Atlético de Madrid

Correa, una operación de rodilla...: todos los vínculos del papa Francisco I con el Atleti

El sumo pontífice, que hoy recibirá sepultura en una sencilla tumba de la Basílica Santa María la Mayor, tuvo lazos también con Ángel Correa y Simeone.

Ángel Correa en 2011, al recibir la bendición del papa Francisco I, entonces aún Cardenal Jorge Mario Bergoglio.
Patricia Cazón
Patricia Cazón Trapote nació en Zotes del Páramo, León, en 1980. Licenciada en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca y Master de El País trabajó en El Diario de León y El País Semanal antes de llegar a AS en 2004. Cronista del Atlético desde 2016, es autora de cuatro libros y tertuliana en El Golazo de Gol y Estudio Estadio.
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La historia del papa Francisco I siempre estará vinculada al Atlético de Madrid. El sumo pontífice que falleció el pasado lunes 21 de abril será enterrado este sábado en la Basílica Santa María la Mayor. El mundo llora la ausencia de un hombre bueno, ejemplo de humildad y sencillez, y el equipo rojiblanco también, con dos de sus miembros con vínculos especiales. Uno es Ángel Correa, otro su entrenador, Diego Pablo Simeone, y el tercero un mítico, José María Villalón.

Correa, una operación de rodilla...: todos los vínculos del papa Francisco I con el Atleti
Ángel Correa con el papa Francisco, entonces Cardenal Jorge Mario Bergoglio en 2011, cuando recibió su bendición junto a otros chicos de la cantera de San Lorenzo de Almagro.

En el caso del primero el lazo viene desde la misma argentina, de donde Jorge Mario Bergoglio era natural (había nacido en Buenos Aires en 1936). Fue en el año 2009. Como Cardenal, el papa le dio dio la Confirmación a uno de los miembros de la plantilla del Cholo: Ángel Correa. Les unían los colores del fútbol. El sumo pontífice era hincha de San Lorenzo de Almagro, el equipo en cuya cantera jugó el rojiblanco. “Justo estaba en las inferiores de San Lorenzo. Iban a inaugurar una capillita por allí. Una Iglesita chiquita. Entonces llegó Francisco y comulgué con él. A los dos años, resultó que fue elegido Papa. Pero sí, tomé la Comunión con Francisco junto a otros compañeros”, confesaba el delantero argentino. “Yo tenía 14 años, vivía en la pensión, estaba encerrado ahí todo el día, y vinieron a preguntarme a mí y a los demás chicos si queríamos confirmarnos, y aproveché la posibilidad. Al tiempo me enteré de que el tipo que me había confirmado era el Papa; no lo podía creer. Parece que le di un poquito de suerte, ¿no?”, añadiría también Correa. Pero este no fue el único vínculo entre ellos.

La vida siguió. Bergoglio se convirtió en Papa, y en Francisco I, en 2013 y dos años más tarde le pidió a ese joven jugador al que había confirmado una vez en Argentina, Ángel Correa, a una audiencia privada en el Vaticano. Hacía un año que el futbolista había fichado por el Atlético y, en el reconocimiento, los médicos detectado un tumor benigno en su corazón que se debió operar y le mantuvo un año sin partidos oficiales. El Papa quiso trasladarle su admiración por tal historia de superación. “Soy muy creyente y le fui a agradecer a la Virgen porque sigo con vida. Ya di las gracias en San Nicolás, ahora me toca hacerlo en el Vaticano”, comentaba el propio jugador que, ese mismo año, a pesar de no jugar en su club levantaba el trofeo del Sudamericano Sub-20 con su país. El mismo que el de Bergoglio. Un año después, sería su entrenador, Diego Pablo Simeone, quien tendría trato directo con él. Y es que en 2014, el pontífice le invitó a participar en el primer partido Interreligioso por la Paz que impulsaba. Un partido que se jugó en el Olímpico de Roma y al que Simeone, claro, no faltó. Como tampoco otro rojiblanco en la historia de este Papa. El doctor José María Villalón, con una presencia puntual pero muy importante en su vida.

El tratamiento de rodilla con Villalón

Y es que, en noviembre de 2022, el galeno, especialista en cirugía ortopédica y traumatología, viajó al Vaticano para tratar la lesión de rodilla del papa Francisco, que sufría un “proceso artrítico que le está afectando varias articulaciones”. Villalón recibió una llamada desde la Conferencia Episcopal y la Nunciatura del Vaticano en España en la que le pidieron a un grupo de especialistas que se desplazaran a Roma para “mejorar la movilidad y detener el proceso artrítico” de la articulación. Un “paso en falso”, como después reconocería el papa, le había provocado una pequeña fractura y los ligamentos se le estaban inflamando. Y no solo eso.

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A veces se empieza por una articulación con artrosis y otras articulares se deterioran porque se cargan más de la cuenta. Y está buscándose que eso no avance y que la cosa vaya a mejor”, explicaría después Villalón a la Cope donde describiría al sumo pontífice como alguien con una “gran personalidad”. “Está muy bien, muy lúcido psicológicamente, es un hombre muy grato, afable simpático y le gusta el fútbol”, le describía aunque como paciente fuese “muy tozudo”. “Hay propuestas quirúrgicas que no quiere. Hay que ofrecerle tratamientos más conservadores para que esté de acuerdo”, detalló entonces el jefe de los servicios médicos rojiblancos.

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