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OLIMPISMO

El escándalo de sobornos en Río 2016, otra sombra que perjudicó la elección olímpica de Madrid

El expresidente del Comité Olímpico de Brasil (COB) Carlos Arthur Nuzman, condenado a casi 31 años por sobornos al COI para comprar votos contra la ciudad española.

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El escándalo de sobornos en Río 2016, otra sombra que perjudicó la elección olímpica de Madrid
MAURO PIMENTELAFP

La mayor condena por corrupción en el deporte ha salpicado de lleno al movimiento olímpico. El caso de la elección de Río como sede de los Juegos de 2016 ha vuelto a reabrir la herida de las sombras que acompañan los procesos de selección de las sedes olímpicas. Todo después de que este viernes el juez Marcelo Bretas, titular del 7º Juzgado Penal Federal de Río de Janeiro, condenara a Carlos Arthur Nuzman, expresidente del Comité Olímpico Brasileño, a 30 años y 11 meses por corrupción, organización delictiva, blanqueo de capitales y evasión fiscal en un caso de compra de votos para que Río de Janeiro albergara la cita olímpica de 2016.

Desde el COI se asegura que desde que se abrió el proceso han colaborado en todo con las autoridades sobre aquella elección celebrada en 2009 en Copenhague que llevó a Río a ser la primera sede sudamericana de unos Juegos Olímpicos. En aquel proceso pugnó con Chicago, Tokio y Madrid, candidatura a la que se impuso en la final (66 a 32).

La justicia brasileña ha considerado como probada una red de sobornos en la que Nuzman, un exjugador olímpico de voleibol de 79 años, fue el cerebro y en el que también intervinieron el exgobernador de la ciudad brasileña Sérgio Cabral, en prisión desde 2016, y el exdirector del proyecto Rio16, Leonardo Gryner, ambos acusados de participar en la entrega de dinero al expresidente de la Federación Internacional de Atletismo, el senegalés Lamine Diack y a su hijo, a cambio de votos de miembros africanos. Aquellos sobornos se habrían llevado a cabo días antes de la elección, y aunque Nuzman siempre ha proclamado su inocencia, Cabral sí admitió los pagos, unos dos millones de dólares que habrían ido para conseguir asegurar nueve votos que pudieron resultar claves para que Río avanzase en la elección. El empresario Arthur Soares aparece como el que abonó ese dinero a cambio de beneficios en contratos.

Nuzman, arrestado en 2017 por este caso en el que han colaborado las autoridades de varios países, no ingresará en prisión hasta que acabe el periodo de apelación. Su abogado confía en que la condena acabe siendo revocada.

Madrid y las sombras que le perjudicaron

El sueño olímpico de Madrid, aunque hubo algún intento anterior, ha estado muy presente en el siglo XXI. La capital española se presentó a la elección para albergar los Juegos Olímpicos de 2012, 2016 y 2020, pero en ninguna de las tres ocasiones resultó elegida en procesos que no estuvieron exentos de polémicas, frustraciones o casos rocambolescos.

El primer intento de este nuevo siglo se fraguó aún con Álvarez Manzano en la alcaldía y se presentó a la elección para sede olímpica de los Juegos de 2012 que se llevó a cabo en Singapur en 2005. Londres acabó llevándose los Juegos en pugna con París, mientras Madrid cayó en la tercera ronda. Entonces la BBC publicó unas declaraciones de un miembro del COI que explicaban que había sido un error del griego Lambis Nikolaou al votar el que hizo que Madrid no pasara el corte frente a París (33-31). Algo que luego desmintió Nikolau, que aseguró que había decidido no votar en esa ronda.

En la elección de 2016, celebrada en 2009 en Copenhague, y con una candidatura en la que se creía haber potenciado los aciertos y solucionado los errores, sí se llegó a la ronda final, aunque no hubo opción ante una Río de Janeiro ahora salpicada por el escándalo.

La última vez correspondió a los Juegos de 2020. El proyecto se presentó en 2013 en Buenos Aires apostando por la austeridad y la ventaja de contar con sedes construidas, entre otras virtudes, algo que el COI posteriormente ha parecido querer llevar como bandera. Sin embargo, en la elección se decantaron por Tokio, una candidatura que ya antes de la pandemia acabó reconociendo altísimos sobrecostes para hacer posible su celebración.