Hay grandes diferencias entre ser fogoso, atrevido y valiente encima de la moto, como lo es Toni Elías, y ser marrullero utilizando artimañas que pueden llevar al adversario al suelo. De esto último hizo gala en la prueba de 125cc Youichi Ui para hacer labor de equipo en favor de Manuel Poggiali. O fue así o, como vino a decir más tarde Elías, al japonés le entró un ataque de tontería. Y eso no fue todo, porque cuando parecía que el español iba a tener un final de carrera tranquilo, con el tercero asegurado y sin opciones de ir a más, de postre llegó la guerra con Sanna. El resultado: Poggiali, Ui, Elías y Sanna. El manresano mantiene el liderato ahora con 13 puntos de ventaja.
Elías salió desde la segunda fila hacia la primera posición y volvió a ser él quien hizo la selección de cabeza. Le siguieron desde el principio con los que luego copó las cuatro primeras posiciones, más un sensacional Rodri, hasta que se cayó en la quinta vuelta, y Dani Pedrosa. El benjamín del Mundial (15 años) perdió el tren con los de delante precisamente cuando Rodri se fue al suelo. "No le he atropellado de milagro", relató tras conseguir su mejor clasificación mundialista (quinto).
De ese grupo, el primero en perder rueda fue Sanna, quedando todo el pastel a repartir entre Poggiali, Ui y Elías. En la vuelta 15 comenzaron los hachazos entre ellos y una después el de San Marino cortó gas para que el japonés no perdiera comba y pudiera hacerle la pascua al nuestro. Quizá sea muy atrevido decir que Ui intentó tirarle, pero lo que no es normal es que en un mismo giro le adelantase fuera de la trazada buena tres veces, obstaculizándole con su moto.
Poco después Elías empeoraba sus tiempos por el desgaste de los neumáticos y su amigo Sanna (con el que ya se las tuvo tiesas en Sachsenring y Brno) le alcanzó para reeditar otra última vuelta de infarto en lucha por la tercera plaza del cajón. Se pasaron y repasaron cuatro veces con victoria final en su duelo para Elías. Toni aseguró que se tocaron en más de una ocasión porque así lo quiso el italiano, que se tiraba contra él incluso en la recta. En cambio, para Sanna la historia fue al revés: "Quien está enfadado soy yo y deberá tener cuidado conmigo en Valencia".
