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SELECCIÓN

Así es Albert Luque: cambió la natación por el fútbol, canterano del Barça, su ídolo es madridista...

El nuevo director deportivo de la Selección destaca por su carácter amable. Fue plata olímpica en Sidney 2000 y uno de los mejores delanteros españoles.

Actualizado a
11/09/09 MALAGA ENTREVISTA ALBERT LUQUE
PACO RODRIGUEZDIARIO AS

Albert Luque cierra el círculo dos décadas después. El 12 de junio de 2002 debutó con la Selección Española contra Sudáfrica en un partido del Mundial de Corea Japón y 20 años más tarde se convierte en el ‘jefe’ de la Selección. El exdelantero ocupaba hasta ahora un cargo de máxima confianza del presidente Luis Rubiales y ha sido una pieza clave en muchos de los objetivos alcanzados por la RFEF. Ahora da un paso al frente y estará en la primera línea de actuación.

Como futbolista alcanzó el punto álgido de su carrera en el Deportivo, club al que llegó en 2002 procedente del Mallorca. Todavía resuena entre las gradas de Riazor su gol al Milan de Carlo Ancelotti en la histórica remontada del 7 de abril del 2004. En 2005 cambió A Coruña por Newcastle por algo más de 15 millones euros, en lo que por aquel entonces resultó ser uno de los mayores traspasos del fútbol español. Málaga y Ajax fueron los otros dos clubes que pudieron disfrutar de un extremo izquierdo veloz y de potente disparo. Sus goles y su carácter amable y atento le han granjeado el cariño de las aficiones de todos los clubes que ha defendido.

Albert Luque también formó parte de la Selección olímpica que se alzó con la plata en los Juegos Olímpicos de Sidney tras caer en la tanda de penaltis de la final ante la Camerún de su “hermano” Samuel Eto’o. A pesar de haberse formado en la cantera del Barcelona, su ídolo de la infancia era el exmadridista Hugo Sánchez. De hecho, en honor a él le puso su nombre a uno de sus hijos.

La persona clave en su carrera ha sido su padre, Rafael Luque, que supo ver y potenciar las virtudes de su hijo. Y es que la primera afición del nuevo director deportivo de la Selección Española era la natación, deporte que practicaba de niño con suma destreza. Su sueño era ser nadador, pero su padre le convenció para aparcar la natación y apostar por el balompié. Rafael desarrolló y pulió sus cualidades como futbolista. Y el resultado de esos entrenamientos entre padre e hijo derivó en uno de los mejores delanteros españoles de principios del siglo XXI. Quienes mejor le conocen le consideran una persona con estrella. Precisamente, lo que tratará de sumar al escudo de la Selección durante su jefatura.