El italiano Damiano Cunego, del Saeco, dejó claro que se encuentra en un excelente momento de forma y en el segundo final en alto del Giro'04, con llegada al Montevergine, se llevaba la victoria y de paso le quitaba la camiseta rosa de líder a su compatriota y compañero de equipo Gilberto Simoni.

Cunego realizó una ascensión espectacular, pues sin dejar de proteger a su jefe, aprovechó la ocasión para cruzar primero por la cima de Moantevergine donde estaba la línea de meta, ya que salió como un poseso a por su compatriota Figueras, el más activo en toda la ascensión y que se quedó con las mieles del triunfo en la boca.

Nuevo recital del Saeco en una jornada de montaña que deja las cosas como estaban, pues aunque Cunego pasa a ser el líder, Simoni sigue siendo el hombre a batir y en su duelo particular con Garzelli y Popovich hizo tablas.

Los 214 kilómetros, entre la localidad romana de Frosinone y el alto de Montevergine, fueron recorridos por Cunego, ganador también de la segunda etapa, en 5 horas; 26 minutos y 25 segundos, mismo tiempo que el australiano Bradley McGee; mientras que el grupo de Simoni y Garzelli llegaba a tres segundos. Ahora la general queda con Cunego al frente seguido de Simoni a 10 segundos y Franco Pellizotti a 28 segundos.

Los encargados de lanzar la etapa fueron los suizos Bertogliati y Strazzer, ambos del equipo español Sauner Duval. Poco después se les unieron el también suizo Aebersold y los italianos Gobbi, Righi y Manzzanti que por durante muchos kilómetros fue el líder provisional de la carrera, ya que en la salida se encontraba a tan sólo 2:34 minutos del líder Simoni y llegaron a tener hasta media docena de minutos como ventaja máxima.

Fue la escapada del día, pero en todo momento bien controlado por el equipo Saeco de Simoni y Cunego, pues esa escapada les venía de perlas y haciendo lo justo maniobraron a su antojo hasta la parte final en la que sus enemigos más directos, los Popovych y Garzelli especialmente no tenían más remedio que salir a escena para intentar arañar algún que otro segundo.

La aventura de Mazzanti y compañía llegaba a su fin poco después del alto de Monteforte, un puerto de segunda y cuya cúspide estaba a tan sólo a una veintena de kilómetros de la línea de meta. De ese grupo de seis quedaron en cabeza Mazzanti y Aebersold, que pasaron por la cima con un par de minutos de ventaja.

Había llegado la hora de la verdad, el turno para los que luchan por la general. Simoni y los suyos se limitaban a mantener el ritmo; mientras que Garzelli, Popovich y compañía desconfiaban de lo que estaba sucediendo y por ello que permanecieran agazapados en las primeras rampas del Montevergine, un puerto muy tendido, de diecisiete kilómetros y que tiene su parte más dura al principio, con rampas que llegan hasta el diez por ciento.

La escapada llegaba a su fin en los primeros desniveles del puerto. Comenzaba la carrera y los componentes de Saeco tenían que emplearse a fondo para tratar de poner orden, ya que los ataques pasaron a ser una constante y provocaron que varios corredores, entre ellos el campeón del mundo Igor Astarloa quedará descolgado.

El más activo fue el italiano Figueras, pero a por él salían o bien el líder Simoni o su "delfín" Cunego. Tirones no fueron a ninguna parte y tampoco sirvieron para romper ese grupo de una treintena de corredores en el que estaban los primeros de la general, pero algunos bien situados como el caso del español Gárate acusaba esos cambios de ritmo y terminaba descolgándose para ceder más de minuto y medio.

Así nuevo recital del equipo Saeco que ha dejado claro que cuenta con un equipo muy potente, con varias bazas que jugar y que esta controlando la carrera a su antojo; mientras que sus rivales se muestran cautos en espera de momentos mejores.

Mañana se disputará la octava etapa, que unirá las localidades de Giffoni Valle Piana con Policoro, de 214 kilómetros de viaje y con el alto Marsico Novo, de tercera categoría y cuya cima está e el kilómetro 109.