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TRAGEDIA EN INDONESIA

Un equipo indonesio involucrado en la estampida pide rebajar la rivalidad

El Persebaya Surabaya, el eterno rival del Arema y adversario en la catástrofe del pasado sábado, plantea terminar con las hostilidades entre aficiones y evitar futuros conflictos.

EFE
Actualizado a
Un equipo indonesio involucrado en la estampida pide rebajar la rivalidad
MADE NAGIEFE

El club de fútbol indonesio Persebaya Surabaya, el conjunto visitante en el partido que se produjo una estampida con al menos 131 muertos, se comprometió este miércoles a trabajar en rebajar la violenta rivalidad con el club Arema, en cuyo estadio tuvo lugar la noche del sábado la tragedia.

Ambos conjuntos mantienen una histórica pugna vecinal -Surabaya, donde juega el Persebaya, y la ciudad de Malang, de donde es el Arema, se separan por menos de 100 kilómetros- y cuyas hinchadas han protagonizado fuertes altercados anteriormente.

“Nuestra intención es terminar todas las hostilidades y comenzar una nueva relación”, apunta el equipo indonesio en una serie de mensajes publicados en su perfil oficial de Twitter.

Los representantes de Persebaya, que ya había expresado sus condolencias por las muertes, señalaron que han acordado con el presidente del Arema mantener “reuniones” entre los aficionados de ambos clubes para “concretar las acciones” que den forma al cese de la violenta rivalidad.

“Esperamos que todas estas buenas intenciones por ambos lados sean entendidas y apreciadas (...) Después de todo, nuestra rivalidad dura solo los 90 minutos sobre el terreno de juego. Antes y después, todos somos hermanos”, apunta el Persebaya.

El encuentro del sábado fue catalogado por las autoridades como de “alto riesgo” y por ello no pudieron acudir al estadio los aficionados del Persebaya.

Miles de seguidores del Arema invadieron el terreno de juego del estadio Kanjuruhan, en Malang, tras el final del partido que terminó en la derrota 2-3 ante los visitantes.

Los seguidores se enfrentaron a la Policía, que respondió con violencia y disparó a las gradas botes de gas lacrimógeno que provocó la huida en masa de los aficionados hacia las puertas del recinto deportivo.

Muchas de las salidas se encontraban bloqueadas lo que provocó tumultos y la muerte por asfixia, traumas o pisoteados de la mayoría de las víctimas, según fuentes hospitalarias y testigos.

Según las cifras oficiales, al menos 131 personas, entre ellos 33 menores, perdieron la vida y más de 460 resultaron heridas, decenas de ellas de gravedad.

Las autoridades han abierto una serie de investigaciones para determinar qué sucedió y las posibles responsabilidades en la tragedia, la más grave en la historia del fútbol del país y una de las más mortales de ese deporte en el mundo.