Entrenamientos a las 9 o 10 de la mañana y el resto del día encerrados en interior y con aire acondicionado puesto. Así pasan los días los jugadores del Chelsea en su concentración en Filadelfia, donde, en las últimas horas, las autoridades locales han decretado la emergencia sanitaria a causa de las altas temperaturas.

Ayer se jugó en el Lincoln Finacial Field, el estadio de la ciudad, el Juventus-Wydad con 32 grados de temperatura. Esta tendencia va a ir a más y mañana, día en el que el Chelsea juega ante el Espérance en el mismo recinto, se espera que se llegue a los 39. Les salva a los blues que su partido es en el último turno y dará comienzo a las 21:00 horas locales. En cualquier caso, a la hora del arranque del encuentro está prevista una temperatura de 33 grados.

Enzo Maresca, técnico del Chelsea, ya alzó la voz después del encuentro ante Flamengo por el fuerte calor al que habían tenido que hacer frente: “No es fácil jugar así debido a la temperatura. Vamos a tener que rotar a todos los jugadores. Por desgracia para nosotros, los equipos brasileños están más acostumbrados a jugar con este tipo de temperatura, pero no importa, intentaremos hacerlo lo mejor posible en el torneo”.

Entre las advertencias de las autoridades locales de Filadelfia está “evitar, en la medida de lo posible, trabajar o jugar bajo el sol o en otras áreas calientes”. No afectará esto al partido en sí porque ya habrá anochecido, pero el bochorno que se pueden encontrar los jugadores del Chelsea les hará vivir un partido muy ingrato.

El conjunto blue necesita asegurar su clasificación para octavos con una victoria o un empate ante el Espérance de Túnez, pero una derrota le dejaría fuera de la competición a las primeras de cambio. Sería un varapalo enorme para el Chelsea.

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