La Vuelta a España que acaba de concluir ha dejado un regusto extraño a los responsables de TVE. Las audiencias de la ronda española han sido inferiores a las del año pasado, lo que deja en evidencia que el pulso mantenido entre Heras y Nozal en la anterior edición caló más hondo que el vivido en ésta por Santi Pérez y el corredor bejarano. 42.110.985 espectadores han seguido la Vuelta a través de TVE-1, con una media de 2.005.285, casi 80.000 menos que los 2.085.000 que lo hicieron en 2003.
Estos datos no hacen sino confirmar que la Vuelta no acaba de encontrar un gancho definitivo con los aficionados. Este año la apuesta fue la llegada al Observatorio Astronómico de Calar Alto, en Almería, pero la etapa dejó 2.462.000 espectadores. Comparándola con la subida al Angliru en 2002, por ejemplo, se queda muy lejos, ya que 3.652.000 millones siguieron aquella ascensión a la cima asturiana.
Lo que reflejan también las audiencias es que la Vuelta ha tenido mayores niveles que el Tour que supuso la sexta victoria de Armstrong. Sólo en las etapas punteras de la ronda gala, las de montaña que fueron retransmitidas por TVE-1, se alcanzaron niveles similares a los de esta Vuelta. Las etapas en llano apenas suscitaron interés y propiciaron una pérdida del 20% de audiencia de un año a otro. En la Vuelta, el porcentaje no es tan elevado, pero la tendencia y los números siguen yendo a la baja.
