NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

DE GUADALAJARA A LOS 49’S

Entrevista a Shayne Skov, el mexicano que aún no se la cree

El linebacker de 49’s, quien se inició en 1999 en el futbol americano en Guadalajara, México, afirma que en la NFL el proceso de aprendizaje es infinito.

Actualizado a
Shane Skov, el linebacker de San Francisco 49ers.
Getty Images

La imagen de aquél niño de 9 años al que no le llamaban la atención los deportes de contacto le llega a la mente a Shayne Skov cada vez que se pone el casco de los 49’s de San Francisco.

Para el jugador nacido en San Francisco, California, pero auto nacionalizado mexicano, o tapatío, para ser más precisos, jugar en la NFL no era prioridad cuando conoció el futbol americano hace 16 años, pero al voltear y evaluar su pasado, Skov no puede más que sorprenderse por lo que ha logrado en ese lapso.

“Aún me sorprende donde estoy al ponerme el casco de San Francisco”, reconoce el linebacker de los 49’s en entrevista telefónica con AS desde Santa Clara, sede de entrenamiento del equipo en el que Joe Montana, Jerry Rice y Steve Young se hicieron leyendas de la NFL.

El inicio de Shayne en un deporte 100 por ciento estadounidense no inició en el país de las barras y las estrellas sino en el lugar menos pensado, en Guadalajara, Jalisco, México, ciudad en la que el futbol es el deporte más popular, como en el resto del país.

En 1999, los padres de Skov, Peter y Terri decidieron mudarse a la Perla Tapatía, como se le conoce a Guadalajara, para cuidar la salud de su madre, quien sufría de esclerosis múltiple. Terri falleció en 2013.

En cuanto su papá supo de la existencia del club de futbol americano Carneros de Zazopan, no dudó en inscribir a Shayne, quien en ese entonces estaba lejos de tener el cuerpo de linebacker que ahora presume.

Jugó en categorías infantiles en México hasta que llegó la hora de ir a la preparatoria, la cual hizo en EEUU y de ahí dio el salto a la Universidad de Stanford, con la que se convirtió en uno de los mejores linebackers del país.

No fue reclutado en el Draft de 2014, pero su talento lo llevó a ser probado por los 49’s en una primera instancia. No se quedó en el primer intento, pero San Francisco ya le había echado el ojo y sólo era cuestión de esperar un año para ser parte del roster de 53 jugadores de la franquicia gambusina.

Aunque su carga de trabajo es limitada al formar parte de los equipos especiales de los 49’s en todas sus facetas –patadas de kickoff, despeje e intentos de goles de campo y puntos extra--, Shayne se prepara diariamente como si fuera linebacker titular.

“Mi trabajo es contribuir”, señala el “tapatío” sobre su rol en equipos especiales. “Sigo estudiando mi playbook, pero aún no llega el momento de ir a la defensiva de tiempo completo. Ya llegará.

“Como suplente, debo estar listo”, afirma el jugador de 25 años.

Shayne es un hombre acostumbrado a estudiar. En 2013 pudo elegir ir al Draft e iniciar su carrera como profesional, pero decidió terminar su carrera de ingeniera en Stanford.

Por eso no le cayó de sorpresa la cantidad de horas que coaches y jugadores dedican al estudio de películas y del libro de jugadas.

“Se estudia más en NFL. En la universidad hay un límite de 20 horas máximo de trabajo físico y de estudio y eso lo regula la universidad. Se exige más la calificación que el aspecto deportivo”, explica Shayne en un perfecto español.

Shayne tiene registrada la ciudad de Guadalajara como su hogar en el libro oficial de la NFL y ya aplicó para recibir la ciudadanía mexicana, proceso que se retrasó por una modificación en las leyes.

La disciplina que el número 56 de los 49’s aprendió con los Carneros en su infancia también le ayudó a hacer más fácil la transición del ámbito universitario al profesional y a cumplir con metas que, poco a poco, ha ido cumpliendo.

“(Se trata de) elevar la expectativa y por eso llegué a jugar en Stanford. Jugar en la NFL es un sueño, pero, para lograrlo, se debe trabajar y tener un plan para lograrlo”, señala.

El plan que se trazó Shayne realmente inició sin que él lo supiera e incluyó el apoyo de figuras clave en su vida personal y deportiva.

“He tenido la fortuna de tener mucha gente que me ha apoyado a llegar a donde estoy: mis papás, mi entrenador de gimnasio, mis coaches en Stanford y los que tuve en Carneros me enseñaron el camino correcto y me mantuvieron en él”, señala.

Sin embargo, Shayne destaca la lección más valiosa que ha adquirido y que ha sido clave en su desarrollo.

”Mis papás siempre me dijeron que debo ser un buen ser humano”, sentenció Shayne.