El líder de la Liga Asobal comenzó el encuentro con altibajos, con demasiadas imprecisiones en ataque que le llevaron a ir siempre ''a remolque'' en el marcador. El equipo ruso, con un acertadísimo Ivanov, no lograba escaparse en el marcador, pero sus constantes contraataques le permitían mantener cierta ventaja.

Con este panorama el Chehovski aprovechó el tramo final de la primera parte para adquirir una ventaja de cinco goles (9-15, min.21) que conservaría hasta el descanso (16-21). Tan sólo la eficacia ante la portería rusa del hispano-cubano Rolando Uríos salvaba a los castellanos de no alejarse en el marcador.

La segunda mitad se inició con los mismos síntomas, con un Ciudad Real sin acierto en ataque y un Chekhovsky que tenía en el contraataque su gran arma para alcanzar la final. Sin embargo, la esperada reacción del conjunto español llegaría con un parcial de 7-4 que les situaba a tan sólo un gol de los rusos (24-25 min.41).

El equipo ruso no se arrugó y volvió a tomar distancia en el marcador, pero los vigentes campeones de esta competición no estaban por la labor de verse apeados en las semifinales y lograron empatar el encuentro (30-30) a falta de 9 minutos del final.

A partir de ahí, el partido se convirtió en un monólogo del conjunto español en el que la aportación defensiva de David Davis y las paradas del serbio Arpard Sterbik fueron decisivas para la victoria castellana (37-34).

En la otra semifinal, el duelo ruso entre el Lemgo y el Gummersbach se decantó para éste último tras un encuentro muy igualado y cargado de emoción que no se resolvió hasta los minutos finales. El Gummersbach, líder de la Bundesliga alemana, logró su pase a la final de la Supercopa de Europa con gran sufrimiento puesto que su rival desaprovechó un lanzamiento desde los siete metros y la última jugada del partido para conseguir igualar el marcador.

El definitivo 34-33 fue el claro reflejo de la incertidumbre que se mantuvo durante todo el partido.