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Los fracasos del draft dentro y fuera del campo (I): Kevin Allen

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Con la elección número 9 del draft de la NFL de 1985 los Philadelphia Eagles seleccionaron a Kevin Allen, Offensive Tackle de la universidad de Indiana.

Fue un día bonito para el equipo. Tras venir de una temporada mediocre en 1984, en la que sólo consiguieron seis victorias, los Eagles se mostraron seguros de haber encontrado una de las piezas que les faltaban, el protector de QB perfecto para la línea: Kevin Allen. No dejaba de ser una locura pues en Philadelphia era en el único sitio en donde valoraban al muchacho como para hacerle top diez del draft. Para la mayoría de la liga el tipo era una gran incógnita; de carácter reservado, tímido, casi cobarde, había completado una campaña senior (última en la universidad) en la que su equipo no ganó ningún partido. Pero Marion Campbell, entrenador de los Eagles, era de esa clase de personas orgullosas de sus propias elecciones y fiel a sus instintos, así que decidió guiarse por el pálpito antes que por los números.

Ese fue uno de los primeros problemas de la tormentosa carrera de Allen en la liga. Al ser drafteado tan arriba, y al no tener una preparación mental suficiente para ello, se dejó guiar por su agente, Peter Johnson, y planteó una guerra abierta con la franquicia para conseguir el mejor contrato posible. Mal aconsejado se metió en una batalla que le llevó a perderse gran parte de los trabajos iniciales con el grupo. Además, como se supo dos años después, el jugador falló un control de sustancias prohibidas al dar positivo por cocaína un día antes de ser elegido por Philadelphia. Drafteado muy alto. Con poco trabajo. Con un carácter reservado. Con problemas de drogas. Y lanzado a la titularidad en el primer partido de la temporada 1985 por su estatus. Llevaba la palabra fracaso dibujada en la frente con luces de neón.

Una señal tan visible no se le iba a escapar a Lawrence Taylor, una de las grandes leyendas defensivas de los New York Giants y de toda la NFL, que fue el primer enemigo de Kevin Allen en la liga. El resultado fue el que os estáis imaginando: Taylor consiguió ocho sacks. Fue el principio, pero también el fin.

Al menos en el campo, porque la peor parte de esta historia aún está por contarse. Tras perder la titularidad a mitad de ese 1985 y quedar relegado a jugar en equipos especiales, Allen se presentó a los campos de entrenamiento de los Eagles en 1986 desmotivado y con una relación tormentosa con su nuevo entrenador, Buddy Ryan. El 1 de septiembre, en compañía de otro Eagle como Scott Cartwright, Kevin agredió a una pareja en una playa de Nueva Jersey y violó a la chica. Fue condenado a 15 años de prisión por el delito. Una semana antes los Eagles le cortaron y fue condenado de por vida por el comisionado de la NFL, Paul Tagliabue.

Los siguientes 33 meses de su vida transcurrieron en prisión, donde parece que encontró algo de paz de espíritu. Al menos la suficiente como para recomponer los restos de su vida e intentar volver a la NFL. Lo intentó con los Bengals, 49ers y Chiefs en el verano de 1991. Con estos últimos consiguió un contrato pero no volvió a jugar en un campo de la liga acabando sus días como deportista en la Arena Football League.

Kevin Allen siempre culpó de su deriva vital a la presión que sentía y a cómo no pudo controlar la situación. En una entrevista concedida en mayo de 1992, en Orlando, explicaba cómo jamás se entendió con Ryan, que detestaba su forma de tratarle y que el episodio de la violación no había sido tan claro como el sistema judicial, en una maraña de acuerdos cruzados entre todas las partes y confesiones interesadas como la de su compañero Cartwright, había resuelto. Sin embargo, y más allá de las poco razonables dudas que intentó plantear al respecto, sobre Kevin Allen siempre pesarán las palabras de Buddy Ryan: "Los Eagles jamás han tenido una combinación de mala persona y mal jugador que se pueda igualar a la de este muchacho".