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Baloncesto | España - Estados Unidos

La generación de oro de España ataca su última frontera

Para la Selección llegar a esta cita (16:00, La 1) ha sido una obsesión durante cuatro años. El mérito de haberlo logrado sin que nada le hiciera descarrilar, sin ceder a la presión, es enorme.

Londres
La generación de oro de España ataca su última frontera

Si el deporte fuera lógico, esta previa sería corta y poco alentadora. Si fuera lógico, a las 16:00 horas veríamos a un equipo maravilloso sucumbir ante uno extraterrestre. Pero si fuera lógico, sería un peñazo. El deporte es magia y, por eso, soñar con que España, esta España que ha ganado todos los títulos menos el olímpico, derrote a la todopoderosa EE UU es lícito. La plata es magnífica. El oro... Para el oro habría que inventar un adjetivo.

Para la Selección llegar a esta cita ha sido una obsesión durante cuatro años. El mérito de haberlo logrado sin que nada le hiciera descarrilar, sin ceder a la presión, es descomunal. En este torneo ha flirteado con la derrota en los dos cruces, Francia y Rusia, pero siempre encontró la manera de sobrevivir. Hoy, al fin, ya no tiene presión y en su mejor versión, la que se atisbó en la segunda parte del viernes, ya ha puesto antes en apuros a los estadounidenses.

Desde el susto en la famosa final de Pekín, EE UU se está preparando para este duelo. Y ese ya es un logro memorable para España. Han controlado los famosos pasos, han estudiado cómo atacar las defensas en zona hasta el punto de masacrarlas y, prácticamente, han inventado un nuevo baloncesto. Uno en el que se reparten los tiros casi por igual y juegan sin pívots los minutos serios. Hasta ahora les ha funcionado siguiendo un modelo estándar: partido igualado hasta el descanso y acelerón bestial en el tercer cuarto, basado siempre en el terror defensivo que lidera esa máquina baloncestística llamada LeBron James, para escaparse. Así de simple.

Su quinteto fetiche (Paul, Kobe, Durant, Carmelo y LeBron) es imparable si corre (116,7 puntos por partido contra los 78,2 de España) y ha hecho del triple su forma de vida (ha lanzado 256 por 303 de dos). Estorbar a sus aleros altos (defenderles es imposible) y lograr un partido lento es vital para España, que no se encuentra en la plenitud que le permitió intercambiar golpes en Pekín (107-118). Más claves: que los bases superen esa presión desbocada que convierte en una odisea cruzar el mediocampo, que Navarro y Rudy reencuentren a sus musas y suministrar balones a Pau y Marc, con ventaja de altura. Qué fácil decirlo, qué milagroso lograrlo y qué grande esta Selección que nos permite siquiera imaginarlo.