Málaga galáctico

Copa de la UEFA | AEK 0 - Málaga 1

Málaga galáctico

Málaga galáctico

mariano pozo

El debut goleador de Manu clasifica al Málaga por primera vez para cuartos. Los de Peiró, simplemente perfectos.

El infierno griego es tal y como lo pintan. Nada de fábulas ni rumores exagerados. Hora y media antes de que comenzara el partido, el Nikos Goumas rugía. Cuando el speaker cantó la alineación el griterío era impresionante y desde el fondo donde se ubican los radicales helenos la portería se tiñó de humo amarillo y bengalas. Y vaya cómo se puso cuando empezó el partido. Era una explosión de sonido y colores. El ambiente era impresionante, pero los de Bajevic resultaron un mito en manos del Málaga galáctico de ayer. Ni los rezos ni las velas que encendió ayer por la mañana en una iglesia ortodoxa Tsartas, ni la presión de esos fanáticos que llenaban el estadio —el único hueco era para dar un espacio de seguridad a los 300 aficionados blanquiazules— pudieron amedrentarles.

El Málaga empezó atacando al fondo de los ultras. Contreras tuvo un poco de paz y todo el equipo una barbaridad de ambición. Desde el mismo inicio tomaron el control del partido. Como quería Peiró, el balón era suyo. Mientras, el escaso peligro griego llegaba por sus velocistas Borbokis, Nikolaidis y, sobre todo, Lakis. Pero las dotes técnicas de los griegos, a excepción de Tsartas claro, son equiparables al caos de tráfico que es Atenas. Aparte de la temprana lesión de Roteta, lo que dio a Bravo la oportunidad de debutar en Europa después de 14 años como malaguista, la mayor preocupación para el cuadro español era el árbitro y el preocupante estado del terreno de juego. Stiles, en su tercer partido internacional, no pitaba nada. Vamos, que dejaba jugar... Pero la teoría que expuso el día antes del partido Dely en AS, de que había que beneficiarse de la posible permisividad arbitral, surtió su efecto. Tras negar el colegiado británico la petición de tres posibles penaltis, el trencilla y su asistente no se dieron cuenta de que Hiotis sacaba un balón que había traspasado la línea de fondo. Musampa recuperó su rechace escorado en la banda izquierda, centró con fuerza y Manu fusiló el balón suelto en el área chica. Gol.

¿Reacción?

Tras el dominio abrumador de los malagueños, el AEK salió a lo loco en la reanudación, espoleados por la entrada de un incisivo Ivic. Pero no era el día para dar la más mínima concesión y el bloque blanquiazul —ayer con mayúsculas— no pudo realizar un encuentro más inteligente. Los minutos transcurrían y el sueño se hacía cada vez más tangible, aunque para los blanquiazules fue una realidad desde el primer minuto. El 0-2 siempre estuvo más cerca que un hipotético empate. En los instantes finales, el búlgaro Petkov lanzó alto un disparo desde la frontal, la única muestra del poderío ofensivo del conjunto de Bajevic ayer. Nadie en Grecia imaginaba ni por asomo que el AEK podía perder en su estadio en Europa, donde no caía derrotado desde hace más de dos años. Ni siquiera los apostantes. Ilusos, no conocían a este Euromálaga, empeñado en continuar la humilde estela del Alavés en el Viejo Continente. Cuando el partido tocaba a su fin, el árbitro seguía haciendo la guerra por su cuenta, pero el AEK nunca pudo ni de cerca con un Málaga invulnerable en Europa, que sigue haciendo historia y está en cuartos de final. La final de Sevilla está a dos pasos...

Gran apoyo en la grada

Nada más pitar el final, Peiró tenía claro a quiénes iba dirigido su primer agradecimiento: Los 500 hinchas que viajaron lo celebraron con él.