Tras la noche de pitos vivida el miércoles, Mestalla volvió a abrir sus puertas ayer aunque por un motivo muy distinto. Con las gradas más tranquilas y vacías, Jorge López, por el que se han pagado 4 millones de euros, se vistió de corto y fue presentado como nuevo valencianista, convirtiéndose así en el tercer refuerzo tras las llegadas de Ricardo Oliveira y Canobbio.

En pleno terremoto social, la llegada del ex jugador del Villarreal ha pasado bastante desapercibida, aunque Jorge se mostraba muy ilusionado por haber resuelto su futuro de esta manera: "Ha sido una semana complicada para mí, pero gracias a Dios se ha solucionado bien. He firmado por un club grande y es todo un honor jugar aquí", dijo el riojano que reconoció que todo había ido muy deprisa: "Hace dos semanas no lo hubiera esperado, porque lo normal es que hubiera seguido en Villarreal. Pero el fútbol me ha dado la oportunidad de venir a un grande".

Con la polémica que rodea al Valencia en estos días, lo que menos ganas tenía de hacer el nuevo centrocampista blanquinegro es abrir otro frente con Fernando Roig, el presidente del Villarreal que le abrió las puertas para que se fuese: "Es un tema pasado y sólo tengo palabras de gratitud para el Villarreal que me dio una oportunidad. Le deseo lo mejor al club y a Fernando Roig, aunque nuestros caminos se hayan separado".

El director deportivo de la entidad, Jesús García Pitarch, quiso explicar que su último fichaje llevaba en la agenda del Valencia desde hacia tiempo y que, de hecho, ya preguntaron por él hace algo más de un mes antes de que surgiese el problema entre Jorge López y Fernando Roig.

Jaime Ortí no acudió por un problema personal

Aunque tras la reunión matinal en el club se había asegurado que Jaime Ortí estaría en la presentación de Jorge López por la tarde, el presidente no pudo asistir por un problema personal. Hay que recordar que su padre se encuentra enfermo y su madre tuvo que ser atendida por una crisis de ansiedad cuando vio la bronca que Mestalla le tributó a su hijo. Por ese motivo, Ortí no pudo ir y fue Pedro Cortés el que lo disculpó e hizo de maestro de ceremonias.