Lo veía Mirka Vavrinec desde la grada y no se lo podía creer. Lo sufría Roger Federer desde la caliente pista central de Crandon Park y no daba crédito. Un niño de 18 años tenía contra las cuerdas al tirano del tenis en Cayo Vizcaíno. Vavrinec es la chica de Federer, su novia y la persona que le lleva las cuentas. Y veía cómo el jugador con mayor proyección del mundo asaltaba la inexpugnabilidad del suizo, cómo tendría que empezar ahora a hacer números contando con que ya hay alguien capaz de hacerles sombra. A lo mejor hay que empezar a irse repartiendo el pastel... Al final, Nadal no pudo parar la rabia de un número uno que se sentía sometido y el partido acabó 2-6, 6-7 (4/7), 7-6 (7-5), 6-3 y 6-1 cuando el mallorquín lo había dominado por 2-0, llevaba en el tercer set un 4-1 y llegó al tie-break con un 5-3 y lo desperdició, o más bien se lo levantó Federer en un gesto de campeón.

Viene la tierra.

Lo bueno que tiene Nadal es que es como una esponja. Interiorizará que es posible tumbar a Federer y aguardará a que lleguen los grandes torneos de tierra (el Masters Series de Montecarlo está a la vuelta de la esquina) que ofrecerán escenarios propicios donde tomarse revancha.

Federer, que sólo tiene 23 años, recordémoslo, comenzó el partido nervioso y comprobando cómo sus temores tomaban cuerpo ("los efectos que da a la bola Nadal son de locura", había dicho). El español liftaba la pelota, provocaba un bote alto y Federer tenía que pegarle tan arriba que cometió 20 errores no forzados por siete de Nadal. La estrategia funcionaba, pero en el segundo set el hombre que lleva 18 finales seguidas sin hincar la rodilla comenzó a sacudirse la presión de un chaval que no paraba de moverle de un lado a otro, abriendo ángulos, haciéndole sentir vulnerable. Llegó el tie-break y el niño insolente se lo ganó. Había que vaciarse.

Y se vació Federer, que demostró su clase volteando un tie-break en el tercer set que tenía 5-3 en contra. Y siguió exprimiéndose en el cuarto, donde rompió una vez el servicio de Nadal. Fue el punto de inflexión porque a partir de ahí no dio opción para acabar 6-1 en el quinto. Fueron casi cuatro horas de juego delicioso y de lección para Nadal: ha aprendido que Federer es humano. Ya vendrá la tierra, ya.

Nadal "En el tercero lo tuve muy cerca; se me escapó"

Quizá Federer comenzó más nervioso de lo normal, pero luego se tranquilizó y ofreció su mejor juego. En el tercer set lo tuve muy cerca, por eso acabo triste, aunque también contento porque jugué un buen partido. Cuando estás dos sets arriba y tienes un 4-1 en el tercero, la victoria está muy cerca... Pero estamos hablando de Roger Federer, que por algo ha ganado 18 finales seguidas. Hay que jugar con él al cien por cien todo el tiempo. Me voy con buenas sensaciones de Miami y, sobre todo, con ganas de encarar los próximos partidos sobre tierra batida para seguir mejorando. En la clasificación subiré más arriba del puesto 18 y eso me permitirá optar a cualquier cosa. Estaba mentalmente preparado para ganar a Federer, se me ha escapado. En el quinto set me hizo el break muy rápido".