El año pasado ya fue usted el volante más goleador de la Liga, en el Valladolid y jugando detrás del rabónico Tote.

Es que siempre he metido goles, desde muy niño los hacía. En Pucela llegué a los 15, una buena cifra. Pero no soy un goleador.

¡Menos mal!

No es lo mismo meter goles que ser un goleador. Ni soy Ronaldo ni lo pretendo. Es algo cultural, además: yo me fijo más en Zidane que en el brasileño. El francés juega por mi zona; puesto a fijarme, a él lo tengo más cerca.

Cuentan que un día, asolado por las lesiones y enfermedades, Víctor Fernández le dijo a usted: o sales tú de nueve o salgo yo.

Más o menos. Yo no hubiera jugado nunca arriba de no haberse lesionado tanta gente. Yo soy un interior que intenta rendir en el área, territorio de especialistas. Lo caro, lo que cuesta de encontrar es el que la empuja. Yo hago más cosas que ellos, pero ellos hacen una por la que se vuelven locos los técnicos, los presidentes, la gente...

¿Cuál es su goleador ideal?

No sabría decirle, yo me fijaba en los centrocampistas. Como Zidane, ninguno, ya le digo.

¿Siempre jugó de volante?

Cuando empecé me ponían por las bandas, hasta que un día me pusieron en el centro y ya no me moví.

Del Madrid se movió. ¿Rajamos?

Para nada. El Madrid tiene excedente de grandes jugadores y yo quiero jugar. El Betis me valora y yo estoy encantado. Quizá suceda que una serie de futbolistas hemos nacido en mal momento pensando en el Madrid. Ahí no se cabe.

Habría mucho que discutir, seguramente para nada, pero si Cambiasso y Flavio entre otros pueden estar en la plantilla y jugar asiduamente, usted, con la gorra.

Eso lo deciden los técnicos. El Madrid tiene una opción para repescarme; si creen que les valgo...

¿Lo dice un madridista?

Lo dice un bético; yo, ahora, soy bético.

¿Qué hay de verdad sobre el interés del Valencia en usted?

Que yo sepa, nada. Son las cosas de este tiempo, en que los clubes planifican su futuro y salen nombres, seguramente con una base pero nada más. Es posible que algún técnico del Valencia pueda pensar que yo les iría bien, y otros técnico pensará lo contrario. Yo no me quiero ir del Betis, tengo 23 años, seis de contrato y lo que le contaba: hasta el 30 de junio de 2004, el Madrid me puede recuperar pagando unos mil kilos. Ese es mi panorama y me gusta.

¿Por qué se ha ido abajo el Betis?

Lesiones, enfermedades... Todo eso nos llevó al desajuste de esta segunda vuelta.

Dicen que en el vestuario hay muy mal rollo.

¿Y eso?

Pues que va a haber limpieza, que se va a marchar mucho indiscutible y que por ahí empezaron los problemas. Que jugadores de toda la vida no colaboran y Víctor le ha dicho a don Manué que saque la escoba.

Yo vivo en el vestuario y no hay mal rollo. Se habla de todo eso que usted comenta, pero para nada influye en el trabajo diario. Es más: todos pensamos en que la UEFA es posible. La tenemos a un punto y quedan quince. Eso sí: nos cuesta ganar porque nos cuesta jugar bien. Incluso más que eso: antes ganábamos partidos poco brillantes en una acción individual y ahora no nos sale. Ni ese consuelo nos queda.

Me gusta eso de que nos cuesta ganar porque nos cuesta jugar bien.

Es que jugando bien ganas el 99 por ciento de las veces. El reto, el objetivo, es jugar bien. Eso es lo que deja el Madrid, más allá de los resultados: cuando juega bien da gusto verlo.

Un consuelo en estos momentos.

Pues probablemente. Yo sería un hincha feliz si supiera que mi equipo va a jugar bien casi siempre... y siempre lo va intentar. Lo que ocurre es que algunos también juegan bien e incluso te ganan.

La Real, por ejemplo.

Es el ejemplo palmario, en efecto. Juega un fútbol impresionante, entra pro las bandas, remata, es rapidísimo su fútbol, atrás defiende bien. El Depor quizá es menos brillante, pero ahí está y en una jugada de Valerón, pues eso, te quitas el sombrero.

Fíjese que en todos esos equipos, el delantero español apenas aparece. Abrirse camino entre Ronaldo, Makaay, Kovacevic, Nihat, es complicadísimo.

Tampoco es cosa de ahora. Nunca fue sencillo para un español hacerse un hueco en el ataque de los grandes equipos. Pero siempre hay un Morientes, uno que se abre camino. Viven con eso y se manejan bien. El gol es lo caro, ya le digo...

El gol es un don.

Lo es, pero también influye tu ambición personal, tu manera de entender el fútbol. Si piensas en ofensivo, seguro que tienes tres o cuatro llegadas por partido, opciones de gol claras. Eso es imprescindible para un jugador de equipo, que es lo que yo me considero. Sacrificio, meter el pie en defensa, ser solidario con el compañero, todo eso es necesario. Pero además hay que mirar arriba, porque generalmente se juega con un solo punta y si el de atrás mete goles es perfecto.

¿Cuál es su gol favorito?

El primero en Primera: se lo metí a Casillas, de penalti. En un Valladolid-Real Madrid. También uno que le marcó Arzu al Atlético, en Segunda, con el interior. Y el de Varela al Barça, ¡uff!

¿Usted es de Kluivert como yo?

Sin duda. Dicen que no mete goles y acaba cada temporada con veintitantos. Me sorprende que se le critique. Lleva cuatro goles menos que Ronaldo y el Barça no está en la mejor temporada de su vida, precisamente. Me lo llevaría al Betis ya, a hombros.

¿Y a la Selección, lo llevarán a usted?

Siempre te queda esa ilusión, quizá con el tiempo... Me veo con opciones, claro que sí.