Bajas en USA

Ciclismo | Tour

Bajas en USA

Bajas en USA

JESÚS RUBIO

Hamilton y Leipheimer abandonan por causa de una caída en el último kilómetro que también afectó a Armstrong. Petacchi ganó al sprint.

Primera constatación: el ciclismo duele. No hay nada cómodo en el ciclismo. Empezando por las bicicletas, que son lo menos confortable que pueda imaginarse. El sillín, aerodinámicamente puntiagudo, amenaza una zona de alta sensibilidad. Ahora fabrican sillines prostáticos, con una cavidad central para el descanso de esta glándula. Lo harán por tranquilizar, pero consiguen el efecto contrario: no dejas de pensar en la próstata en toda la excursión. Por no hablar de los dientes de los platos, de la ropa embutida y de los pies presos en los pedales. Todo se te clava.

Pues bien, imaginen una caída en tales circunstancias. Imagínenla a 70 km/h, rodeado de corredores, contra el asfalto, sin más protección que un casco que saltará por los aires si el impacto es fuerte. Así ocurrió ayer. Cuando faltaban 500 metros para la meta, Quique Gutiérrez, del Kelme, hizo el afilador: rozó con su rueda delantera la trasera de un tal Mederic Clain. Bastó ese ligerísimo contacto para que Guti, también conocido como El Búfalo, se fuera al suelo como un ídem y desencadenara una montonera gigantesca en la que se vio envuelto, entre otros, el mismísimo Armstrong, cada día más mortal. Pero no fue el peor parado. Hamilton, su ex lugarteniente y ahora líder del CSC, se rompió una clavícula y abandonó horas después. Era uno de los aspirantes más serios. Fue segundo en el Giro 2002 y venía de ganar en Lieja y Romandía. Leipheimer, también estadounidense y candidato a acabar entre los diez primeros, siguió el mismo camino. Por tratarse del último kilómetro no corrió el reloj para los rezagados, algunos de los cuales, como Armstrong, llegaron con la bicicleta destrozada al hombro.

La primera etapa, además de recordarnos que el ciclismo puede matar y que por eso hablamos de héroes y no de moñas, fue el resumen de lo que suele ocurrir en la primera semana: escapada (Mengin, Flickinger y Beneteau), caída temible y sprint. Al final ganó Petacchi (seis victorias en el último Giro), que se impuso a los 25 afortunados que se libraron del derrumbe. Freire fue séptimo, aunque hay que reconocer que no llegó a asomarse al balcón. Con Freire pasa como con los niños pequeños: cuando les mira todo el mundo no cantan. Trinan de incógnito. Hoy no miraremos.

El australiano McGee sigue líder, pero hoy podría dejarse el maillot por el camino. Porque hay camino: 204 kms de terreno rompepiernas (y rompepróstatas). Nueva ocasión para que los sprinters ronden el amarillo, aunque ninguno de sus equipos parece decidido a controlar la carrera, si acaso el Fassa Bortolo, siempre temeroso de que cuando llegue la montaña entre en Fase Bartolo.

De entre los favoritos ayer sólo se dejaron ver Ullrich, por simple cuestión de volumen, y Moreau, que está que lo tira e hizo de lanzador de O’Grady. El resto reza a los caídos e imprime octavillas: "Armstrong es humano".