El conjunto local aguantó el primer tramo del partido, con intercambio de goles y rápidas transiciones en ataque, de la mano del húngaro Rédei, su mejor argumento ofensivo.
Sin embargo, con el paso de los minutos la notable diferencia en peso y centímetros a favor del coloso manchego comenzó a imponerse en el juego y minimizó el poder realizador del anfitrión.
Así, del minuto 17 al 26 el Arrate fue incapaz de anotar, enredado en la tela de araña plantada ante Sterbik por Talant Dujshebaev, y del 8-11 se pasó al 8-17, un parcial de 0-6 que habría de ser determinante, con goles de Aguinagalde, Kallman (3) y Abalo (2), todos los del sueco y del francés al contraataque.
Al descanso se llegó con 11-18 en el marcador y en los primeros compases de la reanudación el Arrate quemó sus naves, con un esfuerzo añadido que le permitió acercarse a seis goles en dos ocasiones, 15-20 y 16-21.
Pero las diferencias entre guipuzcoanos y manchegos son tan grandes que de nuevo bastó al visitante ajustar su defensa en torno a Hombrados para echar el cierre a su marco y abrir una brecha ya inagotable.
Un parcial de 3-14, con seis goles del argentino Gull durante esos minutos, permitió al Ciudad Real dispararse en el marcador hasta el 19-35.
A pesar de la amplia ventaja del campeón vigente, que al final fue de 13 goles (24-37), el Arrate nunca bajó los brazos, empujado por su afición, en un partido al que tampoco le faltaron momentos broncos dentro y fuera de la pista.