El juicio a Rubiales por su beso a Jenni Hermoso, visto para sentencia
El juicio por el beso a Jenni Hermoso concluye tras dos semanas en los que se ha analizado el hecho desde todos los prismas con un gran interés mediático.


“Aunque parezca mentira, hemos acabado”. Con esta sincera reflexión, el juez Fernández-Prieto dio por acabado el juicio por el beso a Jennifer Hermoso, que ha sentado, en las últimas dos semanas, a Luis Rubiales, Jorge Vilda, Albert Luque y Rubén Rivera en el banquillo de los acusados. Al expresidente de la RFEF, por el beso que presuntamente pudo suponer una agresión sexual y coacciones que le exponen a una pena en total de dos años y medio. A los otros tres extrabajadores de la Federación se les pide un año y medio, solo por coacciones. Un proceso con un enorme interés mediático y en el que ninguno de los cuatro investigados quiso hacer uso de su derecho a última palabra.
Una causa en la que han confluido dos vertientes: el juicio social y el penal. El proceso arrancó el 3 de febrero con el testimonio de la víctima. Jennifer Hermoso fue relatando cómo vivió aquel hecho que para ella supuso manchar uno de los días más felices de su vida: “Tocaba saludar a las autoridades. Lo hice con la reina, también a su hija. Llegué a Rubiales. Nos abrazamos. Me dijo: ‘La que hemos liado’. También que habíamos ganado gracias a mí. Puso manos en mis orejas y me besó. Pegó un brinco sobre mi cuerpo. No me dijo si me podía dar un piquito. No escuché nada y no pude reaccionar. No hubiese accedido nunca. Nunca antes me había dado un beso así”. Una versión que luego ha ido siendo respaldada por Fiscalía y acusaciones, particular y popular, en los informes finales. Poniendo gran énfasis en la falta de consentimiento de la jugadora. “No hubo pregunta, no hubo respuesta, no hubo consentimiento”, aseguró Marta Durántez, fiscal del proceso.
Desde la defensa, ese factor clave se ha puesto en duda. Se usó una pericial que levantó gran polémica de lectura de labios, en la que se aseguraba que Rubiales sí preguntó a la futbolista. “¿Te puedo dar un besito?”, se afirmó en ese testimonio de un proceso en el que la defensa intentó borrar la palabra ‘piquito’ por no corresponderse con su versión. Olga Tubau, afamada abogada del expresidente de la RFEF, también ha cuestionado los testimonios que han ido pasando por el juzgado de la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares. “El ‘yo sí te creo’ no se puede aplicar en los tribunales”, defendió en su informe final. También quiso explicar que el acto del expresidente fue reprobable, pero quizá no constitutivo de delito: “Hay que diferenciar el pecado del delito penal”.

Pero las acusaciones también han argumentado que la posición de poder de Luis Rubiales en los días que se produjeron los hechos es muy reseñable. Tanto acusación como defensa han querido poner contexto con testimonios de jugadoras (Alexia, Paredes, Codina, Misa...), allegados (el hermano de Hermoso) y un buen número de trabajadores y exempleados de la RFEF. Especialmente sonado fue el testimonio del seleccionador Luis de la Fuente, quien llegó a ser acusado por la Fiscalía de “falso testimonio”. No pasará a ser investigado y, en el día final del juicio, se llegó a reprochar a la acusación que fuera señalado por contradicciones, ya que desde la defensa se explicó que no las hubo.
Declaraciones en las que, siendo un juicio público, ha tenido especial relevancia mediática el papel del experimentado juez Fernández-Prieto. Su actitud protectora a la vícitima Jennifer Hermoso, se tornó en una mucho más vigilante en el resto de testimonios. Reprochó su “chulería” al testigo García Cuervo, responsable de comunicación de la RFEF durante los hechos; reprendió al seleccionador De la Fuente por no querer responder a una pregunta, cortó cada turno de palabra cuando pensó que no era relevante... “No suelte el rollo preparado”, llegó a advertir al acusado Rubén Rivera. También a acusación y defensa cada vez que entendió que las preguntas eran impertinentes. Una actitud que se entendió como la voluntad de acortar el proceso lo máximo posible... a la vez que le supuso mucha atención también de los medios de comunicación.
Coacciones
La otra vertiente del juicio, y la única que afectaba a los cuatro acusados, fue la de coacciones. Los intentos de parar la bola mediática generada por aquel beso también se ha analizado hasta el último detalle. Las conversaciones de Rubiales con Hermoso en el vestuario, en el avión... El intento de Jorge Vilda de hablar con el hermano para que la futbolista hiciera alguna comunicación. Los mensajes de Albert Luque, entonces director deportivo de la Selección, ya en la celebración de las jugadoras en Ibiza o la insistencia de Rubén Rivera, responsable de marketing, también se han tratado con detenimiento. Desde las acusaciones, se entendieron como un entramado para intentar salvar el pellejo del expresidente y una forma de coaccionar a la víctima, ya fuera de manera directa o indirecta. Para sus abogados, que ellos estén acusados y exponiéndose a penas de un año y medio de cárcel “es un disparate”.
Ahora, todo queda visto para sentencia, que llegará en el momento en el que el juez llegue a un dictamen. Fuentes conocedoras del caso apuntan a que en un breve periodo de tiempo, aunque eso solo lo decidirá el juez. El encargado ahora de determinar si Luis Rubiales agredió sexualmente y coaccionó a Jenni Hermoso. También si Jorge Vilda, Albert Luque y Rubén Rivera presionaron a la jugadora hasta el punto de cometer un delito. Una sentencia que, pase lo que pase y atendiendo al número de medios acreditados para el proceso, llegados de todas las partes del mundo, tendrá repercusión mundial.
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