Cataclismo

Primera | Barcelona 2 - Valencia 4

Cataclismo

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fontcuberta / molina

Desastre total del Barça ante un Valencia con diez que apeló al espíritu del Piojo. Pañolada y gritos de "dimisión".

No estuvo Piojo López, pero sí su espíritu. Una vez más, y ya van tantas que cuesta seguir la cuenta, el Valencia le ha hecho un siete al traje que Louis van Gaal luce con arrogancia. Cuatro piojazos le cayeron anoche al Barcelona, dos de ellos cuando el rival ya jugaba con uno menos por la expulsión de Santiago Cañizares. Más de 50 minutos estuvo el Barça en superioridad, pero en ese lapso sólo fue capaz de rematar una vez contra Palop y de marcar un gol cuando ya de nada servía. Un gol, el de Kluivert, que incluso se celebró con pañolada y silbidos. De vergüenza, de dolor, de rabia y de impotencia. Y otra vez el grito: dimisión, dimisión.

Se hunde el Barça y se aferra a los puestos de arriba el Valencia. El abismo se abre entre ambos, porque no sólo vale mirar la tabla, sino también lo que uno fue capaz de hacer mientras tuvo a todos sobre el campo y lo que el otro se dejó hacer, en teórica igualdad de condiciones.

El partido arrancó glorioso para el Valencia, que a los 12 minutos recibió el primer regalo de la regalona defensa culé. Rochemback, colocado por Van Gaal/La Libreta como pareja de Xavi por delante de la zaga, le dio un conato de pase a Gabri, que se vio apurado por Baraja y la perdió. Aimar, que andaba atento, le robó la cartera a Rochemback y tocó de derecha, para que De Boer, que tampoco es un prodigio de velocidad, se estrellara contra el poste derecho al intentar despejar. Gol. 0-1 y primeros silbidos. Como en las noches en que el Piojo López picaba y escocía, el Camp Nou comenzó a calentarse incluso antes de lo previsto.

El Barça siguió sin encontrar la llave del partido. A los 25’, la defensa indefendible puso sobre el mostrador su segunda rebaja de invierno: Aimar lanzó un córner y Carew, ante la mirada de Cocu (ayer lateral izquierdo, mañana quién sabe), cabeceó. 0-2. Replay: gol, silbidos más pañolada.

Parecía una condena a muerte de cien años y un día; o sea, que si no te has hecho a la idea de los años, ahí tienes el día añadido para saber lo que se te viene encima, Flanagan.

Pero el fútbol, que es generoso (Menotti dixit), le echó un capote al triste Barça de Van Gaal. Con Riquelme en el campo y Rochemback en el vestuario (de donde anoche nunca debió salir), el Flaco Pellegrino dio un mal pase cuando la defensa del Valencia estaba muy abierta. Recogió Xavi, vio que Motta se mostraba y se la dio. El brasileño encaró, recortó a Garrido y marcó.

El 1-2 le daba tibias esperanzas al Barça, pero su suerte mejoró poco después. Otro error de Pellegrino, que rompió el offside de Kluivert, dejó solo al holandés ante Cañizares; hábil, ante la inminencia del gol, el portero salió al derribo: roja directa, mal día para dejar de fumar, Cañete.

El segundo tiempo desnudó la impotencia del Barça. Con todos los buenos (Mendieta, Saviola, Riquelme, Iniesta...) Van Gaal logró un parcial de 1-2, con goles de Fabio Aurelio, Rufete y Kluivert. O sea, que si aun con los mejores pierde, este equipo no tiene arreglo.

Benítez movió el banquillo para racanear. Quitó a Aimar por De los Santos y restó. Quitó a Vicente por Carboni y restó. Pero estaba Carew, gigante en físico y en fútbol, en entrega y en potencia. Sólo faltó el Piojo, aunque estuvo su espíritu.

Cayó otra bengala al campo

Tras el gol de Motta, a los 38’, una bengala encendida cayó detrás de la portería que da sobre el fondo Norte. Fue retirada de inmediato.