40 años del último partido de Di Stéfano

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40 años del último partido de Di Stéfano

40 años del último partido de Di Stéfano

El 27 de mayo del 64 jugó la final de la Copa de Europa ante el Inter

Santiago Bernabéu había pedido a la plantilla, al iniciarse la temporada, recobrar el protagonismo en el continente ganando la sexta Copa de Europa. Tras deshacerse del Glasgow Rangers con facilidad, el Madrid se emparejó con el Dinamo de Bucarest. En el choque de ida los jugadores se encontraron un inesperado detalle de la hospitalidad rumana: una chica en cada habitación, hecho que no trascendió por el silencio pactado por la plantilla. En el campo, tampoco hubo historia. El Milán en cuartos de final y el Zúrich, en semis, quedaron en el camino de Viena.

Y para El Prater, el Inter de Helenio Herrera, quien cuatro años antes, siendo técnico del Barcelona, afirmó que si fuera entrenador del Madrid lo primero que haría sería traspasar a Di Stéfano. Herrera entrenaba a un equipazo que dominaba a la perfección el contragolpe. Para ello tenía gente de la calidad de Mazzola, Milani, Corso, Luis Suárez y Jair.

Sin embargo, Muñoz al que más temía era a Facchetti, un lateral rapidísimo que se incorporaba al ataque con peligro, un signo de modernidad en un fútbol en el que los laterales se limitaban a defender a los extremos rivales.

El 4-3-3 del Inter se convirtió en una muralla para el Madrid. La superioridad de Milani y Mazzola en los tres cuartos de cancha era nítida, hecho que tuvo su recompensa en el minuto 44, cuando marcó el primero de los citados de potente lanzamiento que desvió Zoco. Gol psicológico. "¿Hay alguno que no lo sea?", sentenció Di Stéfano años después. En el 60, Mazzola logró el segundo tanto. Felo acortó distancias y Mazzola, otra vez, apuntilló la reacción del Real Madrid.

Herrera afirmó al acabar el choque: "A los veteranos del Madrid se les ha acabado la cuerda". Con este triste epitafio se cerró la etapa más brillante de la historia del club fuera de sus fronteras. Pero, por encima de todo, se marchaba el hombre que enseñó al madridismo el sentido del verbo ganar. Decía adiós la Saeta Rubia.

En cierto modo, estaba previsto que sucedería si el Madrid perdía, ya que la relación entre el técnico Miguel Muñoz y Di Stéfano estaba muy deteriorada y lo sabía Santiago Bernabéu. El presidente acudió a una charla técnica previa a la final y se sentó como si fuera un jugador más a escuchar la disertación del entrenador. Al final de la misma, Bernabéu le preguntó a Di Stéfano su opinión y éste, por supuesto, discrepaba con el técnico.

Discusión. Después de la final, Di Stéfano hizo ver a Muñoz que se había equivocado en una discusión muy acalorada, que fue la que terminó por propiciar su traspaso al Español de Barcelona. El propio Di Stéfano recuerda en el libro Gracias, vieja este triste episodio: "Muñoz se aferraba a que había que vigilar a Facchetti y nosotros decíamos: ‘¿Y quién agarra a Amancio?’. Amancio era como la luz de rápido y estaba jugando fenomenal. Al final, ¿qué pasó? Que Facchetti no se fue arriba casi nunca en el transcurso del partido... Jugamos el encuentro con uno menos, pero Muñoz me mandó a la mierda y me echaron a mí del club porque lo mandé a la mierda yo también".

Aquel encuentro fue histórico, puesto que fue la última ocasión oficial en la que Di Stéfano vistió la camiseta blanca. Días después, el Madrid disputó la semifinal de Copa ante el Atlético, pero Muñoz no incluyó a La Saeta en la convocatoria.

Una vez acabada su aventura en el Español, Di Stéfano recibió un homenaje el 7 de junio de 1967 en el Bernabéu. El rival fue el Celtic de Glasgow, que doce días antes había ganado la Copa de Europa ante al Inter. Los escoceses vencieron 0-1 (gol de Lennox) y el estadio se llenó para despedir al mito, que recibió la Medalla de Oro al Mérito Deportivo y tuvo el adiós que merecía por su extraordinaria trayectoria.