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BARCELONA - SEVILLA

Desembarco argentino

Sampaoli cuenta con todos sus compatriotas salvo Papu Gómez para el complicado encuentro ante el Barcelona. Es una noche en la que tiene que superar una dura reválida.

Actualizado a
10/10/22 SEVILLA FC VIAJE SALIDA AEROPUERTO 
ACUÑA
TONI RODRÍGUEZDiarioAS

El Sevilla desembarca en Barcelona con la práctica totalidad de la tropa de argentinos de su plantilla. Capitaneados por Jorge Sampaoli, a excepción de Papu Gómez por problemas en el tobillo, acuden al Camp Nou los ganadores del Mundial Montiel y Acuña, que ocuparán los laterales, además de Ocampos y Lamela. Paradójicamente, en el Barcelona este año no hay ningún oriundo del país campeón del Mundo tras haber tenido en sus filas toda la vida a la mayor pesadilla de los de Nervión: Lionel Messi.

Será la segunda visita de Sampaoli al estadio blaugrana, donde en su estreno hubo ciertos gestos hacia el propio Messi que no gustaron en el Sevilla. El contexto era el de un equipo que iniciaba su caída en la segunda vuelta tras el varapalo de haber caído en los octavos de la Champions ante el Leicester en una eliminatoria que se consideraba propicia. Para colmo, a ello se le añadía que desde Argentina ya se situaba a Sampaoli como principal candidato al banquillo de la Albiceleste, lo que no hacía más que añadir leña al fuego.

Aquella noche, como en la mayoría de los últimos 20 años, el Sevilla perdió en el Camp Nou. El resultado fue de 3-0 pero lo paradójico es que el Barcelona realizó más faltas y fue castigado con más amarillas que el equipo de Sampaoli, al que se le presuponía que al menos daría algo de guerra como había estado haciendo en la primera fase de la temporada. La gota que colmó el vaso fueron las imágenes que se pudieron ver en el túnel de vestuarios antes del comienzo de la segunda parte. Sampaoli y Juanma Lillo, su segundo por aquel entonces, bromeaban y repartían besos con Messi y Mascherano. Una simple anécdota que no habría pasado a mayores si no fuera por el mal partido que realizó el Sevilla y el contexto que rodeaba al club y al técnico de Casilda por aquel entonces. Hubo más besos que faltas, algo que no se puede repetir esta noche de ningún modo.