Un gol de oro para homenajear a Foe

Copa Confederaciones | Camerún 0 - Francia 1

Un gol de oro para homenajear a Foe

Un gol de oro para homenajear a Foe

afp 7 reuters / ap

Henry dio el triunfo a Francia ante Camerún con un tanto en la prórroga

El sentido homenaje de Francia y Camerún al recientemente fallecido Marc-Vivien Foe no pudo tener mejor epílogo. Y es que ambas selecciones, que disputaban la final de la siniestra Copa Confederaciones, decidieron el título gracias a un gol de oro. Ese va por tí, Marco.

En un partido en el que todos fuimos Foe, marcado por la deportividad y por la emotividad, tuvo que ser Thierry Henry el que decantase la balanza a favor de esta Francia experimental de Jacques Santini con ese gol, de oro, como el balón que se merece el fallecido jugador camerunés. Un gol de oro que dejó a Camerún con una pena más que llorar, pero que simbólicamente es el mejor recuerdo posible para Foe.

El partido, sinceramente, no fue nada del otro mundo. Otro más dentro de este torneo sin categoría que Blatter se ha empeñado en meter con calzador en un sobrecargado calendario. Camerún apostó por el contraataque como único arma para decantar el partido de su lado, y Francia, ¡ay, Francia!, demostró que sin Zidane, Vieira y Makelele pierde tanto capacidad defensiva como magia atacante.

Todo cambió cuando Sansón Etoo saltó al campo. El mallorquinista no sabe ni de cansancio, ni de calendarios, ni de nada que no sea desquiciar al más pintado con su descaro, fue el soplo de Mistral que necesitaba el partido para despertar del sopor.

Su irrupción en el campo provocó el terror en la zaga bleu, e incluso Santini tuvo que tirar de Thuram, ayer suplente como Mexes, para tratar de frenar el vendaval provocado por el mallorquinista, que por fin podrá relajarse junto al mar, se lo merece.

Pero no hubo fortuna, pese a que Etoo dispuso de un par de buenas ocasiones ante un ayer seguro Barthez. El partido se fue a la prórroga y, como si todo estuviese escrito en un guión, Henry marcó ese gol de oro, el que se merecía Marco.