Tres claves del Mallorca de Javier Aguirre que visita el Bernabéu

El candado de Aguirre. Desde su llegada a la isla a nueve partidos del final de la pasada temporada, el técnico mexicano tomó una decisión fundamental: atrincherar al equipo en defensa para parar la sangría de goles en contra y salvar la categoría como así fue y también para iniciar la presente pues no en vano aún no ha encajado gol de jugada pues los tres goles recibidos han sido de penalti, como también el único en pretemporada ante el Nápoles. Su guardia pretoriana de tres centrales la forman Valjent, Raíllo y Copete, flanqueados por Maffeo y Jaume Costa en los laterales. Esta solidez defensiva es la que sostiene al equipo que, además, cuenta con un portero de garantías como es el serbio Rajkovic. Aguirre ha construido el edificio por los cimientos y a partir de ahí el objetivo es ir creciendo hacia arriba planta por planta.

Un Mallorca de cartera y cantera. No suele ser habitual que el Mallorca haga uso de la chequera en los mercados de fichajes pero este verano ha sido la excepción. Muriqi (7′5 millones), Rajkovic (2′5), Maffeo (3′5) y Kadewere (0′4) son el ejemplo. Casi 14 millones de euros ha desembolsado este Mallorca que ha completado sus incorporaciones con Battaglia, Grenier, Copete y Nastasic a coste cero. Por otra parte, la cantera ocupa su espacio pues Leo Román, Pere Joan, Gayá y Javi Llabrés son habituales en las convocatorias y Miquel Llabrés ya se ha estrenado en una lista. Todos ellos, unidos a Antonio Sánchez y Abdón hace que en el último partido hubiera hasta siete jugadores baleares en la lista, algo del todo inédito.

Proyecto. El crecimiento de un nuevo Mallorca une en paralelo el deportivo y el estructural como club. El Mallorca se está gestando en la medida que puede una entidad modesta resurgiendo de las catacumbas pues hay que recordar qué llegó a caer hasta la Segunda B tras cuatro años ya en Segunda. Regresó a Primera en dos años y volvió a caer para convertirse en equipo ascensor con siete años sin repetir categoría. Ahora, tras la última permanencia, la propiedad estadounidense, que insiste en afirmar que llegaron para quedarse, pretende echar raíces y reverdecer laureles. A los esfuerzos acometidos en reforzar la plantilla, se une la remodelación del estadio y la modernización de la ciudad deportiva. Equipo y club van en paralelo camino de instalarse en la zona noble de la máxima categoría.