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montañismo

Pauner: "El sherpa Dawa es un héroe anónimo"

"Mis lágrimas eran por los dos, puesto que había perdido a un gran amigo y casi había visto desaparecer a otro. Dawa hizo un sacrificio extraordinario, no por dinero, no por gloria, no por fama", señala el himalayista.

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El montañero aragonés Carlos Pauner, recién llegado a Katmandú de vuelta del Annapurna, ha enviado hoy un correo electrónico a Efe en el que califica al sherpa que intentó el rescate del desaparecido Tolo Calafat como "héroe anónimo".

Igualmente agradece al también sherpa Sonam el trabajo realizado durante la ascensión al Annapurna y la ayuda prestada a Tolo Calafat.

"Ambos han trabajado para nosotros en esta difícil expedición ayudándonos en el duro trabajo en la montaña. No obstante, su trabajo ha ido mucho mas allá de lo cotidiano en esta extraordinaria vivencia", explica Pauner a punto de regresar a España.

El montañero de Jaca (Huesca) comenta en su correo electrónico que cuando Tolo Calafat quedó inmovilizado a 7.600 metros los componentes del grupo pidieron ayuda a sherpas cercanos del equipo coreano, pero que éstos les dijeron que estaban muy cansados del ascenso a la cumbre y que no podían hacer nada.

"Estaban en su derecho y me parece totalmente razonable. Poco más que decir", señala Pauner, que añade que Sonam se había quedado con Tolo toda la noche y que intentó bajar con él hasta el campo IV, "hacia la vida", pero que el montañero mallorquín "ya no caminó más".

Igualmente señala que Sonam decidió, "lógicamente", salvar la vida y bajó por la mañana al campo IV pero que Juanito Oirzábal, el rumano Horia Colibasanu y él mismo, venidos de la cumbre, no tenían "ninguna posibilidad" de llegar hasta arriba sin un descanso suficiente.

"Hablé con Dawa, este fuerte Sherpa de casi 50 años. Era nuestro último cartucho allá arriba y la verdad es que no lo dudó. Llevando oxígeno, comida, medicinas y un saco salió para arriba al encuentro de Tolo, con fe y decisión. Yo se lo sugerí y el aceptó, eso fue todo. Dejó la seguridad del campo IV y salió hacia la zona de la muerte, no para trabajar, sino para buscar a un amigo, Tolo, y devolverlo a la vida", ha destacado.

Pauner continúa el relato explicando que cuando volvió tras más de once horas de ascenso sin encontrar signo de vida alguno, Dawa tenía lágrimas en los ojos y le dijo que no había podido encontrarlo.

"Mis lágrimas eran por los dos, puesto que había perdido a un gran amigo y casi había visto desaparecer a otro. Dawa hizo un sacrificio extraordinario, no por dinero, no por gloria, no por fama. Lo hizo tan sólo porque comprendió que era el único que lo podía hacer y sabía que la vida de su compañero, que no de su jefe, estaba en juego", señala el himalayista.

De la misma manera indica que cuando los hombres están tan cercanos al límite entre la vida y la muerte aparece lo mejor y lo peor de ellos y que los vínculos se estrechan y los lazos laborales se difuminan, dejando paso a sentimientos humanos y viscerales.

"Nunca me he alegrado tanto de poder abrazar a un sherpa noble y poderoso, de decirle que estoy orgulloso de ser su amigo y que puede contar conmigo, al igual que él nos entregó su valía. Gracias Dawa, gracias por tu esfuerzo, gracias por ayudarnos y espero que nosotros podamos hacer lo mismo contigo", ha resaltado.

Pauner comenta que si alguien merece un premio, una ayuda, es este "héroe anónimo de cincuenta años", cuyo único modo de vida es "subir montañas y arriesgar la vida por un salario" y que cree que debería descansar ya tranquilo en su pequeño pueblo.

"Ojalá podamos hacer algo por él", finaliza el escalador aragonés.