Un bermellón de pro íntimo de Riera

Un bermellón de pro íntimo de Riera

Alas cuatro de la madrugada del 29 al 30 de abril de 1998, Francisco Javier Muñoz Llompart (5-9-1980) era un puntito más en medio de la masa de mallorquinistas que regresaban a la isla rotos, descorazonados después de ver a Stankovic estrellar un balón contra la valla publicitaria. Otra Copa perdida por el Mallorca, por Héctor Cúper. Xisco había viajado a Valencia con todo el equipo filial invitado por Bartomeu Beltrán. Aquel día lloraron Beltrán, Xisco y todos. "Acabé muy jodido. Nos dimos una paliza, salimos dos días antes y acabamos perdiendo. Se nos quedó cara de tontos, pero eso le suele pasar al más débil en el fútbol".

A Xisco aún le faltaba otro disgusto como mallorquinista: el de la final de la Recopa en el Villa Park ante el Lazio. Para entonces, tenía casi los dos pies en Mestalla. Cuando el Valencia vino a por él, decidió dejar atrás cinco años de disciplinada formación en el Mallorca. Allí empezó siendo recogepelotas en el foso del Luis Sitjar. Luego acabó midiendo su zurda con la de Luque en el filial que ascendió a Segunda División. Y es que en la isla hay overbooking de zurdos, sobretodo en Manacor.

Allí, en el territorio de los Nadal (Miguel Ángel, el superdotado futbolista, y Rafael, el sobrino tenista que estos días empieza a deslumbrar también en la hierba de Wimbledon), nacieron Xisco... y Albert Riera, el zocato de moda en la Liga. Riera y Xisco son uña y carne. Se conocen desde la infancia y salen de fiesta con la misma pandilla de amigos. De hecho, podrían estar jugando hoy en el mismo equipo (Alcaraz, ojo avizor, intentó fichar al internacional Sub-21 cuando nadie había escuchado hablar de él). Hablan casi cada semana por teléfono... "Estos días voy a hablar con él a ver si me cuenta tres o cuatro cosas. Voy a meterle un poquito de presión a ver si se vienen abajo...".

Nadie como Xisco sabe cómo ha sufrido Mallorca por las oportunidades perdidas y nadie mejor que él sabe lo que dolería allí que les hiciera un gol. Sobre todo si se atiende a al rumorología. Propiedad del Valencia, aseguran que Ortí podría utilizarlo como moneda de cambio en la operación Etoo. Pero a él, que ya lloró una vez en Valencia, sólo le interesa hacer feliz a Huelva.