"Vender a Torres sería mal negocio"

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"Vender a Torres sería mal negocio"

"Vender a Torres sería mal negocio"

Enrique Cerezo analizó la actualidad atlética en el Foro Fundación Ferrándiz-AS

Los tiempos están cambiando en el Atlético y ayer los asistentes al Foro Fundación Ferrándiz-AS pudieron apreciarlo en primera persona con la presencia de Enrique Cerezo, el presidente de la mesura. Él mismo admite, en plan el Señor Lobo de Pulp Fiction, que su función es solucionar problemas: "Llevo 18 años en el club y mi intención siempre ha sido la misma: que todo vaya bien, que no haya líos ni fallos. Yo sé que Jesús Gil es una persona polémica, pero mi objetivo como presidente ha sido recuperar la paz social en el Atlético".

Y parece lograrlo. Ayer se ganó a un auditorio con más de un infiltrado (estaba hasta Tomás Roncero) y con Ferrándiz al frente. Don Pedro no es del Madrid, es el Madrid y como tal recibió a Cerezo. Con el amor-odio de un enemigo íntimo: "Esta casa, blanca impoluta desde sus cimientos a su cúpula, se honra hoy de añadir virtualmente unas franjas rojas a su bandera, en honor a nuestro huésped, Enrique Cerezo, a quien podríamos calificar de presidente tranquilo de un club cuyas históricas convulsiones telúricas, felizmente superadas, han dado color y sabor al fútbol español y a sus circunstancias. Porque después de la crisis sigue la vida". Y Cerezo sonrió, recogió el presente que se le ofrecía y se dispuso a sumar tres puntos en casa ajena.

En su ponencia, el presidente explicó, claro y sencillo para que los chavales del colegio Calasancio pudieran entender temas tan farragosos, los convulsos acontecimientos que han marcado la historia reciente del Atlético: "En 1992 acogimos la conversión en sociedades anónimas como la salvación del fútbol, pero no fue así. De hecho, la situación económica actual de los clubes es penosa. Entonces vivíamos una época de gasto descontrolado, se fichaba por fichar, y en el Atlético no era distinto. Tuvimos que comprar el 95% de las acciones entre dos personas y, por si fueran pocos problemas, en el 95 llegó una administración judicial penosa, triste y en la que el club nunca debió estar involucrado".

Aunque el discurso suena a Gil, Cerezo cambia de tercio y prefiere analizar las consecuencias mejor que cebarse en los causantes: "Se originó una inestabilidad deportiva total. Teníamos una plantilla plagada de figuras: Molina, Gamarra, Ayala, Baraja, Valerón, Kiko, Hasselbaink... Pero muchos empezaron a temer por su futuro y a buscar una salida. Bajamos a Segunda y perdimos unos 7.000 millones de pesetas. Supuso un desprestigio social y deportivo terrible. Pero, en lo que fue una experiencia excepcional, subió el número de abonados y, cuando no logramos ascender, volvieron a aumentar al año siguiente. Fue el punto de inflexión".

Como en una película americana, el productor Cerezo dejó lo bonito para el final. Pero el Atlético más que una superproducción debe ser un film independiente, porque el desenlace también presenta cierta amargura y un futuro incierto: "En Segunda llegamos a temer por la desaparición del club, pero al final nos dejó cosas positivas. Nuestras campañas de publicidad (Un añito en el infierno; Papá, ¿por qué somos del Atleti?, y Ya estamos aquí) fueron un éxito a nivel mundial, la respuesta de los aficionados no hay palabras para describirla y la situación judicial se normalizó. Ahora el objetivo es sobrevivir y seguir creciendo. Aunque a veces crees que es imposible. Estamos abocados a pasarnos el día buscando créditos para llegar a fin de mes. Por eso nuestro plan estratégico pasa por contener el gasto y, en lo deportivo, por la cantera". Elemental, querido Watson.

Llegados a este punto, Alfredo Relaño (director de AS y moderador del debate) toma buena nota y da paso a la cantera de periodistas presente en la sala, pero como los chavales no se sueltan (ya lo harán y cómo) toma la palabra el sanedrín de los profesionales. Enrique Gozalo (SER y La Razón) no termina de creerse que alguien haya podido llevar la paz al Atlético post-Gil y Cerezo sale en defensa del otro propietario, el doctor Jekyll de mister Hyde: "Jesús tiene una manera de ser polémica, que a veces ha perjudicado al club y otras muchas le ha beneficiado. Yo he llegado con la filosofía de unir a todo el mundo y normalizar las relaciones con las instituciones y la Prensa. Pero Gil ha intentado, por encima de todo, hacer el bien".

Sin embargo, el tema da más de sí. Carlos Toro (El Mundo) mete el dedo en la llaga: "¿Es un presidente a la sombra de Gil?". Y Cerezo (contundente, pero sin prepotencia) saca a relucir sus galones de empresario de éxito: "Jesús es mi amigo, pero yo no tengo por qué depender de nada ni de nadie. Mi situación económica me permite no rendir pleitesía a nadie. Digo lo que quiero decir y hago lo que quiero hacer. Soy independiente".

Carlos de Torres (EFE) tira de apellido y es el primero en recordar al protagonista en ausencia del acto: Fernando Torres. Como las ofertas son tantas y tan altas, preocupa que el Atlético se despiste y venda a la joya. Cerezo es tajante: "Ni nos planteamos venderle. Te pagan un dineral y luego te gastas al menos la mitad en comprar a otro que no sabes cómo te va a resultar. Vender a Torres sería un mal negocio. Tiene a todo el mundo de su lado, nosotros estamos encantados con él y tiene un buen contrato. Ninguna de las dos partes tiene interés en que se produzca un traspaso".

Es hablar del Niño y que los de verdad, los del Calasancio, se suelten la melena. Sobre todo ellas. La primera no esconde sus prioridades: "¿Tiene por ahí una firma de Torres?". No hay suerte. Tras conceder dos preguntas de cortesía, una amiga vuelve a la carga: "¿Fernando tiene novia?". Y Cerezo nos pone los dientes largos a los pobres mortales: "Me imagino que muchas. Al menos, todas las aficionadas del Atlético".

Pero, cuando ya han conseguido que el presidente se confíe, los niños sacan los dientes. Nunca se fíen de nadie con demasiada cara de inocente (piensen en Ronaldo). Tanda de temas con miga y Cerezo no se esconde. Manzano: "Lo está haciendo bien y, salvo sorpresa, tiene todas las papeletas para continuar con nosotros". La Champions: "Yo aposté que lograríamos clasificarnos, pero perdimos 5 o 6 puntos que no debíamos. Aunque es difícil, no he perdido la esperanza todavía". Movilla: "Me encantaría que jugasen todos nuestros futbolistas, pero son los técnicos los que deciden quién se va y quién se queda". Kiko: "Se fue porque él quiso y se equivocó. Nadie le echó, Tuvo la nobleza y la valentía de irse perdiendo más de 6 millones de euros".

No hay quién les pare. Los periodistas parecemos espectadores y no está nada claro que eso sea malo. Otra ráfaga de nombres propios y Cerezo, sorprendentemente, ni suda. Lequi: "Tenemos una opción de compra y espero que se haga efectiva". La Peineta: "Se ha hablado de que podríamos jugar allí, pero nosotros estamos muy a gusto en el Calderón. El único problema es que la ampliación de la M-30 pudiera afectar a nuestro estadio, pero por ahora no parece". Florentino: "Es una buena persona y un buen presidente. Lo que le hace falta es suerte, como a todos". Real Madrid: "¿Envidia? No. Tampoco creo que sus resultados estén siendo para tenerle envidia".

Y suena la campana. Cerezo ha soportado perfectamente el castigo y todos aplauden. Los chavales (ya los dueños del lugar) se llevan una merecida recompensa cuando les regalan los cuatro tomos de 100 años del Atlético de Madrid, la enciclopedia de AS escrita por Bernardo de Salazar. Durante el aperitivo posterior, Cerezo firma autógrafos sin perder la sonrisa ni la cerveza. Yo, que no frecuento sitios donde el vino no se mezcla con Coca-Cola y me impone la gente con sus iniciales bordadas en la camisa, me rindo a Cerezo. No sé si habrá cambiado el Atlético, pero es bonito creerlo.