El Celta dejó encarrilada de eliminatoria ante el Viking, al que ayer no le salieron las cosas. La actitud defensiva de los noruegos hizo que los de Lotina se encontrasen, una y otra vez, con un muro al que, una vez caída la primera piedra, resultó más sencillo hacer daño.

Mucho se había hablado las últimas dos semanas de la falta de gol de los célticos, que ayer mostraron su mejor cara. Varias pueden ser las razones del cambio: la entrada de José Ignacio, el regreso de Catanha, que el Viking renunciase a tener el balón o que el rival fuese el cuarto clasificado de la Liga noruega. Pero ¡menudo autobús! Pocas veces se han visto en Balaídos cerrojos como el de ayer. Sin embargo, esta vez los célticos encontraron huecos donde no los había, José Ignacio y Jandro se entendieron a la perfección, Edu, Jesuli y los laterales llegaron hasta la línea de fondo y, mientras tanto, Catanha se divertía. Porque por fin podía hacer de nuevo lo que le gusta: correr, luchar, presionar, marear al rival... En una palabra: hacer su juego. Por sus pies pasaron los dos goles de la primera mitad. Para que luego digan...

Los planes de Lennartsson, al garete. Con el autobús, 2-0. Entonces se vio un Viking diferente. Pero ya era demasiado tarde. Benni entró por Catanha y tan sólo necesitó diez minutos para marcar el 3-0 (golazo) definitivo del partido.