiere remontar. Esa presión que teníamos nosotros de “este partido tenemos que ganarlo” fue mucho mayor que la que tenían ellos de “vamos a jugar este partido lo mejor que sepamos y quitarles a estos la ilusión de ir a los playoffs”. Cuando fuimos a Cleveland pensamos cosas como “en 1987 un equipo que estaba en la misma situación que nosotros se metió”, “existe una posibilidad entre 10.000 de ir a los playoff”. Sabíamos que Rex Ryan había salido de los Jets y que le habían echado, que tenían que jugar contra su exequipo y que ya le habían ganado una vez. Sabíamos que no iban a jugar con McCoy… Yo creo que ese fue el día que di el cambio y pensé: “Voy a dejar de preocuparme por lo que pase, este va a ser mi último partido (o no) y voy a hacerlo lo mejor que pueda”. Mi familia estaba en el estadio viendo el partido, estaban ahí todos. Durante el partido no enseñaron el resultado de ese partido, ni highlights, ni vídeos, ni nada. Y eso lo hacen a posta. Si los Jets hubiesen ido ganando, lo hubiesen enseñado (en el estadio) para desmotivarnos un poco.

En el último cuarto sí que empezamos a escuchar a los fans gritar, volverse locos, y hablando con la gente con la que estaba sentado, les pregunté “¿Qué pasa?” “Nada, que Fitzpatrick acaba de hacer una intercepción, tienen la bola y van a ganar”. Entonces fue cuando nos dimos cuenta de que había una posibilidad muy grande de ir a los playoffs, y luego en el vestuario se volvió la gente loca. De hecho, la gente estaba hablando con el móvil con la gente de Buffalo, que me hizo mucha gracia, y fue todo bastante especial.

-En un partido recibiste un protocolo por conmoción. ¿Qué sentiste?

-Es un tema bastante delicado. Se habla mucho. Sobre todo por una película que han estrenado ahora también. Y con las noticias que salen sobre el daño que haces al cerebro a lo largo de los años. Yo, como juego de tackle, no tengo jugadas en las que realmente haya un impacto con otro jugador a mucha velocidad en la cabeza. Suele ser todo por manos, empujar con los hombros, pero nunca es con la cabeza. Hubo una jugada en la que tuve que salir al otro lado, hacer un pull, y le di al 58, que le llaman ‘la fábrica de viudas’, porque la verdad es que el tío le pega unas leches tremendas a todos los jugadores de la ofensiva, y fíjate, que a él le daba igual hacer el tackle, lo único que quería era darme una leche y me paré en seco. Fue como correr contra la pared. Y la verdad es que tuve un deja vu de “macho, no sé lo que está pasando ahora”, me encontraba bastante mal y me dio un bajón bastante grande. La cabeza me empezó a doler, empecé a encontrarme con mucha nausea, y la verdad es que podía haber dicho que no me encontraba bien, pero sabía que me hubiesen sacado del partido. Lo que hace el tío de la gorra azul (neurólogo independiente del equipo) es revisar las jugadas y si hay una peligrosa para el jugador. Yo sabía que me habrían sacado del partido si hubiese dicho que me dolía la cabeza y que me habían pegado un golpe. Entonces intenté salir un par de jugadas para luego decir que me iba a salir porque me dolía la barriga, y cuando diga eso me dejarán volver a jugar porque no es algo tan serio. Es mucho peor decir que te duele la cabeza que que te duele la barriga.

Entonces me empecé a acordar de lo que había pasado, de la situación, y me seguía sintiendo bastante mal. No fue muy seria, ya he tenido antes conmociones cerebrales en el ejército, y hay veces que tardas una hora en saber dónde estás. Y otras en dos o tres minutos te aclaras pero luego tienes un dolor de cabeza bastante fuerte, y nausea y otros síntomas. Pero yo tenía nauseas, y no podía parar de frotarme los ojos y pensar que me iba a desmayar. Yo tengo una historia, que no sé si es familiar, que me desmayo y pierdo el conocimiento. No quería que me pasara en el partido porque hubiese sido bastante feo. No habrían parado de sacar vídeos de la noticia de ‘Alejandro cayéndose con sus 2,10 que mide’. Entonces pensé en salir al banco, hablar con los médicos, decirles que me dolía la barriga, y si me encuentro mejor, volveré a entrar sin tener que pasar ningún protocolo, y si no me encuentro bien, me quedaré en el banquillo.

El problema del protocolo es que a veces es complicado pasarlo. Por ejemplo, en el ejército, el protocolo tras una explosión era muy difícil de pasar para los soldados. A veces, incluso se encontraban fenomenal y habían estado a 150 metros de la explosión, y les costaba pasar el protocolo, porque es muy difícil. Así que yo, para salvar el protocolo, y poner mi salud en mis manos, pensé que me encontraba bien para jugar el partido y que lo podía acabar más o menos. No me encontraba del todo bien, pero bueno. Al día siguiente hablé con los médicos, les dije que me encontraba bien, y como no había entrado en el protocolo en el partido, ya no podía entrar, y ya estaba bien. Antonio Brown, por ejemplo, tuvo síntomas diferentes. Se encontraba mal la semana entera. De hecho, hablaba con él todos los días y le preguntaba “¿cómo te encuentras?” Y me decía “mira, me encuentro fatal. Me duele la cabeza muchísimo, no puedo dormir, no puedo hacer nada”. Y eso sí es algo serio. Pero la mía no la vi seria, podía jugar perfectamente, y ya no le hice mucho caso.

-El 41% de las conmociones que hay en la NFL son de jugadores de línea. ¿Os dais tantos golpes casco contra casco?

-Yo soy más alto que un tackle normal. Por eso me ahorro bastantes golpes. Hay tackles que son más bajos que yo, que cuando hay un bullrush bajan la cabeza. Y el golpe no es el mismo que recibe un receptor, pero sí es bastante fuerte. Los guards, cuando tienen que hacer un pull, esos sí sufren las peores colisiones que hay en el football americano, y ahí reciben bastantes golpes también. Y la línea defensiva recibe bastantes golpes porque realmente no ven por dónde vienen los otros jugadores. Tienen limitado el campo de visión y es una cosa bastante fea. Tipo “le acabo de pegar una leche al tipo éste y no la veía venir”. Pero fuertes, los golpes fuertes, vienen más de los linebackers, los receptores, y sobre todo los corners. Los corners se pegan unas leches que da miedo verlas.

Pero la NFL está cambiando, los jugadores están cambiando para protegerse, y espero que ojalá se entiendan mejor con las reglas y los jugadores se protejan más. De hecho, cuando hablaba con los médicos me decían que reciben muchos más casos en EEUU de conmociones por el fútbol normal, el fútbol europeo, que por el fútbol americano. El tema está afectando mucho al mundo de los deportes y habrá que verlo. Yo lo estaba pensando y la verdad es que cuando veo a los americanos jugando al fútbol normal, no es lo mismo que ver a un español jugando. Los españoles aprenden a jugar al fútbol cuando tienen tres años, juegan en el recreo pase lo que pase, y tienes un entendimiento de dónde está la jugada en el campo cuando persigues una bola, que hay otro tío que va a por la bola, que tienes que tener cuidado con él, de cuando no hay que lucha por la bola. En EEUU no están acostumbrados a jugar al fútbol normal y van todos a por la bola como locos y se dan unas leches terribles en la cabeza. En football americano pasa un poco lo mismo con jugadores que no son muy buenos. No saben por dónde les van a venir los golpes, y no saben protegerse. Hay jugadores que son muy difíciles de bloquear porque usan las manos para protegerse. Yo he aprendido a protegerme de los otros jugadores de alguna manera. Ver dónde están los jugadores, quién me puede pegar, quién no me puede pegar, y eso me protege. Por eso es importante tener ese sexto sentido.

-La primera vez que hablamos antes de jugar en la NFL me dijiste que todavía estabas sano. ¿Todavía estás sano después de un año?

-Dentro de lo que son las lesiones del football americano, gracias a Dios estoy bastante sano. No sé lo que va a pasar en el futuro, no sé lo que va a pasar en la primera jugada del OTA (primeros entrenamientos de la temporada), pero me encuentro bastante bien. Tengo una pequeña lesión en el codo, pero que son cosas normales, hay cosas crónicas que tengo en el cuerpo, que no se me van a curar nunca pero no son graves, pero me encuentro bastante bien, me encuentro bastante sano. Y ojalá que eso sea algo que dure toda mi carrera. No lo puedo controlar, y por eso estoy haciendo cosas como ir a la universidad, enterarme un poco del mundo de las finanzas aquí en EEUU para saber que mi futuro no depende de mis rodillas y de mis hombros.

(FIN DE LA SEGUNDA PARTE. MAÑANA, CAPÍTULO FINAL)

PRIMERA PARTE DE LA ENTREVISTA AQUÍ.