Recientemente fue usted elegido como una de las diez personas más influyentes del fútbol estadounidense. ¿No es demasiada importancia para un periodista?

Bueno, me temo que tiene más que ver con la antigüedad que con otra cosa. Llevo narrando todos los Mundiales y Juegos Olímpicos en Estados Unidos desde Italia 90, primero para Univisión, y luego para Telemundo (canal en castellano para todo EE UU) y NBC. Me han cogido cariño.

Usted es argentino nacionalizado estadounidense. ¿Le influyen sus orígenes a la hora de narrar?

Mucho. Grito muy a la suramericana y eso me ha hecho ganar mucho reconocimiento. Intento llevar a EE UU la pasión por el fútbol.

Pues no parece que esté lográndolo. La Liga estadounidense (MLS) es cada vez más deficitaria.

Es cierto. La MLS va a contramano del resto del mundo, con unos presupuestos muy limitados. La suma de los sueldos de una plantilla de 20 jugadores no puede superar los 1.400.000 euros.

Sin embargo, el Mundial de EE UU 94 fue un éxito y usted ganó un Emmy por su trabajo en aquel torneo.

Sí, por mi aportación individual al fútbol. Fue un gran honor. Y la competición fue muy seguida. Los estadounidenses se apuntan a cualquier espectáculo, pero no se aprovechó el empuje del Mundial.

Entonces, ¿el fútbol está abocado al fracaso en EE UU?

Para nada. En EE UU hay 40 millones de hispanoparlantes que aseguran el arraigo del fútbol. De hecho, las tres mayores audiencias de la historia de Telemundo se lograron con otros tantos partidos de la selección de México.